Por Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam.- El cambio en la percepción norteamericana del delito, al identificar a los cárteles como grupos terroristas tendrá consecuencias que la ciudadanía llana ha tardado en comprender.
Botón de muestra, el sonado caso de la banda sinaloense “Los Alegres del Barranco” cuyos integrantes son originarios de un poblado que lleva por nombre San José del Barranco, perteneciente (¡ups!) al municipio de Badiraguato.
Formado en 2005, el grupo se especializa en narcocorridos. Crónicas musicales del crimen organizado y apologías de personajes relevantes, a menudo por encargo.
En uno de sus éxitos intitulado “Los Demonios” queda clara esa vocación (“Yo soy gente de don Mayo, jefe pa toda la bola, soy Chepe de los demonios y muy fina mi persona”).
Igual rinden tributo a figuras como ALFREDO BELTRÁN LEYVA y, últimamente, a NEMESIO OSEGUERA, el “Mencho”, líder del CJNG (“El del Palenque” se llama la canción).
Éxito musical que interpretaron en recientes presentaciones, lo mismo en el Auditorio Telmex de la capital mexicana, que en un evento de Uruapan, Michoacán y luego en la Universidad de Guadalajara, donde exhibieron imágenes del mismísimo “Mencho”.
Impactante el video del concierto, donde apenas se alcanzan a perfilar las siluetas oscuras de los músicos en vivo, sobre el fondo de una pantalla gigante donde se proyectan imágenes del NEMESIO en distintas etapas de su vida, mientras ellos cantan: “cuatro letras van al frente, soy del mero Michoacán, donde es la Tierra Caliente, soy el señor de los gallos, el del cártel jalisciense” (YouTube: https://ytube.io/43al).
COSCORRÓN GRINGO
La opinión general es que llegaron demasiado lejos. Cuando todavía están frescas en el recuerdo las imágenes de Teuchitlán, el llanto que no cesa de las madres buscadoras y los titubeos en los tres niveles de gobierno donde aún no se ponen de acuerdo si el rancho “Izaguirre” era centro de entrenamiento, campo de exterminio o ambas cosas.
La respuesta firme vino de Estados Unidos, cuando el exembajador en México y actual subsecretario de Estado CHRISTOPHER LANDAU informó con tono de orgullo:
-“Me complace anunciar que el Departamento de Estado”, “revocó los permisos de trabajo y las visas de turismo a los miembros de esa banda», por difundir imágenes del «Mencho», dijo, “glorificándolo”, siendo “un capo de la droga y un líder violento.”
Explicó que la administración TRUMP se toma muy en serio a quien recibe en su país y “no vamos a extender la alfombra roja a quienes enaltecen a criminales y terroristas.”
Rudo golpe con sabor a veto, pues afectó presentaciones ya programadas del grupo musical. El gobierno de Querétaro anuló un contrato acordado en una feria municipal para el 19 de abril. En Tequila, Jalisco, les cancelaron la actuación en un evento popular previsto el 4 de mayo.
LA VÍA PUNITIVA
El caso es que se quedaron sin VISA por su notoria ausencia de cordura. No solo al interpretar la canción apologética de NEMESIO sino (sobre todo) por el andamiaje visual que armaron en el concierto. Pena ajena, el apoyo de la Universidad de Guadalajara que les prestó el lugar.
Pero esto va más lejos. El grupo parlamentario de MORENA en San Lázaro está promoviendo ahora una iniciativa de reforma al Código Penal para castigar con penas más severas la apología del delito, no solo en canciones, también en obras de teatro, series de TV y radio, videojuegos y cualquier «otra forma de expresión mediática».
Como apología entienden la acción de exaltar, justificar o promover públicamente conductas delictivas y también a quienes las cometen, en cualquier forma de difusión pública.
Falta ya configurada en nuestra legislación. El Artículo 208 del Código Penal Federal advierte que quien provoque públicamente a violar la ley o haga apología de ello, será sancionado con 10 a 180 jornadas de trabajo comunitario.
Esto, si el delito no se consuma. Porque en caso de que el delito se ejecute, la pena se agrava y el provocador recibirá la sanción relativa a su responsabilidad.
DIFÍCIL REFORMA
Lo que proponen los morenistas encabezados por el diputado federal ARTURO ÁVILA ANAYA es una actualización, agravar el castigo y añadir la incitación a la violencia contra las mujeres.
Se considera en ello la intencionalidad de quien lo comete, para determinar si existe la voluntad de alabar o justificar el delito. Por supuesto, es apenas una iniciativa.
De entrada se antoja muy cuesta arriba. En México tenemos música de matones desde el siglo 19. La apología no sólo de caudillos, también de bandidos, ¿igual estarían prohibidas?, ¿y las series de narcos en Netflix?
Tema plagado de ambigüedades. Definir si tal o cual obra, canción, película o programa incurren en ello, dependerá del ministerio público o del juez. Habrá ejemplos claros, donde no exista duda, como los corridos a BELTRAN LEYVA, el MAYO y NEMESIO.
En otros no será tan fácil. Gente como PESO PLUMA suele usar palabras de la jerga callejera para referirse a los narcóticos y sus abogados podrán escudarse en la diversidad semántica.
Detalle curioso. Hoy que CHRISTOPHER LANDAU anuncia con tanta alegría la sanción al grupo sinaloense, le haría bien escuchar a los raperos afroamericanos que también incitan al consumo de drogas.
Entre tantos más, SNOOP DOGG (marihuana), BIGGIE SMALLS (crack) o el caso emblemático de JUICE WRLD quien no solo festinó el consumo de estupefacientes sino que (además) murió por una sobredosis de oxicodona y codeína.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com