Lo dicho; no hay respeto

-Violencia en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California exhibe a la 4T -Falla el programa “abrazos, no balazos” de la Cuarta Transformación -En Guanajuato soldados movieron el panal y desataron furia de las abejas

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Por Mario Díaz

LOS hechos violentos sucedidos la semana pasada en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California son ejemplos claros del poderío e impunidad con que operan los grupos delictivos en distintas regiones de la república mexicana.

Asesinatos, balaceras, quema de vehículos y establecimientos comerciales y bloqueos, fue el común denominados en los municipios de Guadalajara, Guanajuato, Irapuato, Salamanca y San Miguel de Allende, Celaya, Salvatierra, ciudad Juárez, Chihuahua, además en Tijuana, Tecate, Mexicali, Ensenada y Rosarito, Baja California, allá en el norte del país.

Es más que evidente que la política del gobierno de la Cuarta Transformación no ha sido suficiente para aniquilar ese tumor maligno que representa la inseguridad pública que mantiene en zozobra a la sociedad azteca.

Capacidad de fuego, movilización, logística y, sobre todo, impunidad a pesar de algunas personas detenidas es el saldo en ambos escenarios violentos que en nada benefician a México ante los ojos del mundo entero ni a la política de la 4T de “abrazos, no balazos”.

Para mala fortuna de la Secretaría de la Defensa Nacional, existe evidencia videograbada en que se observa a cuatro sujetos armados que llegan a una tienda de conveniencia ubicada frente a las instalaciones militares en la ciudad de Guanajuato e, impunemente, derraman combustible en el interior luego de sacar a personal y clientes y le prenden fuego al momento de disparar con metralleta a los ventanales. Durante los poco más de tres minutos que duró la acción de terrorismo no hubo ninguna acción por parte de los militares. Los delincuentes saben que la disciplina castrense impide a los soldados tomar cualquier acción sin una orden superior.

Pero eso no es todo.

El titular de la Sedena, General CRESCENCIO SANDOVAL, lució mal en la conferencia mañanera del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR al anunciar que, durante el operativo en Ixtlahuacán, Jalisco, no se logró la detención de ninguno de los jefes de plaza del Cártel de Jalisco Nueva Generación que mantenían un cónclave delincuencial. La pifia del militar de alto rango consistió en declarar públicamente que “no ubicamos a los líderes, se está realizando un cerco y esperemos que con la luz del día podamos identificar dónde están escondidos”. La realidad es que llegó la luz de ese día y de otros más y RICARDO RUIZ VELASCO (a) El RR y GERARDO GONZÁLEZ RAMÍREZ (a) El Apá y sus respectivos secuaces, prácticamente se esfumaron.

Ha trascendido que el operativo militar (sin ton ni son, por cierto) obedeció a un reporte ciudadano denunciando personas armadas en un domicilio del municipio de Ixtlahuacán. De acuerdo al informe oficial, trabajo de inteligencia indicaba que en esa reunión se encontraban dos jefes regionales del CJNG analizando la sucesión de NEMESIO OSEGUERA CERVANTES (a) El Mencho, líder máximo de esa organización delictiva.

Fuentes militares han establecido que OSEGUERA CERVANTES enfrenta un serio problema de salud por lo que se presume se verá en la necesidad de abdicar, entregarse o esperar su muerte natural.

Cabe señalar que la acción de los soldados del Ejército mexicano es contraria a la política del gobierno federal de abrazos, no balazos. Además, el operativo militar no fue proporcional a la información que tenían sobre el cónclave del narco, lo cual llevó al fracaso de la movilización e intento de aprehensión y, en cambio, la respuesta del CJNG no se hizo esperar en aquellas regiones del territorio nacional, demostrando su poderío al gobierno de la 4T y aterrorizando a la población.

En términos coloquiales, nuestro Glorioso Ejército Nacional solo movió el panal para desatar la furia del avispero.

Ni hablar.

En ciudad Juárez, Chihuahua, la situación se tornó violenta como respuesta del antagonismo de dos grupos delictivos que se enfrentaron en las instalaciones carcelarias ubicadas en ese municipio del norte del país.

La respuesta violenta costó la vida a 11 personas, entre ellos 4 trabajadores de una estación de radio, además de la quema de establecimientos comerciales y asesinatos a mansalva. Sobra decir que la movilización delictiva estuvo envuelta por la impunidad y las fuerzas policiales locales brillaron por su ausencia.

Los actos terroristas se extendieron a las principales ciudades de Baja California; la quema de vehículos, bloqueos y vandalización en centros comerciales fue el común denominador que causó zozobra entre los habitantes de aquella entidad fronteriza con los Estados Unidos.

 

DESDE EL BALCÓN:

I.-Si bien es cierto que la política del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR está etiquetada con cero violencia, con miras a eventual nominación a Premio Nobel de la Paz, también en una realidad que su investidura lo obliga a cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Urge un cambio de estrategia que incluya-si es necesario-el cambio del slogan de “abrazos, no balazos”, por el de “abrazos no, balazos”, cambiando únicamente la posición de la coma.

¿O no?

Y hasta la próxima.

mariodiaz27@prodigy.net.mx

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