Cd. Victoria, Tam.- El doctor AMÉRICO VILLARREAL es uno de los ganadores claros de la pasada contienda electoral. Tendrá mayoría calificada en el congreso estatal y además una colección amplia de municipalidades se pintaron de guinda, incluyendo las siete principales, es decir, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria, Tampico, Madero y Altamira.
Importa también el triunfo moreno en Mante, por ser territorio del otrora todopoderoso CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS, excandidato a la gubernatura, exsecretario general de gobierno y exdirigente estatal de su partido.
En cuanto a la derrota de OSCAR ALMARAZ en Victoria no deja de ser una paradoja que por segunda ocasión se quede en la raya, pero con colores distintos.
En 2018, cuando todavía era priísta, quedó la impresión de que OSCAR había ganado la reelección pero le fue arrebatado el triunfo por un implacable operativo policial, operado desde el tercer piso, para imponer a un candidato del PÁN como XICOTÉNCATL GONZALEZ.
Figura de tan bajo perfil político que solo alcanzó a cumplir dos años antes de que fuera retirada por el mismo equipo cabezón, ante la notoria ausencia de resultados.
Detalle curioso el que ahora ALMARAZ haya concursado representando a los mismos colores que hace seis años lo desplazaron del mando. Se repite la historia, cuando ya se sentía ganado, perdió y se quejó de trampa.
FRONTERA DIFÍCIL
Otra paradoja nos ofrece el apretado triunfo de CARMEN LILIA CANTUROSAS en Nuevo Laredo. Curioso que le haya costado tanto ganar luego de ir a la cabeza en las preferencias del voto.
En la recta final, la candidata del PRIAN, YAHLEEL ABDALÁ, vio reforzadas sus aspiraciones por los llamados “poderes fácticos” que reinan desde las sombras y estuvieron muy cerca de imponerla en la silla municipal.
Ello, pese a su pobre rendimiento como candidata, si recordamos que había sido derrotada tres años atrás por la propia CARMEN LILIA. El reporte es que la morenista ganó esta vez con la escueta diferencia de 5 mil votos.
Habría sido un peligroso precedente para Tamaulipas el permitir que una plaza tan importante cambiara de autoridad tan solo por la decisión de grupos externos a la competencia electoral.
En Reynosa, el triunfo de CARLOS PEÑA ORTIZ sobre el panista LUIS, Cachorro, CANTÚ, puede también interpretarse como un indicativo de la decadencia que hoy vive el equipo de PÁNCHO CABEZA.
No solo en Reynosa, en toda la entidad y hasta en la cúpula nacional, el PAN está urgido de una recomposición profunda de mandos. Es un partido con mejores bases que dirigencias y una respetable historia como organismo político que merecería una conducción más experta y (sobre todo) transparente.
PURGA PENDIENTE
En términos generales, el verdadero perdedor es el exmandatario CABEZA DE VACA pues el reposicionamiento de AMÉRICO y su partido permitirá en breve recomponer su equipo de trabajo, particularmente en las posiciones que son herencia del pasado blanquiazul.
Léase las dos fiscalías, el Supremo Tribunal de Justicia y hasta el IETAM, entre otros organismos donde todavía ha seguido operando el equipo que llegó con el gobernador anterior.
Hay, de hecho, denuncias sobre corruptelas graves en el gobierno estatal y hasta en la UAT, que jamás avanzaron por el mismo motivo. La ausencia de interés de quienes tendrían por obligación las tareas de justicia y la lucha contra la corrupción.
Aunque la oportunidad también se presenta para reforzar las propias líneas en aquellas posiciones estratégicas donde reposa la operatividad política del régimen. La presidencia del Congreso, la dirigencia estatal del partido oficial y la propia Secretaría General de Gobierno.
Urge gente de refresco. Apuntalar el régimen para los compromisos que vienen, el renovado escenario bajo el entrante gobierno de la doctora CLAUDIA SHEINBAUM.
TRES NÁUFRAGOS
Las cúpulas de los partidos perdedores (PAN, PRI, PRD) están siendo presionadas hoy en día para que renuncien. Aunque para eso hay que tener dignidad y también vergüenza, virtudes que no abundan en los equipos de MARKO CORTÉS, ALITO MORENO y CHUCHO ZAMBRANO.
A manera de contraste, se recuerda la renuncia que presentó MANLIO FABIO BELTRONES al CEN tricolor luego de las derrotas sufridas por su partido en las elecciones gubernamentales de 2016.
Sin olvidar la dimisión que al mismo cargo presentó DULCE MARÍA SAURI en 2000, tras la derrota de su candidato FRANCISCO LABASTIDA en la justa presidencial frente al panista VICENTE FOX.
Lo que constatamos ahora en personajes como CORTÉS, MORENO y ZAMBRANO es algo que ya hemos visto en sus equivalentes regionales. Se salvan ellos, los dirigentes, aunque se hundan sus partidos.
Fieles exponentes de lo que ahora llamamos “partidocracia”, donde las cúpulas operan en función de una agenda privada. Se impone el interés personal que los conduce a la supervivencia en cargos plurinominales, dejando en la estocada a quien fuera su candidata formal a la Presidencia, XÓCHITL GÁLVEZ.
Poco puede esperarse de un PRD que se encuentra en vías de su extinción. En el PAN y el PRI cabría un replanteamiento profundo, una etapa de reflexión en torno a sus reiterados desencuentros con el electorado.
Sin embargo, los tricolores no lo hicieron tras las derrotas de LABASTIDA, MADRAZO y MEADE (2000, 2006 y 2018), como tampoco lo emprendió el PAN después de los frentazos que sufrieron JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA y RICARDO ANAYA (2012 y 2018). Hablar de autocrítica en ambas trincheras es pedir peras al olmo.
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