domingo, 21 de septiembre de 2025

Columnas, Opinión Económica

"BRECHAS GENERACIONALES PADRES E HIJOS DE HOY"

Dr. Jorge A. Lera Mejía. La brecha generacional entre padres mayores de 70 años y…

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

La brecha generacional entre padres mayores de 70 años y sus hijos menores de 40 años se caracteriza principalmente por diferencias notables en valores, estilos de vida y formas de comunicación, aunque también existen puntos de coincidencia fundamentados en el sentido de familia y el apoyo mutuo.

Diferencias Generacionales

Los padres de 70 años suelen tener un estilo de crianza más tradicional, con énfasis en la disciplina, el respeto a la autoridad y valores conservadores, mientras que los hijos, criados entre los años 80 y 90, tienden a ser más flexibles y adaptativos, expuestos a cambios sociales, tecnológicos y culturales acelerados.

A nivel de comunicación, los padres mayores pueden mostrar resistencia a las nuevas formas tecnológicas o mayor dificultad para establecer diálogo abierto sobre temas “modernos” que para los hijos resultan cotidianos, como el uso de redes sociales o nuevas formas de trabajo y familia.

Existen discrepancias en la concepción sobre el trabajo, la estabilidad laboral y la movilidad social. Los padres idealizan carreras largas en una sola empresa, mientras los hijos enfrentan mercados laborales más inestables y globalizados.

Las dinámicas de autonomía, dependencia y cuidado también varían: los padres a menudo luchan por mantener su independencia, mientras que los hijos adultos asumen gradualmente roles de cuidadores y proveedores, lo que genera tensiones y reacomodos en la relación familiar.

Coincidencias Generacionales

Tanto padres como hijos reconocen la importancia del diálogo y la comunicación como base para mantener relaciones armónicas, aunque exista dificultad inicial para entenderse.

La solidaridad familiar se expresa con reciprocidad: los padres ayudan en la crianza y consejo de los hijos durante la adultez temprana, y los hijos retribuyen ofreciendo apoyo emocional, logístico y eventualmente cuidados en la vejez.

Persiste un apego afectivo fuerte y una estructura familiar cohesionada, donde valores como el respeto, la lealtad y la gratitud son compartidos y transmitidos, incluso si su significado específico varía entre generaciones.

Factores de Contexto

La convivencia y la adaptación a los cambios sociotecnológicos se convierten en retos y oportunidades para las dos generaciones, quienes deben encontrar puntos de encuentro para compartir actividades y proyectos comunes, favoreciendo el fortalecimiento de los vínculos.

Las diferencias pueden ser amortiguadas mediante espacios de diálogo, donde las discrepancias ideológicas quedan en segundo plano y se prioriza el entendimiento mutuo y la cooperación familiar.

Principales desafíos:

Choque de valores y estilos de vida: Hay desacuerdos sobre prioridades como la autonomía, la educación de los nietos, el papel de la tecnología y la importancia del trabajo o el ocio. Lo que una generación considera normal, la otra puede verlo como inadecuado o irresponsable.

Roles de dependencia y autonomía: Para los padres, es difícil aceptar la autonomía de los hijos adultos y renunciar a la función de “protectores”. Para los hijos, puede ser complicado asumir roles de cuidado o establecer límites claros con los padres mayores.

Conflictos emocionales y salud mental: Estas tensiones pueden impactar negativamente en la autoestima y el bienestar emocional tanto de padres como de hijos, llevando incluso a rupturas temporales o definitivas en la relación familiar, especialmente cuando los desacuerdos se prolongan.

Desafíos en la convivencia: Si conviven bajo el mismo techo, puede surgir falta de privacidad, sobrecarga de responsabilidades y frustraciones por la administración del hogar y el tiempo personal.

Desacuerdos en la crianza de los nietos: La intervención de los abuelos en los procesos de crianza a menudo genera tensiones al querer imponer métodos antiguos frente a las formas actuales de educar.

Llegar a ser abuelos

Ser abuelo a los 65-70 años permite transmitir experiencia, brindar apoyo emocional y fortalecer lazos familiares; además, puede ser fuente de gratificación y sentido de vida.

Como contras, existen limitaciones físicas, posibles problemas de salud y menor energía para cuidar nietos pequeños, y existe el riesgo de aislamiento o sentirse poco útil si no se mantiene una buena relación familiar.

En suma, la brecha generacional se manifiesta en diferencias de valores, comunicación y expectativas, pero puede ser superada o equilibrada por la empatía, el diálogo y la solidaridad familiar...