Los muertos en los caminos

2119
Tiempo aproximado de lectura: 2 minutos

Hugo Reyna / Corresponsal

Por los cuatro puntos cardinales de la ciudad se puede visualizar la presencia en acercas de los caminos, cruces, placas e imágenes que evocan la memoria de alguien que falleció en algún accidente trágico.

A lo largo del Boulevard Colosio rumbo al Puente Pharr a un costado del bordo del Canal Anzalduas, se puede observar toda clase de cruces, lapidas, placas y memoriales en recuerdo de quienes perdieron la vida en forma trafica, y que este 2 de noviembre son recordados por sus familiares o amigos.

Hoy en día, casi nada ha cambiado, a un costado de la Carretera Reynosa- Ciudad Victoria, así como la que enlaza de Matamoros o San Fernando y Tampico es inevitable observar cruces o lapidas en recuerdo de quienes murieron (principalmente en accidentes carreteros).

Las tumbas y lapidas edificadas en el punto, en donde se suscitó la tragedia y robó violentamente vidas de personas de todas las edades, son parte ya del paisaje árido rumbo a Victoria.

Es imposible avanzar apenas unos kilómetros y no observar sobre las brechas una lápida de cemento blanco, alguna ofrenda floral o una cruz de madera y también de metal que sirve para recordar a quien falleció en ese punto en particular de la carretera.

Difícilmente habrá quien niegue haber escuchado alguna vieja historia de un maestro, algún político, o cualquier personal, pero al fin y al cabo cercano o distante de alguien conocido y que murió en la Carretera a Ciudad Victoria.

Generalmente en los cafés, las charlas de los viejos se encienden alrededor de las historias de amigos conocidos que perdieron la vida en aquel tránsito a la capital de Tamaulipas o bien evocando accidentes que hoy con archivo de las páginas de los diarios en sus secciones de nota roja.

Sepulcros fríos y vacíos que se quedan en los caminos, solos y sin dolientes, son apenas referencia para los automovilistas de extremar precauciones y seguridad para evitar accidentes de lamentables consecuencias, son testimonios reales de lo que sucede en caso contrario.

Son los muertos de los caminos, ausentes ya de un destino y un camino que se quedó trunco y sin concluir, pero al menos algo si es totalmente seguro, sin importar a donde vayan esos caminos, llegarán a las ciudades de la región y ese trayecto si lo cumplirán aun después de no estar físicamente.