Agencias.- “America está de regreso” fue la consigna del presidente electo Joe Biden al presentar a su equipo de política exterior, anunciando así lo que llaman “el liderazgo” estadounidense en el mundo después de cuatro años de políticas de aislamiento y unilateralismo promovido por el gobierno de Donald Trump.
Biden declaró, al presentar en persona a su equipo de política exterior y seguridad nacional, que ellos “restaurarán globalmente a América, su liderazgo global y su liderazgo moral. Es un equipo que refleja el hecho de que América ha regresado, listo para liderar al mundo, no retirarse de él”.
Encabezando esa misión está Antony Blinken, designado como próximo secretario de Estado, con una amplia experiencia en política exterior tras desempeñar diversos puestos de alto rango en el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Senado, y uno de los consejeros más cercanos de Biden durante más de 20 años. Además es rockero.
Esa larga experiencia está repleta de declaraciones y decisiones que revelan a Blinken como un firme creyente en la doctrina de Estados Unidos como poder “indispensable” en el mundo.
Blinken y sus aliados creen que Rusia y China son los principales adversarios geopolíticos, y que se requiere una mezcla de “diplomacia activa” y “disuasión militar” para una política exterior efectiva, según escribió junto con Robert Kagan, un intelectual neoconservador, para Brookings Institution a principios de 2019. Blinken y Kagan escribieron que el presidente que gane en 2020 “enfrentará un mundo cada vez más peligroso que se parece más a los años 30… con populistas, nacionalistas y demagogos surgiendo, poderes autocráticos fortalecidos y cada vez más agresivos … y la democracia bajo sitio y vulnerable a la manipulación extranjera”.
“El mundo no se gobierna a sí mismo. Si Estados Unidos abdica su papel de liderazgo en dar forma a las reglas e instituciones -y movilizar a otros a defenderlos- una de dos cosas sucederán: algún otro poder o poderes entraran y moverán al mundo en maneras que avanzan sus intereses y valores, no los nuestros. O, más probable, el mundo descenderá al caos y conflicto y la selva nos abrumara, tal como fue en los treinta”. [https://www.brookings.edu/blog/order-from-chaos/2019/01/04/america-first-is-only-making-the-world-worse-heres-a-better-approach/].
Blinken dijo recientemente que “hay una división en el mundo entre las tecnodemocracias y las tecnoautocracias”, y que la disputa es clave para la dirección del mundo.
En el pasado, Blinken no se ha enfocado particularmente en asuntos latinoamericanos, y durante su estancia en el gobierno de Barak Obama defendió la política oficial del uso de sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro y la promoción de una solución “pacífica” en Venezuela a través de un “diálogo significativo” y finalmente elecciones “libres”.
En el caso de Cuba, se supone que apoyará la posición de su jefe de volver al deshielo de la relación bilateral bajo Obama, y continuar expresando “preocupación” por la “represión” en ese país. No ha sido un actor público en la relación bilateral con México, aunque visitó la Ciudad de México como subsecretario de Estado en abril de 2015, donde participó en reuniones con contrapartes en el gobierno federal, agrupaciones civiles y estudiantes.
Blinken es considerado por críticos como el analista y periodista Robert Wright, un editor en The New Republic y fundador de @Nonzeronews, como un “intervencionista liberal”, recordando que asesoró a Biden cuando emitió su voto a favor de la guerra contra Irak, algo que no ha reconocido como una invasión ilegal y favoreció la política desastrosa hacia Siria, quejándose que no se envió aún más fuerzas militares. “Blinken apoya aplicar el derecho internacional a adversarios, pero tiene poco tiempo para límites legales cuando podrían restringir el comportamiento estadunidense”, sostiene Wright. Como ejemplo, señala que Blinken consideró la invasión de Panamá y la extradición del presidente Manuel Noriega como “un uso razonable de fuerza” sin reconocer que fue una violación del derecho internacional.
Vale señalar que Blinken, la nueva jefa de inteligencia Avril Haines, el nuevo asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan, y por supuesto John Kerry, ahora nombrado como enviado especial para cambio climático y ex secretario de Estado, como otros más que están por ser nombrados, estaban en el gobierno de Obama y apoyaron sus estrategias bélicas. Éstas incluyeron los asesinatos de precisión con el uso de drones en varios países, como también los bombardeos y otros operaciones militares en por lo menos siete países musulmanes -en 2016, el bombardeo estadunidense de esos países llegó a un promedio de 72 bombas por día, según un informe del Consejo de Relaciones Exteriores.
Mientras esperaba la oportunidad para regresar al gobierno con los demócratas, Blinken y otros colegas, incluyendo la ex subsecretaria de Defensa para Política Michele Flournoy quien ahora está en la lista de favoritos para ser nombrada como próxima secretaria de Defensa, cofundaron una consultoría privada llamada West Exec cuyo negocio era ayudar a empresas de alta tecnología de Silicon Valley a navegar Washington para obtener contratos militares del Pentágono y para asesorar a empresas sobre “riesgos geopolíticos”. Según explicó Flournoy a The Intercept en 2018, el objetivo era “juntar la seguridad nacional y las empresas de ciber-seguridad”.
El otro integrante del equipo presentado hoy es Alejandro Mayorkas quien será, una vez rectificado por el Senado con los otros, secretario de Seguridad Interna -el primer inmigrante y latino en ese cargo.