Por Lic. Bárbara Lera Castellanos.
El acoso sexual hacia la mujer en México, según la encuesta realizada por el diario El país en 2020, comienza entre los 6 y 10 años de edad, alcanzando su pico a partir de los 16 años.
El tema sobre la ropa que usan las mujeres y su relación con el acoso es un tema de importancia vital para comprender esta problemática.
A una niña de edad escolar no puedes decirle que use pantalón para minimizar el acoso: es regla en la mayoría de las escuelas públicas que deben usar falda como parte del uniforme. La medida que toman las madres, tías, hermanas, es enseñarle que siempre debe usar un short debajo de su falda. Es indignante: desde niñas, lo primero que se nos enseña son formas de minimizar un acoso que sabemos va a ocurrir en cualquier periodo de nuestras vidas.
En un país como México, donde las mujeres son fuertemente acosadas aun cuando están cubiertas de pies a cabeza, vestir de esa forma puede ser contraproducente.
El derecho al vestido o el derecho a vestirse ha sido reconocido expresamente en instrumentos internacionales como en la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 25 o en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su artículo 11.
La libre elección de vestirse del ser humano deriva del derecho de decisión individual y autónoma de religión, partido, orientación, profesión, forma de vestir, entre otros. La única limitación, como todo derecho humano, es que no afecte derechos de terceros ni altere el orden público.
Si una persona es excluida de un espacio público debido a su forma de vestir, se puede considerar una forma de discriminación basada en la apariencia o la identidad personal. La exclusión basada en la vestimenta puede reforzar estereotipos y prejuicios, perpetuando la desigualdad.
Un punto subrayable sobre la relación de acoso y las formas de vestir de las mujeres, tiene que ver con «La agresión y el acoso sexuales nunca son culpa de la mujer, y menos reflejarse o justificarse por la forma libre de vestirse».
La agresión sexual y la violencia contra las mujeres no tienen lugar, y todas las mujeres, niñas y los niños tienen acceso a medios educativos que les inspiren a ser miembros de la sociedad ecuánimes, respetuosos y responsables.
Considero que el problema de acoso no está en la forma de vestirse, sino en el respeto que el varón carece para evitar ese comportamiento.
Finalmente, las mujeres somos tan libres como los varones, para poder vestirnos como nos guste, y eso no es motivo del irrespetuoso comportamiento que se tiene hacia las mujeres…