Por José Gregorio Aguilar
Desde hace semanas —meses incluso— miles de automovilistas sortean los pozos y baches de la calle 27, entre Juárez y Carrera, como si se tratara de un rally urbano. En ocasiones invaden carriles contrarios y pasan peligrosamente cerca de peatones, quienes también están en riesgo al caminar por banquetas destruidas y cubiertas de lodo.
La queja ciudadana es contundente: “¿Dónde está el servicio de bacheo que presume el alcalde? Dense una vuelta por la colonia Héroes de Nacozari y verán el peligro que representa transitar por esa vialidad. No se ve personal trabajando, solo maquinaria estacionada y tierra arrastrada por las lluvias, convertida en plastas de lodo que afectan a vecinos del 25 y 26”.
La denuncia también advierte que automovilistas circulan en sentido contrario por la calle 26 debido al mal estado de la 27, a gran velocidad, poniendo en riesgo a estudiantes y feligreses de los dos planteles educativos y la iglesia ubicados en la zona.
El contraste no pasa desapercibido: mientras en redes sociales el presidente municipal Eduardo Gattás presume su programa de bacheo, en la calle 27 “brilla por su ausencia” y no ha emitido comentario alguno sobre los trabajos inconclusos.
La ironía es inevitable: la avenida con mayor circulación de Victoria se ha convertido en un símbolo del abandono, un recordatorio de que las promesas de bacheo se diluyen entre charcos, lodo y maquinaria apagada.