Por Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam.- Fuerzas federales arrestaron a 38 civiles dotados con equipo táctico y armas para uso exclusivo del ejército en un campo de entrenamiento paramilitar ubicado en la zona serrana de Vista Hermosa, municipalidad de Michoacán, en los límites con Jalisco.
No sería raro en una región infestada de bandas delictivas y grupos de autodefensa, si no fuera porque los detenidos son miembros (ande usted) de la Iglesia Luz del Mundo. Estarían siendo capacitados como personal de seguridad en sus templos y para guardaespaldas de sus jerarcas.
Confesaron que el adiestramiento bélico los prepararía en la defensa espiritual ante el (¿inminente?) “fin del mundo”. El grupo recibía el nombre de “Jahzer”, en apariencia bíblico (“Jazer”, “Yaazer”, “Dios ayuda”).
Ello, al tiempo que una corte federal de California prepara un nuevo juicio contra el jefe máximo de dicha congregación, NAASÓN JOAQUÍN GARCÍA, preso y sentenciado por abuso de menores, con una condena de 16 años.
Calificada por los conocedores como blanda, dada la gravedad (y cantidad) de los delitos. Sin embargo, los abogados de sus víctimas promovieron un nuevo juicio, ahora por tráfico sexual, explotación infantil, crimen organizado y delitos financieros.
Resulta, entonces, comprensible que la poderosa organización con presencia en 50 países y sede mundial en Guadalajara, se esté pertrechando para defender tan boyante culto.
LA ESTIRPE
Rara hibridación. En la tercera década del siglo 20, entre una zona cristera, sinarquista, católica preconciliar, nació este fenómeno religioso de carácter independiente y cuyo modelo organizativo, lo aproxima más a las denominaciones protestantes.
Con la particularidad de que gira en torno a un apellido, una familia, un linaje fundado por don EUSEBIO JOAQUÍN GONZÁLEZ, autonombrado “AARÓN”, oriundo de Colotlán, Jalisco, nacido en 1896. En 1926 fundó Luz del Mundo y la dirigió hasta su muerte en 1964. Se hacía llamar “Apóstol de Jesucristo.”
Relatos póstumos de la prensa cuentan que este primer JOAQUÍN incurrió en prácticas de explotación sexual; tema tabú en aquellos años 40s y 50s, que lo salvó de la justicia.
La segunda generación llega con SAMUEL JOAQUÍN FLORES, hijo de EUSEBIO y nacido en 1937, quien gobernó la institución hasta su deceso en 2014. Con los mismos vicios de su señor padre, en 1997 SAMUEL fue acusado ante la PGR por violación de mujeres y menores seleccionados entre su feligresía.
Para entonces ya había gente dispuesta a hablar. Testimonios públicos que encontraron espacio en medios periodísticos. Aunque la fortuna del acusado se convertiría en el fiel de la balanza. Sus defensores emplearon argucias legales (y otras ilegales, la extraña muerte de testigos clave) para abortar el proceso judicial.
Se habló de protectores políticos. En ese tiempo ya era patente la utilidad práctica de intercambiar el apoyo de la organización (financiamiento, votos) por impunidad.
PASTOR CAUTIVO
Así llegamos al tercer JOAQUÍN, de nombre NAASÓN, hijo de SAMUEL, nieto de EUSEBIO, quien al arranque del siglo 21 hace del proyecto un corporativo maduro, con personal especializado y diversidad de funciones: doctrinal, administrativa, jurídica, de seguridad y relaciones públicas.
Por igual, heredó la propensión enfermiza del padre y el abuelo. Pero NAASÓN tendría menos suerte. Entre una generación y otra creció el número de acusadores. Más descaro, pero también mayor cultura de la denuncia.
Nacido en 1969, NAASÓN tomó el mando en 2014, multiplicando los templos dentro y fuera del país. Su inmensa fortuna. Se sentía continuador intocable de una casta iluminada que lo haría inmune a las leyes humanas, con desmedida confianza en el dinero y sus influencias políticas.
El despertar fue brusco. En junio de 2019 es arrestado por la policía al bajar del avión en Los Ángeles, California. ¿Cargos?, los mismos de sus antecesores. El uso persuasivo de la fe religiosa, como cebo para convertir en esclavas sexuales a mujeres menores de edad, casi niñas.
¿PREPARAN RELEVO?
Desde la cárcel estatal de North Kern, California, el hombre espera un nuevo juicio, tras declararse “no culpable” (“not guilty”) el pasado miércoles 24 de septiembre. Lo cual abre la posibilidad de una avalancha informativa con decenas de casos aún desconocidos.
Y, además, la necesidad de un relevo en la cúspide de la congregación. Organismo privado que exige algunos requisitos para el traspaso del mando, pues (1) su linaje es patrilineal, paterno-filial, (2) incluye el control de los activos eclesiales, una fortuna, pero (3) para legitimarse, suele emplear la coartada de una presunta revelación divina.
Ante una ausencia del titular que se augura larga, su único hijo varón, un treintañero de nombre ADORAIM JOAQUÍN ZAMORA, ha estado presidiendo ceremonias litúrgicas. Lo cual, sus simpatizantes aderezan con presuntas señales de carácter milagroso que apuntan hacia su persona.
Faltaría saber si el desprestigio acumulado por tres generaciones representa algún desgaste interno, reclamos soterrados hacia la familia. Y ver si el heredero muestra la misma inclinación abusiva del bisabuelo EUSEBIO y el abuelo SAMUEL. Misma que hoy tiene preso a su padre NAASÓN.
Afloran, pues, todos los elementos de un cavernoso thriller. Dinero, poder, milagros, litigios graves ante la justicia y relaciones oscuras con la clase política mexicana. Vaya historia.
BUZÓN: [email protected]
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