Agencias.- La Agencia de Alimentos y Medicamentos de EU (FDA, en inglés) confirmó la seguridad y eficacia de la vacuna contra la enfermedad COVID-19 de Pfizer y BioNTech en un primer análisis previo a su autorización, con lo que apuntó que podría comenzarse la vacunación en el país los próximos días.
En su análisis, la FDA señaló que la vacuna, la primera considerada para distribución en EU, cumplía “con los criterios de éxito prescritos” en un estudio clínico.
El reporte señala que la vacuna, que necesita dos dosis, garantiza “la reducción de riesgo de COVID-19 confirmado al menos siete días después de la dosis 2” y “una reducción del riesgo de COVID-19 confirmado grave en cualquier momento tras la dosis 1”.
El índice de eficacia es del 95 por ciento en general y del 94 por ciento entre mayores de 65 años (población de riesgo), y por lo tanto es muy superior al 50 por ciento que exige la FDA para aprobar las vacunas.
Adicionalmente consideraron en un informe publicado ayer que la vacuna contra COVID-19 no presenta riesgos de seguridad que impidan su autorización.
Los efectos secundarios más frecuentes entre los 43 mil 252 participantes en el ensayo clínico, incluidos niños y adolescentes de 12 años o más fueron: fiebre (14.2 por ciento), dolor en el lugar de la inyección (84 por ciento), fatiga (63 por ciento), dolor de cabeza (55 por ciento), dolor muscular (38 por ciento), escalofríos (32 por ciento) y dolor articular (24 por ciento).
La mayoría de los efectos secundarios graves de la vacuna se produjeron después de que los participantes recibieron la segunda dosis, y los efectos secundarios fueron más comunes entre los participantes más jóvenes.
Estados Unidos alcanzó ayer 15 millones 151 mil 472 casos confirmados del coronavirus SARS-CoV-2 y 286 mil 117 fallecidos por la enfermedad COVID-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
El presidente saliente de EU, Donald Trump, firmó ayer un decreto con el que busca aplicar su doctrina de “Estados Unidos primero” a la pandemia, al declarar que los estadounidenses deberían tener acceso prioritario a las vacunas contra la enfermedad COVID-19 desarrolladas en su país.