¡DE AHÍ VENGO!

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Por Ramón Durón Ruíz (†)

Khalil Gibran con la congruencia propia de un hombre sabio afirmó: “Y DIOS dijo: ‘Ama a tu enemigo’… y me ame a mí mismo”

Cuantas veces el más grande enemigo de nosotros, somos nosotros mismos, que desde que nos levantamos empezamos a ponerle peros a nuestro cuerpo y nuestra vida, quejándonos, preocupándonos, lamentándonos por lo que nos falta, por lo que estamos viviendo, omitiendo ver el racimo de bendiciones que nos sobran.

Será que hemos omitido recordar que nadie va a hacer por nosotros, lo que no hagamos nosotros por nosotros mismos, porque “El mejor ARTE que puedas DARTE en la vida es: AMARTE, VALORARTE y RESPETARTE”, por una regla de tres simple, “Nadie puede dar… lo que no tiene

AMARTE, es aprender a vivir a plenitud, es cerrar los ojos y abrir el alma, para elegir con el corazón,

AMARTE, es no olvidar que estás hecho por manos Divinas y por ende has sido creado para vivir en sano equilibrio y regocijante armonía con el universo, para dos cosas fundamentales: amar y ser amado.

AMARTE es entender que cuando tengas dudas, el camino es muy sencillo, levantar los ojos al cielo, que es la morada del Padre; pedirle respuestas a tus dudas y después decirte a ti mismo: ¿Por qué no? Y entonces, atreverte a ir más allá de tus límites.

AMARTE es reconocer que tus palabras y obras, son el nítido reflejo del amor que anida en tu interior, es enfrentar los miedos, porque al encararlos dejan de crecer, porque el miedo cubre al amor, y AMARTE controla y debilita los miedos, será porque AMARTE es mirar para arriba y para adelante, sabiendo que la vida es lo que viene… no lo que fue.

La vida es una proyección de la capacidad que tienes para AMARTE, que reafirma el sentido de ti mismo, tu sentido de pertenencia, tiene la magia de despertar el poder creador que vive en ti mismo, para no ENGANCHARTE a la tristeza y el dolor.

AMARTE, genera químicos de la felicidad como la inmunoglobulina “A”, los linfocitos “T”, la serotonina, la dopamina, que producen enorme confianza e inagotable creatividad, para pleno de fe ir en pos de tus metas.

AMARTE, es saber que todo está en constante evolución, es reinventarte, es ir a la profundidad de tu ser, para gozar el milagro de la vida, para vivir plenamente la fragilidad de tu humana experiencia, sin términos medios, sabiendo que si diariamente tienes un ¿Para qué? AMARTE encontrara siempre el ¿Cómo?

AMARTE, es un proceso de conciencia que te lleva a entender que la vida es un continum, en la que no estarás aquí todo el tiempo, una vez que hayas vivido la experiencia carnal que llegaste a aprender… ¡partirás a otro plano!… no antes, ¡tampoco después!

AMARTE genera pasión, porque quien no ha vivido con pasión ha desperdiciado la mitad de su vida; AMARTE genera buen sentido del humor, que te ayuda a disfrutar el camino, a atreverte más y a cambiar tu vida positivamente.

Resulta que cierto día, el querido Padre “Chuyo” se encuentra en la calle con el campesino de Güémez, –que siempre trae a flor de piel a su Niño Interior– lo ve más golpeado que una tina de albañil, más arañado que un “trepadero” de mapache, su camisa toda rota, el pantalón revolcado, la cara llena de moretones.

–– ¿Po’s qué te pasó Filósofo? ¿Sufriste algún accidente? ¿Quieres que te lleve a tu casa?

–– No, padre gracias… ¡DE AHÍ VENGO!    

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