Agencias.- El pelotero, Drew Robinson, decidió terminar con su vida el 16 de abril del 2020 con un disparo en el rostro, pero increíblemente sobrevivió, pero la herida le provocó que le extirparan el ojo derecho.
Robinson tenía cuadros de ansiedad y depresión a pesar de cumplir su sueño de jugar béisbol de manera profesional.
El apodado «Petey» tuvo un comienzo brillante porque tres de sus primeros cuatro batazos en las Mayores fueron cuadrangulares, pero no recibió el respaldo para jugar continuamente ya que en un lapso de un año fue enviado cinco veces a sucursales, lo que alimentó sus pensamientos fatalistas.
Debutó el 5 de abril del 2017 con los Texas Rangers, pero su segundo partido lo disputó hasta el 25 de junio de ese año contra los New York Yankees, a quienes les pegó su primer imparable en las Grandes Ligas y fue un cuadrangular.
Pese a su gran presentación,en la que también dio doblete, lo bajaron a Triple A al día siguiente.
«Recuerdo que me sentía en la cima del mundo con ese home run, pero se esfumó al día siguiente (…) Me decía que nunca sería feliz en el mundo (…) Me preguntaba qué había pasado, cómo había sobrevivido y si en realidad luchaba por vivir», narra el beisbolista.
Sin embargo, a un año de intentar quitarse la vida, el pelotero regresó a jugar la semana pasada con los River Cats de Sacramento, filial en Triple A de los Gigantes de San Francisco.
A pesar de irse ponchado en los cuatro turnos en los que participó, fue ovacionado por su familia y amigos que estaban junto a él.
Pero el 11 de mayo, el jugador de 29 años alcanzó otro gran hito al conectar su primer cuadrangular en su regreso al béisbol profesional ante el equipo de Las Vegas.
El jonrón fue el segundo hit del año de Robinson luego de un sencillo el sábado.
El jardinero está utilizando su plataforma para ayudar a crear conciencia sobre los problemas de salud mental y su intento de regreso sigue siendo una inspiración para muchos en todo el mundo.