Por Guillermo Gutiérrez González
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Para muchos analistas y observadores del acontecer político estatal, como nosotros, mantuvimos una alta expectativa sobre el anuncio que haría el pasado lunes 15 de agosto, el Gobernador electo, Américo Villarreal Anaya, en relación con los nombres de los integrantes de su equipo de transición para el proceso de entrega- recepción 2022-2028.
La designación de los 10 responsables de este ejercicio que inicia legalmente el próximo primero de septiembre, pudo haber sido un adelanto interesante para conocer a quienes serán los titulares de cada secretaria de la nueva administración pública estatal. Pero no se cumplió el pronóstico y solo se dio a conocer el modelo y los mecanismos previstos en la ley para este proceso. No hubo nota y seguirá abierta a especulación.
El marco de esta expectante ceremonia realizada en un hotel de la capital del estado, sirvió para escuchar el mensaje del Dr. Américo Villarreal Anaya sobre la falta de comunicación e interlocución entre los gobiernos saliente y entrante como lo indican las normas de civilidad política. Es decir, el camino de la alternancia política en Tamaulipas está lleno de piedritas, obstáculos y ganas de complicar la llegada de Morena al gobierno estatal.
Esta falta de colaboración y la actitud rijosa del gobierno que va de salida, no es novedad, ya lo habíamos señalado en algunos editoriales anteriores y tienen que ver con los candados legislativos que le han puesto a la nueva administración. A este pleito le faltan 43 días de duración.
En otro tema por demás interesante, está el anuncio hecho a principios de semana, por el presidente nacional de Morena. Mario Delgado, para anular la elección de consejeros nacionales, en los distritos VII y IX de Tamaulipas. El distrito VII abarca el total del territorio de Altamira y 13 secciones electorales de Ciudad Madero; y el IX tiene su cabecera en Reynosa.
Fueron tan evidentes las irregularidades que se presentaron en la tierra de Armando Martínez que fueron exhibidas y muy criticadas en redes sociales, y sobre todo, en los medios locales y nacionales. Ahora tendrán que repetir la elección y ser más discretos en el acarreo y las prácticas de inducción y compra de votos.