Por Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam.- No parece de largo aliento el reclamo de MARCELO por las irregularidades del proceso interno dónde resultó derrotado este miércoles.
En particular si observamos que los aspirantes perdedores (todos, menos él) asistieron puntuales al anuncio de los resultados, para felicitar a CLAUDIA y tomarse la foto, incluyendo el antes rebelde y hoy disciplinado senador RICARDO MONREAL.
El encumbramiento de la doctora SHEINBAUM es la mejor prueba de que la maquinaria guinda (como antaño la tricolor) funciona con eficacia abrumadora y se declara lista para asumir empresas mayores, lo cual ya demostró en EDOMEX.
Varias veces se dijo aquí que la verdadera misión de ADÁN AUGUSTO LÓPEZ no era buscar la nominación sino levantarle la mano a CLAUDIA SHEINBAUM. Y así ocurrió.
En la fotografía estelar de este miércoles, es precisamente ADÁN (con una corbata morada, del mismo tono que el vestido de CLAUDIA) quien flanquea a la ganadora y (en efecto) levanta su mano, con FERNÁNDEZ NOROÑA del lado opuesto.
Los señores NOROÑA y VELAZCO cumplieron puntuales su papel de comparsas chiquitas. Fueron incluidos en calidad de actores secundarios. Elenco accesorio al que se reconoce el derecho de aplaudir en primera fila, con la promesa de continuidad en cargos de medio pelo para los años venideros.
DESTINO DE EBRARD
¿Qué opciones tiene MARCELO ahora?… Pocas, pero ninguna amable. Lanzarse de manera independiente como lo sugirió en su mañanera del jueves el propio AMLO (https://ytube.io/3jbN).
O bien encaminarse por Movimiento Ciudadano como le están proponiendo ahora, lo cual vaticinaría un nuevo salto al precipicio. Aparatoso y fallido.
Opción lastimosa cuyos únicos beneficiados serían los buscachambas del partido naranja en ambas cámaras. Y también DANTE, cazador de negocios. El excanciller perdería de nuevo, empoderando a gente menor del MC.
Según anuncio del propio EBRARD, su decisión final (qué piensa hacer, en dónde, con quienes o qué partido) será anunciada hasta el próximo lunes 11 de septiembre.
La aplanadora de MORENA no parece haber resentido ni las grietas ni las descomposturas que le vaticinaron sus adversarios, tras confirmarse la imposición de CLAUDIA y el avasallamiento de MARCELO.
La cargada es una tradición tricolor ya centenaria que, con algunas variantes, continúa vigente en todos los partidos. El trote de los búfalos goza de cabal salud.
En favor de MORENA y de la propia SHEINBAUM operan poderosas inercias generacionales que AMLO conoce bien desde que estaba en el PRI. Es significativo que incluso personajes como MONREAL se sumen gustosos al nado sincronizado. Acatamiento mecánico, no hay tiempo para más, arriba y adelante.
LA OTRA CLAUDIA
En los días por venir se ampliará el destape, en forma gradual y cuidadosamente administrada. El de la verdadera doctora SHEINBAUM. Aquellos aspectos de su personalidad, gustos, ideales, filias y fobias que mantuvo fuera de reflectores y lejos de la mirada pública todos estos años.
El tema no es raro ni nuevo. Forma parte de la narrativa sucesoria desde los antiguos reinos a las repúblicas modernas. Los rasgos profundos en la personalidad del relevista no afloran hasta que amaciza el bastón de mando.
Las riendas del poder cuyo potente magnetismo suele tener un efecto catalizador. Son como un reactivo, un fermento que acelera y hace más visibles fortalezas y debilidades.
Con notable agudeza, don JULIO SCHERER tiene por ahí un apunte de la transformación asombrosa (súbita, incluso) del oscuro y atildado secretario de Gobernación LUIS ECHEVERRÍA al día siguiente de su destape, ya convertido en abanderado presidencial.
El antes y el después. Lo recordaba SCHERER en Bucareli: “Está verde”, “no crece”, era la opinión que al más alto nivel se tenía de ECHEVERRÍA, agazapado en los laberintos de Gobernación, “servil a fórmulas y rutinas”, “confundida la solidaridad con el servilismo.”
Para luego narrar su transformación radical, con unas cuantas horas de diferencia, tiempo que tardó en cruzar el umbral de subordinado a precandidato. Del callado aspirante al nuevo sol.
-“Ante la mirada atónita del país, ECHEVERRÍA logró su transfiguración. De un día para otro apareció en escena elocuente, vivaz, desenvuelto. Si había sido tieso, arrojaba sacos y corbatas al guardarropa y ponía en circulación la guayabera. Si su estilo había sido el de un cortesano, el oído al acecho del superior, sus nuevas maneras eran las del hombre libre.” (Los Presidentes, JULIO SCHERER GARCÍA, editorial Grijalbo, 1986).
LA CARA OCULTA
Ciertamente, el mimetismo resulta inevitable cuando la elección descansa en la voluntad de un solo hombre, entre el abanico de probables sucesores. Definición donde (ojo) el factor confianza es fundamental.
Preocupación omnipresente que influye poderosamente en el resultado final. ¿Cuál de todos podría cuidar mejor las espaldas a quien va de salida?, ¿cuál garantiza mejor la seguridad del mandatario saliente, su familia, sus bienes, su imagen pública y hasta el propio juicio de la historia?
Y esto dificulta la tarea del observador externo. Entre quienes se consideren aspirantes, los rasgos distintivos de cada personalidad se disimulan para subrayar aquellos que los homologuen con el jefe.
Todos y todas se quieren parecer a quien decide. Se estandarizan, compiten por actuar, hablar, comportarse lo más parecido posible al fiel de la balanza, el dedo mayor.
Pero es también un juego de máscaras. Simulación compartida que termina, justamente, con la designación del precandidato. El alumbramiento.
A partir de ese momento, con la fuerza del hecho consumado, se empieza a correr el velo y a mostrarse el alma del sucesor o sucesora en ciernes.
Revelación gradual pero irreversible que habrá de culminar cuando el personaje se cruce por fin la banda presidencial. Amerita, sin duda, observar cada detalle.
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