viernes, 14 de noviembre de 2025

Columnas, Nada Personal

El Informe de Lucy

Entre el ego, el botox y el desastre urbano, Victoria sobrevive al show de un…

El Informe de Lucy

Entre el ego, el botox y el desastre urbano, Victoria sobrevive al show de un alcalde que confunde el poder con el espejo.

Bochornoso y digno de lo peor en lo que puede degenerar un político que se cree la estrella de cada evento —y peor aún, que supone que el mundo gira a su alrededor— fue el reciente “informe de labores” de Lucy de Gattas al frente del DIF municipal. En realidad, el acto terminó siendo un retrato fiel del personaje que la acompaña: Lalo Gattas, el misógino, acaparador y egocéntrico que no soporta que el reflector no lo ilumine.

El informe de Lucy era eso, su informe; pero a la mente estrecha de Lalo no le cabe que su esposa tenga vida propia. Desde que llegó al recinto parecía convencido de que él sería quien rindiera cuentas. Saludaba a todos —aunque nadie quisiera saludarlo—, posaba para las cámaras y se movía con ese aire de divo que solo da la inseguridad. Era el día de ella, no el suyo. Pero claro, pedirle a Gattas que entienda algo tan básico es como pedirle peras al olmo. Es raspa, rústico y patán. Cualquier otro adjetivo se queda corto.

Y pensar que aún faltan dos años de esta pesadilla llamada Eduardo Gattas Báez, mejor conocido como el señor del botox. El peor administrador que ha tenido la otrora limpia y ordenada Ciudad Victoria. Aquella frase “¡Victoria te quiero más!” hoy suena como burla: sí la quiso… pero más hundida, más oscura, más pestilente. Una ciudad convertida en chiquero, con calles destrozadas y olor a drenaje, mientras el alcalde presume filtros en redes sociales y boletines alegres.

Los ciudadanos denuncian y no hay eco. Los detractores del señor botox dicen con sorna: “Ah, pero querían 4T… ahora aguántense”.

Y hablando de políticos que se equivocaron de oficio, ahí está el doctor Maggid Rodriguez Avendaño, aun delegado del IMSS-Bienestar. Como dicen por ahí: como político es buen doctor. Confunde el servicio público con el servirse del público. En lugar de mejorar hospitales o abastecer medicamentos, se dedica a subir fotos del perrito famoso de la Torre Bicentenario. Prioridades, diría él. Hace meses se habló de su salida, pero nada. Sigue hundiendo al sector salud mientras explora cuevas y presume aventuras.
Los tamaulipecos pueden esperar.

Y en medio de tanto movimiento, sorprendió la renuncia de Jesús Lavín Verástegui, secretario de Finanzas del Estado. El “Neneque” dejó la caja de las galletas sin explicación alguna. ¿Motivos? Nadie sabe. Tal vez un reacomodo, o quizá algo se cocinó que no olía bien. Los cambios siempre serán buenos, esperemos que este no sea la excepción.

Y para cerrar con broche de cinismo, Humberto Prieto Herrera, el ex panista convertido en newmorenista y actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, asegura que los diputados no se aumentarán el sueldo. ¿Usted le cree? Yo tampoco. La congruencia nunca ha sido su fuerte. Nació panista, defendió a rabiar al prófugo Francisco N., y hoy jura lealtad a la 4T. Con ese historial, su palabra vale lo mismo que una promesa de campaña.

En contraste, algo más amable: la alcaldesa de Nuevo Laredo, que se ha hecho notar con proyectos como el Tren del Norte, con el que busca consolidar el desarrollo y la competitividad de la región. Proyecto hay, sin duda. Pero falta mucho tramo por recorrer… y ella lo sabe.

Mientras tanto, en Victoria seguimos contando los días para que termine la era del botox y empiece la reconstrucción. Porque de amor a la ciudad, a Gattas solo le quedó la pose.

ahí quedo..