«POBREZA Y DESIGUALDAD VAN JUNTAS EN MÉXICO»

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Dr. Jorge A. Lera Mejía

La última lectura de la pobreza en México, mostró que en 2020 se encontraba en pobreza multidimensional 43.9% de la población, 55.7 millones de personas, y en extrema 8.5%, equivalente a 10.9 millones de personas, de acuerdo al INEGI y el CONEVAL.

Según los datos que arroja el INEGI a través de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto en los Hogares (ENIGH), una persona se encuentra en pobreza multidimensional cuando tiene al menos una carencia social y sus ingresos son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades.

Otro indicador frecuente de pobreza, se refiere cuando se trata sobre la pobreza laboral, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se muestra el porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria básica con el ingreso proveniente de su trabajo. La ENOE indica que al cierre de 2021 había 5 millones 511 mil 194 personas en pobreza laboral más que las que había a fines de 2019.

Hablando de desigualdad, el Reporte Mundial de la Desigualdad 2022 muestra que esta sigue siendo unos los principales flagelos en México, donde solo el 10% de la población acapara el 79% de la riqueza, mientras el 50% de los mexicanos continúa en su lucha cotidiana contra la pobreza.

La desigualdad en México se explica por atributos personales, relacionales y estructurales que determinan las posibilidades de las personas de capturar y retener recursos e ingresos a lo largo de su vida.

La desigualdad social que persiste en México está estrechamente ligada a problemas sociales y de salud como la violencia, la deserción escolar y la depresión.

Los tipos de desigualdad que existen en México, se clasifica en: Desigualdad social, Desigualdad económica, Desigualdad educativa,

Desigualdad de género, y Desigualdad legal.

La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad.

Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las clases sociales, al género, a la etnia, la religión.

La desigualdad impide el avance social y exacerba las divisiones sociales, pero no es inevitable. Además, las diferencias económicas y sociales aumentan la inestabilidad política y erosionan la confianza en los gobiernos, cada vez más influenciados por los más afortunados.

En cuanto los tipos de la pobreza, podemos citar: Pobreza por precariedad, Pobreza por exclusión o exclusión por pobreza, y Pobreza por discriminación cultural.

La pobreza tiene muchas dimensiones, pero sus causas son el desempleo, la exclusión social y la alta vulnerabilidad de determinadas poblaciones a los desastres, las enfermedades y otros fenómenos que les impiden ser productivas.

Nacer pobre en el sur de México no es igual que nacer pobre en el norte. Los mexicanos que nacen pobres en el norte del país, una de las regiones económicamente más dinámicas, tienen casi tres veces más posibilidades de salir de su estrato social y ascender a uno más alto.

Se consideran como grupos en situación de vulnerabilidad a grupos poblacionales como las niñas, los niños y jóvenes en situación de calle, los migrantes, las personas con discapacidad, los adultos mayores y la población indígena.

Los pobres tienden a morir antes y a presentar mayores niveles de morbilidad que quienes tienen más dinero. Segundo, las desigualdades tienden a ser más pronunciadas con los indicadores objetivos de mala salud, como las medidas antropométricas de malnutrición y la mortalidad, que con los indicadores subjetivos.

Para realmente atacar las causas y los efectos de la pobreza y la desigualdad en México, debemos lograr que el crecimiento económico beneficie a los más pobres, y una de las medidas más eficaces en ese sentido es reducir el elevado nivel de desigualdad.

Para ello, los investigadores del Banco Mundial describen en su más reciente informe, seis estrategias de alto impacto, es decir, seis políticas cuya eficacia para incrementar los ingresos de los pobres, aumentar su acceso a servicios esenciales y mejorar sus perspectivas de desarrollo a largo plazo ha quedado demostrada:

1. Desarrollo y nutrición en la primera infancia;

2. Cobertura universal de salud;

3. Acceso universal a educación de calidad;

4. Transferencias monetarias a familias pobres;

5. Infraestructura rural, en particular caminos y electrificación:

6. Tributación progresiva…