Pesos y centavos… 

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Marco Antonio Vázquez Villanueva

Luego de revisar la participación ciudadana en las pasadas elecciones para las gubernaturas en seis Estados, diversos organismos sociales lanzaron convocatorias para solicitar propuestas que lleven a elevar la misma, y es que, para que se de una idea de la gravedad del tema, Tamaulipas figuró entre las Entidades con mayor porcentaje de asistentes a las urnas y apenas llegó al 51 por ciento, es decir, casi la mitad de los tamaulipecos que tenían oportunidad de votar se quedaron en casa.

Las respuestas fueron muchas, hubo quien propuso hacer el voto obligatorio con castigos económicos o de cárcel a quien no acuda a las urnas, otros entregar despensas a la salida de las casillas, algunos más que las autoridades electorales sean sancionadas por no cumplir su función de fomentar el sufragio.

Triste, pero muy pocos se fijaron en lo realmente trascendental, en el meollo del problema, los partidos políticos, y es que ninguno de ellos quiere decir esta boca es mía y aceptar que son los principales responsables del abstencionismo, algunas veces por presentar malos candidatos, otras por la guerra sucia, algunas más por transarse el dinero de prerrogativas en lugar de invertirlo en esa tarea y siempre, también parejo, por su falta de democratización al interior de estos.

Los partidos políticos en realidad son agencias de colocaciones, los miembros de sus cúpulas aprovechan para registrarse en lugares privilegiados de listas plurinominales, o para poner ahí a sus amantes, novios o novias, a veces hasta a los hijos y esposas, quizá el PRI sea el más claro ejemplo de lo que le digo, pero el PAN no canta mal las rancheras con un senador tamaulipeco de ejemplo y en Morena esta hasta el caso de Félix Salgado Macedonio que cuando no pudo ser candidato a la gubernatura de Guerrero heredó a su hija la oportunidad.

También los gobiernos, o los gobernantes en los Estados y el federal también, juegan un papel importante en el abstencionismo, han tomado como si fueran propios a los partidos que los llevan al poder, han creído que es real que quien paga manda y por ello crean a sus ricos de sexenio.

Exacto, el grave problema del abstencionismo no tiene origen en ideologías sino en los temas de pesos y centavos, las cúpulas no promueven la democratización del país, de los Estados o los municipios, menos de los partidos políticos porque ello les significaría perder la oportunidad de colocar a los suyos con becas de tres años en cabildos, congresos, o presidencias municipales y hasta las gubernaturas o siendo parte de la administración pública.

Por tanto, mientras no haya democracia en los partidos políticos será difícil fomentar la participación ciudadana, porque si  realmente llamaran a su militancia o simpatizantes a las reuniones y discusiones para diseñar los programas de gobierno, o para la elección de candidatos, tendríamos las urnas repletas cada elección, pero muchos no van a las mismas porque no se sienten representados ya que no los tomaron en cuenta.

Lo realmente extraordinario es que todos los partidos deberían de hacer lo que le comento y muchas cosas más porque así está en la ley y hasta en sus estatutos, y sin embargo a la autoridad electoral parece no interesarle la forma como eligen los candidatos y podrán alegar que no pueden intervenir en la vida interna de los organismos, pero no podrán justificar nunca que los mismos no cumplan con sus estatutos o con lo que dice la ley sobre como ejercer sus presupuestos y ellos no hagan nada al respecto.

Un simple dato nos puede dar una idea del porque no se promueve la democracia o la participación, de cada tres pesos de presupuesto que se gastan los municipios, el Estado o la federación, uno se destina para compensaciones y sueldos, por eso no quieren democracia y meten mano a fondo a los partidos, si cree que es poco pues le diré que en cada contrato que se paga por los mismos solo un ocho por ciento ha sido licitado, el resto fue adjudicaciones directas o por invitaciones cerradas, ¿ya imaginó el mundo de dinero que eso significa?.

Lamentable, pero todo se reduce al poder, a los pesos y centavos y, mientras eso siga ocurriendo, no dude que el abstencionismo seguirá ganando cada elección porque finalmente el ciudadano no está obligado a votar por quien no conoce, por quien no hace el mínimo esfuerzo para ganarse la representación de un partido, de una ideología que, buena o mala, puede ser el principio de una vida democrática que den gobiernos moralmente solventes y, sobre todo, eficientes.

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