«MODELOS DUALES DEL FUTURO EN MÉXICO Y LAS REGIONES»

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Dr. Jorge A. Lera Mejía

México hoy día, atraviesa por una constante lucha ideológica sin sustento, alimentada por un gobierno panfletario que ha reducido su discurso político y económico, en la lucha simplista entre liberales y conservadores, de forma tal que ese reductivismo ideológico ha polarizado a la sociedad, y ha dejado de lado los verdaderas debates estructurales que requiere seguir buscando que requiere la golpeada economía mexicana, en tres años de parálisis y estancamiento económico y de infraestructura, que cumple tres años de estancamiento del crecimiento del PIB.

Por lo aquí citado, un reto que los países en desarrollo y emergentes tienen y no logran descifrar, está en poder generar a su interior los empleos suficientes y de calidad para su cuota generacional de nuevos trabajadores que se integran al llegar la juventud a la edad laboral después de terminar sus estudios.

Por una parte, las carreras profesionales y las técnicas del nivel medio superior, no son el problema en el desempleo, sino el modelo económico que se maneja. Hoy ganan más los trabajadores del sector informal y de las carreras técnicas y de las habilidades intermedias, por encima de las profesiones académicas de las humanidades y las administrativas. Sin dejar de reconocer que los grados superiores de maestrías y doctorados, se enfrentan a la precariedad y al subempleo.

Por ello, nuestros países deberán de tener un plan B para el desarrollo armónico, integral y estructural. Se debe proteger por un lado al campo primario, como sucede en países consolidados como Estados Unidos, Rusia, China y Europa.

El tema del desarrollo es multifactorial, no solo enfocar el crecimiento del empleo, sin descuidar la generación de los empleos en diferentes frentes de la economía. Uno de esos sectores básicos es el campo, ya que es un sector que cada país lo cuida y protege en vistas de la soberanía alimentaria.

Por su lado, en el sector energético es primordial ser autosuficiente pero más aún, sustentable y sostenible, el futuro para ello son las energías limpias y verdes.

El modelo económico debe equilibrar un desarrollo basado en mantener la producción de básicos y la generación de las energías del futuro. Parece que en México no se está entendiendo esto.

En el caso particular de estados como Tamaulipas, está proyectado a sobresalir por el boom petrolero, pero también en la energía eólica, solar, biocombustibles y desarrollo urbano. Sin embargo en los últimos dos años, la región se ha visto amenazada por el debate ideológico citado, que busca volver a privilegiar a las empresas estatales y de producción de energías sucias, contra el impulso de las limpias pir el solo hecho de ser del sector privado. El mundo moderno ya superó este debate del estatismo anti privatizaciones.

Ese modelo económico debería ser dual. Jugar por una parte, con generar y mantener el empleo en los sectores tradicionales del campo agropecuario y de las micro, pequeñas y medianas empresas -mipymes-; sin dejar, por otra parte, de impulsar las cadenas productivas globales de los clústeres del abastecimiento de los sectores del futuro tecnológico, como son la industria automotriz, aeronáutica, medicamentos, nanotecnologías y las TIC.

Esta visión del desarrollo hoy se está desfasando en México, hoy el campo está en el abandono y se amenaza el crecimiento de las mipymes y las energías limpias.

Por tanto, el desarrollo desde lo local, no debe reñir del crecimiento desde lo global, si no convivir y enriquecerse entre ambos enfoques.

Este debe ser un enfoque centrado en las personas y los empleos. La piedra angular de una globalización más 

justa es la satisfacción de las demandas de todas las personas en lo que atañe al respeto de sus derechos, su identidad cultural y autonomía; al trabajo suficiente y decente, y a la plena implicación de las comunidades locales en las que viven. La igualdad de género es indispensable.

Un estado democrático y eficaz. El Estado debe ser capaz de gestionar su integración en la economía global, así como de proporcionar oportunidades sociales y económicas y de seguridad.

Citando las premisas que la Organización Internacional del Trabajo -OIT- ha pronunciado para este debate, recordaremos las siguientes:

1. Un desarrollo sostenible. La búsqueda de una globalización justa debe sustentarse en los pilares, interdependientes y que se refuerzan mutuamente, del desarrollo económico y social y de la protección medioambiental a escala local, nacional, regional y 

mundial.

2. Mercados productivos y equitativos. Para ello es preciso disponer de instituciones coherentes, que promuevan oportunidades y promocionen empresas en una economía de mercado que funcione adecuadamente.

3. Reglas justas. Las reglas de la economía global deben ofrecer a todos los países igualdad de oportunidades y de acceso, así como reconocer las diferencias en cuanto a las capacidades y necesidades de desarrollo de cada país.

4. Una globalización solidaria. Hay una responsabilidad compartida en cuanto a la prestación de asistencia a los países e individuos excluidos o desfavorecidos por la globalización. Esta última debe contribuir a remediar las desigualdades que existen entre los países y dentro de ellos, y a erradicar la pobreza.

5. Una mayor responsabilidad ante las personas. Los actores públicos y privados de todas las categorías que disponen de capacidad para influir sobre los resultados de la globalización deben ser democráticamente responsables de las políticas que aplican y de las medidas que adoptan. Asimismo, tienen que cumplir sus compromisos y 

utilizar su poder respetando a los demás.

6. Asociaciones más comprometidas. Son numerosos los actores que intervienen en la realización de los objetivos sociales y económicos globales, por ejemplo las organizaciones internacionales, los gobiernos y los parlamentos, las empresas, los sindicatos, la sociedad civil y otros muchos. El diálogo y la asociación entre ellos representan un instrumento democrático fundamental para crear un mundo mejor.

7. Unas Naciones Unidas eficaces. Un sistema multilateral más sólido y eficaz es un instrumento indispensable para establecer un marco democrático, legítimo y coherente para la globalización.

Fuente: OIT. Comisión Mundial sobre la Dimensión Social 

de la Globalización. 2004.

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