Por José Gregorio Aguilar
En su más reciente informe municipal, el alcalde Eduardo Gattas destacó una mejora de más de 15 puntos en la percepción ciudadana sobre seguridad, según cifras del INEGI. Aseguró que “el corazón de Tamaulipas late con más fuerza que nunca en seguridad”, atribuyendo el avance a la coordinación entre los gobiernos federal, estatal y municipal, así como a la instalación de mesas de seguridad.
Sin embargo, la realidad que viven los ciudadanos en las colonias populares dista mucho de ese discurso. Paulino Cortés, dirigente del comercio informal, ofreció un testimonio que contradice la narrativa oficial: “En el centro hay estatales caminando a pie, pero nuestros compañeros viven en las colonias populares… ahí sí han sufrido robos en sus casas, en tienditas, en la calle”.
Cortés incluso relató el caso de una comerciante asaltada en la colonia Moderna, quien decidió no levantar una denuncia por considerarlo “una pérdida de tiempo”.
Los robos en tiendas de conveniencia y viviendas son constantes, y la presencia policial en las colonias es prácticamente nula. A esta denuncia se suma la del presidente de la CANACO, Federico González Sánchez, quien reconoció que los robos a farmacias y tiendas de conveniencia como Oxxo continúan en aumento, especialmente en la periferia de Ciudad Victoria.
Aunque en el centro de la ciudad no se reportan incidentes, las colonias siguen siendo blanco de asaltos nocturnos y esporádicos, afectando a negocios con horarios extendidos y escasa vigilancia.
El alcalde basa su discurso en encuestas de percepción, pero omite cifras reales de incidencia delictiva y no aborda la desigualdad territorial en materia de seguridad. Si bien presume coordinación con la Guardia Estatal, la operatividad no depende del municipio, que carece de una policía propia.
¿Y la responsabilidad del supuesto alcalde?
Aunque la seguridad está en manos del Estado, el alcalde gobierna el territorio y tiene la obligación de gestionar, coordinar y denunciar las carencias. Presumir logros sin reconocer las brechas es maquillar la realidad y evadir su responsabilidad política.
Los comerciantes han solicitado al gobernador reforzar la seguridad en las colonias, convencidos de que el alcalde Gattas no ve ni escucha. Encerrado en su mundo imaginario y con el ego inflado por encuestas de percepción, presume una ciudad que no existe más allá de su informe.
Mientras tanto, en las colonias populares, los robos continúan y la vigilancia sigue brillando por su ausencia.