Agencias.- El director del Fondo de Cultura Económica (FCE) Paco Ignacio Taibo II, informó que el plan editorial para 2020 solo considera 200 de los 500 libros que pretendía publicar este año entre novedades y reimpresiones.
“Cuando llegamos (al cargo en diciembre de 2018) había mil libros en cola… eso no lo podíamos asumir, pues no se había tenido una política de compromisos y contratos. En esos momentos fuimos lentamente recuperando reimpresiones; ahora es peor, te digo que el plan editorial de este año bajó de 500 a 200 libros entre novedades y reimpresiones”, dijo.
También detalló que entre los trabajadores del FCE, Educal y la Dirección General de Publicaciones, que suman 700 trabajadores, no se han registrado bajas por COVID-19. También comentó que la política de regalo de libros digitales gratuitos, ha permitido el registro de 650 mil libros regalados.
“Nosotros no llegamos a cuidar un cementerio o un mausoleo para expresidentes. Llegamos para construir una editorial vinculada a las necesidades de la población”, concluyó.
UN DRAMA MUNDIAL
El estado de alerta en el que está sumido México por el coronavirus se ha trasladado al sector editorial con un efecto de distinta intensidad según el actor afectado. Librerías cerradas que no saben cuánto podrán aguantar, distribuidoras sin pedidos, miles de escritores independientes sin trabajo y editoriales obligadas a suspender lanzamientos y presentaciones y a aplazar cualquier novedad como mínimo hasta junio son los ingredientes de un panorama oscuro.
La tormenta puede servir, sin embargo, para redefinir una oferta sobredimensionada, buscar otras formas de promoción y fomentar el comercio electrónico.
La crisis ha estallado en uno de los momentos más delicados cuando, por ejemplo, Penguin Random House (PRH) lanza el 20% de las novedades de todo el año. En Planeta, que publica en sus distintos sellos una media de 200 títulos al mes, aseguran que ya recibieron “hace algo más de una semana” las anulaciones de pedidos. El servicio de novedades también se ha congelado en PRH, “al menos hasta mayo”, si bien en los almacenes de la filial española de la multinacional la actividad prosigue, reponiendo títulos ya en el mercado, que se sirven a supermercados o a las librerías que mantienen la venta online.
Si la situación actual de cierre de tiendas y la paralización de la distribución física dura más de un mes y medio, editoriales y librerías pequeñas e independientes la van a pasar muy mal.
Todas las editoriales piden ayuda, bien con inyección de capital público vía adquisición de libros para bibliotecas, bien flexibilizando toda la cadena las situaciones de devolución y pagos y subrayan algo: no seguir lanzando novedades estos días también va en esa línea de protección del canal clásico de librerías puesto que repartirlas ahora solo beneficiaría a grandes jugadores.