Dr. Jorge A. Lera Mejía.
La brecha generacional entre padres mayores de 70 años y sus hijos menores de 40 años se caracteriza principalmente por diferencias notables en valores, estilos de vida y formas de comunicación, aunque también existen puntos de coincidencia fundamentados en el sentido de familia y el apoyo mutuo.
Diferencias Generacionales
Los padres de 70 años suelen tener un estilo de crianza más tradicional, con énfasis en la disciplina, el respeto a la autoridad y valores conservadores, mientras que los hijos, criados entre los años 80 y 90, tienden a ser más flexibles y adaptativos, expuestos a cambios sociales, tecnológicos y culturales acelerados.
A nivel de comunicación, los padres mayores pueden mostrar resistencia a las nuevas formas tecnológicas o mayor dificultad para establecer diálogo abierto sobre temas “modernos” que para los hijos resultan cotidianos, como el uso de redes sociales o nuevas formas de trabajo y familia.
Existen discrepancias en la concepción sobre el trabajo, la estabilidad laboral y la movilidad social. Los padres idealizan carreras largas en una sola empresa, mientras los hijos enfrentan mercados laborales más inestables y globalizados.
Las dinámicas de autonomía, dependencia y cuidado también varían: los padres a menudo luchan por mantener su independencia, mientras que los hijos adultos asumen gradualmente roles de cuidadores y proveedores, lo que genera tensiones y reacomodos en la relación familiar.
Coincidencias Generacionales
Tanto padres como hijos reconocen la importancia del diálogo y la comunicación como base para mantener relaciones armónicas, aunque exista dificultad inicial para entenderse.
La solidaridad familiar se expresa con reciprocidad: los padres ayudan en la crianza y consejo de los hijos durante la adultez temprana, y los hijos retribuyen ofreciendo apoyo emocional, logístico y eventualmente cuidados en la vejez.
Persiste un apego afectivo fuerte y una estructura familiar cohesionada, donde valores como el respeto, la lealtad y la gratitud son compartidos y transmitidos, incluso si su significado específico varía entre generaciones.
Factores de Contexto
La convivencia y la adaptación a los cambios sociotecnológicos se convierten en retos y oportunidades para las dos generaciones, quienes deben encontrar puntos de encuentro para compartir actividades y proyectos comunes, favoreciendo el fortalecimiento de los vínculos.
Las diferencias pueden ser amortiguadas mediante espacios de diálogo, donde las discrepancias ideológicas quedan en segundo plano y se prioriza el entendimiento mutuo y la cooperación familiar.
Principales desafíos:
Choque de valores y estilos de vida: Hay desacuerdos sobre prioridades como la autonomía, la educación de los nietos, el papel de la tecnología y la importancia del trabajo o el ocio. Lo que una generación considera normal, la otra puede verlo como inadecuado o irresponsable.
Roles de dependencia y autonomía: Para los padres, es difícil aceptar la autonomía de los hijos adultos y renunciar a la función de “protectores”. Para los hijos, puede ser complicado asumir roles de cuidado o establecer límites claros con los padres mayores.
Conflictos emocionales y salud mental: Estas tensiones pueden impactar negativamente en la autoestima y el bienestar emocional tanto de padres como de hijos, llevando incluso a rupturas temporales o definitivas en la relación familiar, especialmente cuando los desacuerdos se prolongan.
Desafíos en la convivencia: Si conviven bajo el mismo techo, puede surgir falta de privacidad, sobrecarga de responsabilidades y frustraciones por la administración del hogar y el tiempo personal.
Desacuerdos en la crianza de los nietos: La intervención de los abuelos en los procesos de crianza a menudo genera tensiones al querer imponer métodos antiguos frente a las formas actuales de educar.
Llegar a ser abuelos
Ser abuelo a los 65-70 años permite transmitir experiencia, brindar apoyo emocional y fortalecer lazos familiares; además, puede ser fuente de gratificación y sentido de vida.
Como contras, existen limitaciones físicas, posibles problemas de salud y menor energía para cuidar nietos pequeños, y existe el riesgo de aislamiento o sentirse poco útil si no se mantiene una buena relación familiar.
En suma, la brecha generacional se manifiesta en diferencias de valores, comunicación y expectativas, pero puede ser superada o equilibrada por la empatía, el diálogo y la solidaridad familiar...