El “me too” tamaulipeco

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Por Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- Bola de nieve. Sabemos cómo empieza a rodar una denuncia pero a menudo no imaginamos la clase de avalancha que podría generar. En particular cuando hay legiones de víctimas que en su mayoría fueron reducidas al silencio, por temor o prejuicio, miedo, vergüenza o todo junto.

Pasó con los casos de pedofilia expuestos dentro de la Iglesia Católica en los años ochenta y noventa. Seminaristas en México, monaguillos en Francia, niños cantores en Alemania, alumnos de colegios en Sudamérica.

Aunque el clamor de justicia apuntó también sus baterías contra entrenadores de muchachas gimnastas, apoderados de actrices y cantantes, empresarios de espectáculos y magnates de televisión cuyas víctimas incluyen a mujeres adultas que cedieron al ultraje por presiones laborales, para conseguir la oportunidad estelar que conduce a la fama y la fortuna.

El tema pasaría luego a los libros, películas y series televisivas, programas de análisis, tesis de grado entre psicólogos y tanatólogos, estudios legislativos y (en algunos casos, nunca suficientes) al procedimiento penal, juicios, veredictos, sentencias.

Como chispa en pradera seca, la voluntad de hablar, revelar, señalar, dio la vuelta al planeta y ya llegó a lugares tan distantes como China, India, Pakistán y Corea.

Fenómeno múltiple y paralelo, pero con rasgos comunes. La revelación valiente, en principio temerosa y aislada, se convierte en el detonador que otorga la palabra a las víctimas sin voz.

La queja es acallada en un principio, hay reprimendas, llamados al silencio, amenazas incluso. Pero de pronto alguien más se entera, porque padeció un atropello semejante o conoce a alguien que lo sufrió.

Entonces empieza a circular el relato en redes y medios. El “yo también” (“me too”) resulta más numeroso de lo imaginado, porque las personas afectadas se redescubren en el papel de activistas contra esta suerte de ilícitos.

Antídoto contra la propia vergüenza, rehabilitación de la autoestima frente a los abusadores seriales que generaciones atrás quedaban impunes y hoy son al menos señalados, sujetos del repudio público, sin descartar la esperanza del justo castigo.

Por el lado de los verdugos, abundan ejemplos entre ricos, famosos y poderosos. De MARCIAL MACIEL a DONALD TRUMP, JEFFREY EPSTEIN, KEITH RANIERE, KAMEL NACIF y NAASÓN JOAQUÍN, entre tantos más. Sin olvidar a FELIX SALGADO MACEDONIO.

Aún las fuentes más conservadoras suelen aceptar que la insólita renuncia del pontífice alemán JOSEPH RATZINGER (BENEDICTO VI, era su nombre oficial) en febrero del 2013, fue una salida negociada ante el explosivo incremento de quejas contra la jerarquía vaticana.

Llamarada mediática que alcanzó al hermano del papa, también clérigo de nombre GEORG RATZINGER quien, como director del coro infantil en una iglesia de Baviera, llegó a acumular 231 expedientes por abuso de menores.(Nota de BBC: https://tinyl.io/8ffn).

 

AL MENOS SIETE

Por supuesto, Tamaulipas no podría ser la excepción y la llave de entrada a dichos misterios a menudo descansa en la voluntad de alguien que levante la mano. Esto y la decisión de resistir presiones y perseverar en la queja el tiempo necesario, en tanto empiecen a surgir las réplicas que secunden y confirmen la existencia del problema.

Es el caso de una dama joven de nombre ITZEL quien parece estar detonando el fenómeno ya conocido de acusaciones en cadena por acoso sexual, una tras otra, todas dentro de la Auditoría Superior del Estado.

Oficina todavía cargo de JORGE ESPINO ASCANIO, a quien se le señala como encubridor de un exdirector administrativo. El expediente de investigación es el 357/2021.

 

Mire usted, ESPINO ASCANIO se tardó más de un año en responder a la querella de la empleada y esto hoy se interpreta como complicidad, colusión.

El hombre se animó (por fin) a despedir al funcionario abusador hasta que la prensa tomó cartas en el asunto y el poder legislativo hizo suyo el problema, a través de la diputada morenista por el distrito 08 de Río Bravo, CASANDRA DE LOS SANTOS FLORES.

Fuentes cercanas añaden que el sujeto despedido salió prácticamente huyendo de dicho organismo, llevando consigo (además de los bolsillos llenos) una camioneta oficial, la cual luego chocó, con daños que se valuaron como pérdida total.

La determinación de ITZEL rindió frutos cuando tres excompañeras de labores se armaron del suficiente valor para sacar a la luz el mismo abuso del que fueron víctimas. Más las que se acumulen, pues se habla de, al menos, siete casos en dicha dependencia y con la misma persona.

Sin olvidar que la bola de nieve se alimenta de su propio impulso y crece en proporciones mayores a lo esperado. Hoy en una institución, mañana en otras, con efecto (incluso) retroactivo, a gobiernos anteriores, distintas épocas y tiempos políticos.

Y en verdad lo novedoso no es que esta suerte de atropellos ocurran sino que ahora ya se ventilan y encuentran atención en las autoridades correspondientes.

Por igual podríamos remontarnos décadas atrás, sin salirnos de Tamaulipas, de la franja fronteriza al verdor de la huasteca, del altiplano seco a los valles agrícolas del centro, sin olvidar la cuenca de Burgos.

El “me too” tamaulipeco debe llegar hasta sus últimas consecuencias y sentar un precedente vigoroso para fortalecer esa cultura de la denuncia que tanta falta hace en casos así. Son otros los tiempos que se viven.

 

BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com

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