Dr. Jorge A. Lera Mejía
Con la renuncia este miércoles por la tarde de Alfonso Romo Garza como Jefe de la Oficina de la Presidencia, se suma a otras graves salidas de funcionarios, como el de Víctor Manuel Toledo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Con estos dos casos, ya son seis los funcionarios de alto mando que han abandonado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a dos años del arribo al gobierno.
Esta renuncia es muy impactante, y se le compara al daño sufrido desde mayo del 2019, cuando otro importante funcionario del equipo económico decidió baja;se del barco; me refiero al ex Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.
Las reacciones de empresarios y economistas no se han dejaron esperar, al considerar que la dimisión del titular de la Oficina de la Presidencia, al igual que del entonces Secretario de la SHCP, dan una clara señal que la economía mexicana no va en la justa dimensión financiera. Esto al trascender que Romo como Urzúa, eran de las pocas personas con la suficiente voz autorizada para hacer vínculos con los empresarios de las distintas cámaras, que los veían como serios interlocutores.
Además, que ambos personajes tenían cierta ascendencia sobre el presidente para hacerlo entrar en razón y dar una pauta económica real de cómo va el país.
Romo Garza era un buen interlocutor con López Obrador y conocía los problemas generados por la pandemia, por lo que ahora será muy complicado retomar la comunicación con el gobierno federal.
Será muy difícil encontrar otro empresario con el suficiente perfil para suplir al empresario regiomontano, debido a que son pocos los empresarios serios de México que tengan la amistad y confianza como la tenía Romo con Lopez Obrador.
Es una señal complicada a nivel nacional e internacional, ya que Alfonso Romo daba certidumbre jurídica y garantía al empresariado.
Hasta hoy las reacciones de este suceso han mostrado críticas en contra de la forma de gobernar del Presidente Andrés Manuel López Obrador en su relación con las cúpulas empresariales.
Vale subrayar que Romo, en los últimos cuatro meses, ya venía dejando ver su descontento en distintos foros públicos, con mensajes directos a su jefe, el Presidente, al gabinete del que en teoría también iba a ser coordinador, y más recientemente a los encargados de la política económica del país, es decir, a la Secretaría de Hacienda representada por Arturo Herrera.
Recordando que a mediados de agosto, durante la Asamblea Nacional de la Cámara de la Industria de la Transformación, Romo criticó la política energética del gobierno y la incertidumbre que genera a la inversión privada la falta de Estado de derecho.
Romo mostraba molestias, porque en lugar de motivar el trabajo en equipo y la innovación, el gobierno de la 4T viene fomentando la división y la polarización.
El 25 de septiembre, durante una reunión virtual del Consejo Nacional Agropecuario, Romo dijo que el sector privado es la única esperanza para crecer que tiene el país y es prácticamente la única vía eficaz para combatir la pobreza, porque el sector público no tiene recursos suficientes.
El 28 de octubre, en la Reunión Anual de Industriales de la Confederación de Cámaras Industriales pidió a los empresarios del país no abrir más frentes de batalla, ya que sólo juntos, gobierno y sector privado, podrán enfrentar los desafíos.
Más recientemente, el 19 de noviembre el jefe de la Oficina de la Presidencia criticó que el gobierno al que pertenece está manejando el país en materia económica como si se tuviera un crecimiento de 9%, cuando en realidad tiene un decrecimiento de esa magnitud…