Por Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam.- Este domingo, al terminar el encuentro entre candidatos, no pocos observadores se preguntaban por qué el INE prefirió una sala menor en lugar de su auditorio para realizar el primer debate.
Esto le hubiera permitido una producción televisiva más precisa para evitar, entre otras cosas, la recurrente falla en el reloj digital que permitía a los candidatos administrar su tiempo en pantalla. La que más se quejó al respecto fue la doctora SHEINBAUM.
Aunque también convino a CLAUDIA la agenda tan cargada de contenido. Lo cual le permitió sortear las andanadas de XÓCHITL con la confianza de quien espera la pronta llegada del siguiente tema, para diluir los cuestionamientos previos.
Ciertamente, la señora GÁLVEZ llegó pertrechada de un amplio y bien afilado repertorio de críticas, dispuesta a lanzar obuses severos, sin duda estudiados entre el amplio repertorio de reclamos que sus seguidores tienen contra el obradorismo.
Pero se topó con una contrincante oficialista hábilmente entrenada en el difícil arte de cabecear los golpes, darle vuelta a la conversación y encaminar sus respuestas en otra dirección, sin contestar realmente.
O bien respondiendo con dos o tres frases terminantes. Tan fácil como decir que los señalamientos de su interlocutora son mentiras y hacer acopio de las lecciones bien aprendidas sobre los reconocimientos de organismos externos recibidos por su gobierno capitalino.
GÁLVEZ, IMPACIENTE
Un reporte del Instituto Nacional Electoral informó este lunes que el debate alcanzó más de 7.4 millones de reproducciones en #Facebook y 536 mil 191 vistas en #RedX.
Por lo que hace a la red #YouTube fueron 823 mil visualizaciones en español; a las que se añaden nueve mil 800 en lengua maya; 15 mil 800 en náhuatl; 34 mil 700 en tzotzil y 164 mil 300 en el lenguaje mexicano de señales. (https://l.muz.kr/Qld).
XÓCHITL GÁLVEZ tuvo momentos brillantes. Como mandan los cánones en toda candidata que viene de atrás, atacó con furia, volvió una y otra vez sobre los tremas candentes.
Traía bien aprendida su tarea. La línea 12 del metro, el escándalo de la ivermectina recetada en la pandemia, las fallas en salud, educación y combate a la delincuencia.
No haber noqueado a SHEINBAUM como ella hubiera deseado, es algo que incomodó mucho a XÓCHITL. Menuda frustración el haberle lanzado sus mejores golpes sin causar impacto mayor. Se le veía enojada.
La doctora SHEINBAUM llegó emocionalmente dispuesta a soportar toda suerte de ataques sin salirse de sus casillas, respondiendo con los formularios clásicos del libreto obradorista, como el regresar reclamos y culpas a los gobiernos anteriores, la etapa neoliberal, los conservadores, la derecha, los gobiernos de FOX, CALDERÓN, PEÑA y, en suma, el PRIAN.
MÁYNEZ, PRESCINDIBLE
El candidato naranja JORGE ÁLVAREZ MAYNEZ acaso haya destacado por la disciplinada métrica de sus intervenciones, que normalmente arribaron a su punto final al instante mismo de su conclusión.
Queda para los memes en redes esa sonrisa permanente que confirma observaciones anteriores de quien esto escribe. El trainning de MÁYNEZ está más emparentado con la publicidad que con la propaganda. Y más con el showbiz que con la función pública.
Fue puntual y eficaz en plantear lo suyo. Una versión tecnificada del Estado de Bienestar y algunos puntos en común con los argumentos del panista RICARDO ANAYA, hace seis años.
Ágil en su desempeño, el problema de JORGE es que siga anclado al puñado de frases huecas que parece haber calcado del neoleonés SAMUEL GARCÍA. Los repiten (ambos) como mantras.
La nueva política contra la vieja política, la disrupción generacional y las promesas de ser distintos como si pertenecieran a otro mundo. Lo cual ya antes vimos en VICENTE FOX y el propio LÓPEZ OBRADOR.
En buena medida recuerda también el discurso antipartidista de JAIME RODRÍGUEZ CALDERÓN, el “Bronco”, narrativa que se agota pronto para tornarse repetitiva y poco eficaz.
Tan soso y banal que no pocos observadores sugerían este lunes que los dos restantes debates se circunscribieran a un duelo cerrado entre las señoras SHIENBAUM y GÁLVEZ, dejando fuera a MÁYNEZ, por innecesario.
MAL DISEÑO
El problema en todo momento fueron los tiempos tan fraccionados que limitaban el intercambio de ideas. Jamás pudieron alargarse sobre un tema en particular, ante la prisa de brincar al siguiente rubro.
Disertaban a matacaballo, a contrarreloj, sin espacio para argumentar con la extensión ni la profundidad suficientes que el caso ameritaría.
Más que un torneo de ideas parecía una competencia de habilidades mentales. Sin importar lo bien fundados que estuvieran sus argumentos, lo sustantivo era la capacidad para responder a botepronto, de manea fluida.
Fue más un torneo de agilidad y plasticidad cerebral, que de confrontación ideológica. Para eso están los entrenadores especializados en este campo que en sesiones privadas de training vacunan al competidor (competidora) contra la marejada discursiva de sus oponentes.
Remato con un tema ya antes expuesto en esta columna, el del reino de la posverdad, donde importa más ser verosímil que veraz. A la defensa y al ataque, les interesa que la narrativa se escuche bien, suene creíble, con seguridad y convicción, sin importar qué tan cierta pudiera ser.
Muy lejos todavía de las democracias maduras como la francesa, donde los debates son verdaderos desafíos de esgrima intelectual. Y donde las diferencias en diagnósticos y propuestas afloran con nitidez para el televidente.
En fin. Faltan todavía dos combates, esperemos que organizadores y cuartos de guerra aprendan la lección. México se merece algo mejor.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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