Por: Guillermo Gutiérrez González
La región sur de Tamaulipas, desde hace varios años, se encuentra esperando pacientemente, la construcción de diversas obras de infraestructura para resolver problemas de capital importancia para fortalecer nuestra capacidad competitiva. Son obras pendientes o inconclusas, pero allá donde controlan el dinero les valen un cacahuate.
Estas infraestructuras prioritarias van desde un hospital civil nuevo para Ciudad Madero, la reparación del dique del camalote para garantizar el abasto de agua potable y, por supuesto, la reconstrucción del puente roto de Altamira para evitar tantos accidentes fatales.
Los pretextos son muchos, como la negligencia de nuestros diputados federales que no han sabido más que grillar y subirse a los aviones y parrandas para obtener futuros huesos, en lugar de ocuparse de atraer recursos para sus distritos. Tres años han pasado de este gobierno federal y no vemos obras importantes, lo que demuestra indiferencia e incapacidad.
Y hay más ejemplos, como los proyectos conurbados para evitar inundaciones, la reconfiguración del puerto de Tampico, la inversión que requiere la Refinería Madero, para ser más productiva, la ampliación de la aduna de Altamira para agilizar el movimiento portuario, la continuación del proyecto vial del barquito para conectar con el corredor urbano Luis Donaldo Colosio, la reconstrucción de la avenida de la industria, etc.
En varios casos se sabe que ya existen proyectos ejecutivos y están listos los estudios técnicos que se requieren para la viabilidad de las obras, pero en algunas como la del puente roto los recursos son devueltos a la SHCP para redireccionarlos a las obras insignias de AMLO y, si le añadimos a ello que la preocupación gubernamental está centrada en temas de hijos y casonas, la cosa se pone peor.
Con estas maniobras para favorecer los caprichos presidenciales centrados en el tren maya, la refinería de Dos Bocas o el Aeropuerto Felipe Ángeles y en sollozos matutinos, la zona sur de Tamaulipas no tiene la esperanza de contar con obras que reclama nuestro dinamismo comercial, turístico y económico.
No imagino esto suceda en conurbaciones de Querétaro, Guadalajara, Monterrey o la CdMx; allá si saben mandar.
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