Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Ante el arribo a la presidencia en enero de Donald Trump, las corrientes migratorias por territorio mexicano pasarán de ser una pesadilla hacia un estado de insomnio.
En primer lugar, en caso de cumplir sus promesas de campaña, cerrará y sellará la frontera entre México y Estados Unidos (EEUU). En segundo lugar, advirtió que cancelará las políticas migratorias actuales operadas por la administración de Joe Biden incluyendo el sistema de citas a distancia a través del CBP-One.
Más extremo amenazante, Trump advirtió que iniciará un programa masivo de deportaciones, abarcando a los 11 millones de indocumentados, según cifras del Departamento de ICE. Su plan de llevar a cabo la «mayor deportación de inmigrantes de la historia del país» comenzará en Springfield, estado de Ohio, con destino a Venezuela.
Trump ha dicho que invocaría la Ley de Enemigos Extranjeros, una ley de 1798 que rara vez se ha utilizado y que permite al presidente deportar a cualquier no ciudadano de un país con el que Estados Unidos esté en guerra.
El republicano ha criticado duramente las políticas de Joe Biden para crear y ampliar vías legales de entrada, incluida la app CBP-One con la cual, a la fecha, casi 1 millón de personas han ingresado por cruces terrestres con México desde enero de 2023. Otra política ha permitido que más de 500 mil cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos vuelen al país con patrocinadores financieros.
Además, el presidente Trump volverá a poner fin al «programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia» (DACA, por sus siglas en inglés) del gobierno de Obama, el cual protege de la deportación a las personas que llegaron a EEUU cuando eran niños pequeños. Una demanda de gobernadores republicanos que parece encaminarse a la Corte Suprema impugna el DACA. Por ahora, cientos de miles de beneficiarios del DACA pueden renovar su estatus, pero no se aceptan nuevas solicitudes.
ESTADÍSTICAS ALARMANTES:
Solo para darnos una idea del insomnio, qué desde el pasado martes inundó en el ánimo de los transmigrantes en tránsito por territorio mexicano, se estima que, desde enero a julio de 2024, el Instituto Nacional de Migración (INM) registró la llegada de 276 mil migrantes venezolanos. La mayoría de ellos busca una cita desde México, para pedir asilo a Estados Unidos por medio del CBP-One.
Si calculamos al cierre de este año, y considerando las cifras registradas en 2023, sólo venezolanos por México serán cerca de 500 mil personas, incluyendo familias enteras, adultos mayores y menores acompañados y no acompañados.
Otros 500 mil emigrantes se estiman qué son de origen mexicano. De Centroamérica se calculan 250 mil y poco más de 150 mil inmigrantes del resto del mundo. En números aproximados, por México cruzan cerca de 1.4 millones de personas, la mayoría de origen venezolanos y mexicanos.
Del número citado aquí es el tamaño del problema y el reto que la actual administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y los políticos que gobiernan los países expulsores, tendrán que afrontar si Donald Trump cumple sus promesas de campaña.
Además, se debe considerar los problemas adicionales que la administración federal tendrá que enfrentar, si el republicano inicia acciones masivas de deportación de nuestros propios paisanos, y si incluye deportar migrantes de otros países a través de nuestro territorio.
Seguramente, el equipo del secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente y del nuevo coordinador del Instituto Nacional de Migración, estarán preparando acciones urgentes y emergentes para atender las amenazas del presidente de EEUU.
Por ello, México y los migrantes podrían encontrarse en la antesala, ya no de la pesadilla americana, antes sueño americano, ahora se vislumbra una nueva etapa del «insomnio mexicano»…