Más misterios sin resolver

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POR CARLOS LOPEZ ARRIAGA

Cd. Victoria, Tam.- La conferencia matutina en Palacio Nacional ofreció un espectáculo inusual. Ver y escuchar al presidente empleando una delicadeza extrema en sus palabras y el cuidado respetuoso de las formas al abordar un asunto público.

Suave el tono de voz, acopio de empatía, paciencia genuina. De manera casi tierna, todo con pincitas, cada gesto en su lugar. ¿Tan grave es de veras el secuestro de los cuatro norteamericanos en Matamoros?…

Quiero decir, su preocupación fue de tal sinceridad que declinó el estilo rudo habitual. Se empeñó en precisar términos y mandar el mensaje adecuado a la opinión pública norteamericana y sus instituciones de gobierno.

A manera de hipótesis complementarias, acaso ANDRÉS MANUEL (1) conozca detalles del problema que todavía no llegan a la opinión pública, (2) ha escuchado reclamos cuya profundidad desconocemos por parte de la autoridad gringa, en particular (3) de las corporaciones de seguridad que en casos así, amagan con sus expedientes de inteligencia, a menudo comprometedores.

El caso es que el levantón y secuestro de los cuatro afroamericanos abunda en teorías conspirativas, pero aún se observa huérfano de la explicación final, ilustradora y en contexto.

Mire usted, antes de saber que las víctimas eran estadounidenses, hubo una primera versión, acaso parcial, pero interesante por los factores que involucra. Cierta transversalidad del fenómeno.

Entre otras cosas se dijo que los asentamientos de migrantes haitianos en la frontera tamaulipeca ya han alcanzado el umbral crítico que les permite generar cierta actividad delictiva, como robo y venta de droga.

Lo cual está provocando celos en los cárteles locales y la respectiva persecución contra los recién llegados. De ahí es factible deducir que al detectar al grupo de afroamericanos (tres hombres y una mujer) circulando en una camioneta de lujo, los atacaron pensando que serían miembros de las bandas de origen caribeño que operan en la localidad.

 

ALUD MEDIÁTICO

El asunto se inscribiría en el viejo problema de las confusiones que tanto abundan en México y asoman siempre como posibilidad en casos sonados de nota roja. El que algunos de los agredidos anduvieran peinados con “rastas”, contribuiría al equívoco.

En paralelo, desde las primeras horas circuló también la especie de que habría un agente del FBI entre este grupo de norteamericanos baleados y luego secuestrados (“kidnapped” es el verbo que más se repetía en medios al norte del río Bravo).

El caso es que los encontraron, fueron rescatados y de ello se informó a la república de manera inmediata, reportándose un saldo de dos muertos y dos sobrevivientes (entre estos, la mujer).

Ya los entregaron a las autoridades norteamericanas, en el puente de Brownsville y entre una nube de agentes del Buró Federal de Inteligencia (FBI). Pero bastantes.

Lo cual refuerza la sospecha sobre la identidad de los afectados. El hecho de que el gobierno vecino haya ofrecido de inmediato recompensa por ellos, el escándalo que provocó la noticia en medios de Estados Unidos y la presencia inmediata del embajador KEN SALAZAR en Palacio Nacional.

Ya se verá con cuidado quienes eran realmente LATAVIA MCGEE, SHAEED WOODARD, ZINDELL BROWN y ERIC JAMES WILLIAMS quienes, según la explicación oficial aceptada por el propio AMLO, habrían venido a Matamoros desde la lejana localidad de Myrtle Beach, en Carolina del Sur, para recibir un tratamiento médico.

Mire usted, ¿venir desde tan lejos, atravesando Georgia, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas para una pinchurrienta cirugía de abdomen?

Es decir, ¿para un tema de turismo médico vinieron a meterse a la boca del lobo como si no hubiera en la Unión Americana quien resuelva esos asuntos de mejor manera y sin riesgos?

Por supuesto, suena raro. Y más se complica cuando recordamos que en semanas y meses previos, en medios políticos de Estados Unidos ha cobrado fuerza el reclamo del bando republicano para que los cárteles vinculados al tráfico de fentanilo sean catalogados como terroristas. Lo cual otorgaría a sus fuerzas armadas el pretexto para intervenir en territorio mexicano.

Y un detalle curioso. La nota principal de este martes en la edición impresa de LA JORNADA, con cabeza a cinco pisos en primera plana, reza lo siguiente: “Levantan en Matamoros a 4 ciudadanos de EU; gran búsqueda.”

Lo cual ya no era noticia pues el citado levantón ocurrió cinco días atrás, el viernes. La novedad, en todo caso, sería que los hayan identificado como ciudadanos estadounidenses.

Detalle que causó el severo reclamo de gobierno a gobierno y la inocultable preocupación de AMLO en la mañanera. Es decir, fue el ánimo presidencial lo que le otorgó jerarquía principalísima a la nota de dicho periódico. En efecto, los criterios varían.

 

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