Dr. Jorge A. Lera Mejía.
A solo unas horas de oficializar la nueva amenaza arancelaria del 30% a las exportaciones mexicanas a los EEUU, está en ciernes si se llegarán a acuerdos favorables o no, o si dichos aranceles se aplicarán a las mercancías fuera del Tratado.
En caso que los aranceles del 30% no sea generalizada para todos los productos mexicanos, sino que aplicará únicamente al comercio que está fuera de las reglas y coberturas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).
Esto significaría que el arancel del 30% solo afectará aproximadamente al 14%-15% de las mercancías, es decir, aquellos productos y flujos comerciales que no cumplen o no están incluidos en las reglas de origen o disposiciones del TMEC.
La gran mayoría de las exportaciones mexicanas quedarán exentas si cumplen con el TMEC; por tanto, el golpe se concentra en el comercio “fuera de tratado” (productos que no prueban origen o están excluidos del acuerdo).
Ejemplos típicos de mercancías afectadas serían algunos vehículos, productos de acero, aluminio y tomates que por distintas razones no califican como “originarios” bajo el TMEC.
La medida estará acotada a ese 14%-15% fuera del TMEC y no es un arancel completamente generalizado para todas las exportaciones mexicanas. La mayoría del comercio bilateral seguirá operando sin ese arancel siempre que mantenga certificación TMEC.
En caso contrario, si el arancel del 30% se aplicara de forma generalizada a todas las exportaciones mexicanas a Estados Unidos —sin las excepciones del TMEC— el impacto sería profundo y negativo para la economía mexicana:
Caída fuerte de exportaciones: Moody’s Analytics estima que las exportaciones mexicanas al mercado estadounidense podrían caer 3.4% solo en los primeros tres meses y hasta 2.6% en volumen anual si se mantiene la medida.
Recesión y menor crecimiento: El Producto Interno Bruto (PIB) de México podría disminuir hasta en 1.2 puntos porcentuales en 2025 por el golpe a las exportaciones, lo que implica un alto riesgo de recesión.
Pérdida de empleos: Sectores industriales como el automotriz, minero, farmacéutico y electrónico sufrirían grandes contracciones, con pérdida de empleos manufactureros y logísticos que dependen del comercio binacional.
Presión cambiaria e inflación: El peso sufriría depreciación por la pérdida de divisas; las importaciones de insumos se encarecerían, elevando los precios internos y presionando la inflación mexicana.
Golpe a cadenas de suministro: Las cadenas productivas integradas entre México y EE.UU. se verían desestabilizadas, encareciendo productos, agravando la planeación de empresas y aumentando los costos de transacción.
Caída de inversión extranjera: Se prevé una reducción de la Inversión Extranjera Directa (IED), ya que la incertidumbre comercial limitaría los planes de instalación y expansión de empresas globales en México.
Tensión y posibles represalias: El ambiente bilateral se tensaría y México podría responder con aranceles a productos estadounidenses, escalando aún más las restricciones comerciales.
Un arancel generalizado de 30% provocaría una “tormenta perfecta” marcada por menor exportación, caída del PIB, inflación, desempleo y depreciación del peso, erosionando la principal fuente de crecimiento externo en México y afectando profundamente la estabilidad económica nacional.