“Ahora sí hay gobernador”, le dicen colonos victorenses a Américo

- “El centro del quehacer de este gobierno son las personas, son ustedes”, responde el gobernador tras entregar obra pública en la colonia que lleva el nombre de su padre

3618
Tiempo aproximado de lectura: 4 minutos

Ciudad Victoria, Tamaulipas. – El grito surgió espontáneo de entre el público: “Gobernador, mi kínder necesita muchas cosas”.

De pronto todas las personas voltearon a verlo. Se trataba del pequeño Santiago que, con uniforme, playera verde y short azul, con su gorra blanca para soportar el solazo, de inmediato atrajo la mirada del gobernador Américo Villarreal.

Una vez terminado el protocolo de los honores a la bandera y en medio de los discursos que daban cuenta de las obras entregadas, Santiago ya estaba en el templete con Américo y, con micrófono en mano, inició el diálogo y pidió que no olvidaran a su Jardín de Niños “María del Carmen Serdán Alatriste”.

Después subieron alumnas y alumnos de la Escuela Primaria Juan José De la Garza. Pidieron bancos, pintura y con “este calor pues un aire acondicionado”.

Y para todos, la respuesta fue inmediata “Cuenta con ello…es un compromiso”, les dijo Américo.

Desde el público presente en la ceremonia, ahí en el cruce de las calles José Luis Mora y Seferino Morales, se escuchó una nueva voz: “Ahora sí hay gobernador”, y ello dio lugar a que los cientos de invitados a la entrega de obras de pavimentación en la colonia Américo Villarreal Guerra corearan todos juntos: “Gobernador, gobernador”.

Américo había caminado ya a lo largo de la calle “José Luis Mora”, que ahora luce bien pavimentada con concreto hidráulico, con banquetas y lámparas nuevas. 

Desde el primer momento encontró el cariño de las y los vecinos; comenzaron los abrazos, los recuerdos; le mostraron muchas fotos de cuando su padre, el ingeniero Américo Villarreal Guerra había inaugurado esta colonia.

“Lo ví y luego luego me acordé de su papá, él bajaba por aquí y mi esposo iba con él”, le dijo la señora Blanca que no se despegó del gobernador hasta que le tomaron la foto del recuerdo.

Por eso cuando fue el turno de dar su mensaje Américo Villarreal dejó el protocolo, prefirió sentir el calor humano de quienes lo rodeaban, hablar de frente con sus amigos, con la gente de esta colonia que siempre ha tenido un significado especial en su carrera política, pues aquí, recordó, inició a su campaña cuando era candidato al Senado y unos años después, un 3 de abril, el mismo día del cumpleaños de su señor padre, dio el banderazo, aquí también, a la campaña por la gubernatura que lo llevaría al triunfo.

“Y hoy estoy aquí otra vez con ustedes, dando muestras de mi compromiso con la ciudadanía, que se refrendan de esta forma no solo para esta colonia, para esta capital de Tamaulipas, sino para todos los municipios que desde aquí me comprometo a seguir velando y viendo por el bien de las y los tamaulipecos”, expresó.

Antes de terminar la ceremonia, Américo Villarreal y los invitados tomaron las banderas en sus manos y dieron luz verde a los 12 nuevos camiones recolectores de basura que representan, dijo, “un avance en la infraestructura y la capacidad que debe de tener una entidad tan grande como es Tamaulipas”.

“Recuerden, nuestro perfil, nuestro gobierno, es ser humanista, el ver y vigilar que todas las acciones de gobierno estén encaminadas al desarrollo y al bienestar social. El centro del quehacer de este gobierno son las personas, son ustedes”, expresó, para dar paso a las 12 flamantes unidades en donde los empleados con su uniforme en color naranja de inmediato salieron a cumplir con su encomienda y contribuir a embellecerla y como dice la canción: hacer de Victoria “la flor consentida”.

Pero el encuentro con sus amigos aún no terminaba, por eso tras la ceremonia cívica, y luego de atender a los medios de comunicación, Américo saludó a los vecinos de la colonia, lo abrazaron, le agradecieron pavimentar estas calles que desde hace 30 años habían esperado a que un gobernador les cumpliera.

Y era tanta la alegría de tenerlo en su colonia que muchas señoras, como doña Ana María, no dudaron para invitarlo a su hogar: “vengase vamos a almorzar; cuando quiera aquí lo esperamos, le hacemos unos tamalitos”, le dijo y el compromiso quedó pactado: “Van a ver voy a regresar”, le respondió el gobernador.