AQUELLOS MAESTROS

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POR ANGEL VIRGEN ALVARADO

Pertenezco a la generación de estudiantes que conocimos y supimos la disciplina escolar. Cuando el profesor era verdadera autoridad en el salón… y fuera de él.

En aquellos benditos años, al maestro se le respetaba.

¿Quién de nosotros, los varones, no supo alguna vez de un estirón de patillas?

¿O que estudiantes de primaria se salvó de un reglazo en las manos?

Ah…y cuidado con que un profesor le dijera a uno niño: “Mañana me traes a tu mamá”-

Era una sentencia directa a un par de chanclazos o cintarazos. En aquellos años había que aprenderse las tablas de multiplicar de memoria.

¡Cómo batallábamos con la tabla del 9!

Claro, había quienes batallábamos con la tabla del 4, del 7 y del 9.

Y aquellas planas de cuaderno llenas de caligrafía. Eso permitió que muchos compañeros y compañeras, al final, lograran tener una letra cursiva hermosa.

El maestro era autoridad, era guía y era consejero.

Hubo un tiempo en que los maestros llegaron a formar, dentro de la sociedad, una élite.

Ganaban buen dinero y, además, tenían excelentes créditos.

En aquel tiempo, era de los cincuentas, sesentas e inclusive, setentas, el maestro podía ir a Estados Unidos sin mayor trámite que enseñar, en las garitas de los puentes internacionales, su credencial de la SEP.

Un día todo empezó a cambiar…

Se formó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –SNTE- y las cosas se viciaron: Pertenecer a la directiva sindical permitía ausentarse de las aulas pero seguir cobrando…

Cobrando sin enseñar, solo haciendo “trabajo sindical”.

Los líderes del magisterio se convirtieron en todo poderosos sindical y económicamente hablando.

Huelga mencionar el caso de la profesora ELBA ESTHER GORDILLO para ver con claridad hasta donde llegaron los líderes sindicales.

La gente se pregunta: ¿Cómo es posible que haya profesores que actualmente ganen 100 mil pesos mensuales y haya otros profesores que si trabajan y solo ganan entre 10 y 12 mil pesos al mes?

Así de disparejo está el asunto en las filas del magisterio.

Hay otros profesores que prefieren NO JUBILARSE PORQUE “TRABAJANDO” DE INSPECTORES OBTIENEN ESTUPENDO SUELDO.

Aunado a lo anterior…

El maestro, poco a poco, fue perdiendo autoridad real entre el alumnado.

Aparecieron los famosos Derechos Humanos y Los Derechos de los Niños y ahora, tratar imponer algo de disciplina a un niño es como ofender al eterno: Dios libre a un profesor a incurrir en ese error.

-“Su me castiga o me reprueba le voy a decir a mi papá que le dé un levantón”- dicen, dijo, un niño de cuarto año a su profesor.

Verdad o mentira pero las versiones así circulan en las famosas “redes sociales”.

Todo cambia, pero, allá en el fondo, el aprecio y cariño por los profesores, continúa.

Hablo por mí ¡Feliz Día del Maestro!

 

CON LA VENIA DE MIS EDITORES, nos leeremos el próximo domingo, Dios mediante, en CRÓNICA SEMANAL

Por hoy, es todo.

P.D.- El E-mail…

Una hija hablaba con su padre y se quejaba de la vida, lamentándose de que las cosas no le salían bien.

No sabía qué hacer para seguir adelante. Se sentía sin fuerzas y a punto de rendirse.

Estaba cansada y harta de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado.

Cada vez que solucionaba un problema, aparecía otro. Ya no podía más.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí tomó tres ollas con agua y   las puso sobre el fuego. Cuando el agua de las tres ollas empezó a hervir, puso en una

zanahorias, en otra colocó huevos y en la última granos de café.

Las dejó hervir y se quedó mientras tanto en silencio. Simplemente se limitó a sonreír a su hija, mientras esperaba a que las tres ollas acabaran su proceso.

La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre.

Después de unos veinte minutos el padre apagó el fuego.

Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y

finalmente, colocó el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: -Querida, ¿qué ves?

-Huevos, zanahorias y café, respondió.

Hizo que se acercara y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban

blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.

Luego le pidió que probara el café, ella después de tomar un sorbo, sorprendida e intrigada a la vez, preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: “agua

hirviendo”

Pero que los tres habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua, fuerte, dura; pero después de pasar por el proceso había

quedado blanda y fácil de deshacer.

Los huevos habían llegado al agua siendo frágiles, su delicada cáscara protegía su interior; pero después de estar en el agua hirviendo, se habían endurecido.

Los granos de café, después de estar en el agua hirviendo, habían teñido el agua.

-¿Cuál de los tres elementos eres tú?… Cuando la adversidad llama a tu puerta… ¿Cómo

respondes?

Le preguntó a su hija.

-¿Eres como una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

-¿Eres como un huevo, que comienza con un corazón frágil, con un espíritu fluido, pero

después de una pérdida de un ser querido, una separación o un despido se ha vuelto duro e

inflexible?

Por fuera todo sigue aparentemente igual, pero por dentro estás amargada y rígida; y tu

espíritu y corazón se han endurecido.

-¿O eres un grano de café? Que es capaz de aprovechar la adversidad y lo que le causa

dolor y justo cuando el agua llega al punto máximo de ebullición, es capaz de desprender su mejor sabor y aroma.

Dios quiera que seas como el grano de café, que cuando las cosas se ponen mal, tú puedas

reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren.

Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y a todas las personas que te rodean.

“Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo y alegría el “dulce aroma del café”, para que nunca pierdas ese olor grato que solo tú y quien es capaz de atravesar

por las más duras circunstancias sabe transmitir a los demás”