El Covid no es un castigo divino, pero es una señal, de la debilidad del hombre ante algo tan pequeño, microscópico, mencionó Franco Coppola, el nuncio apostólico en México.
Mencionó que el coronavirus es una tragedia al haber ya más de cuatro millones de muertos en el mundo, pero no es un castigo divino, pues dios no quiere esto para sus hijos.
Y agregó que no es castigo de Dios, porque el señor no castiga ni quiere esto.
Insistió en que es una señal seguramente pues vivimos en un mundo que nos da la ilusión que podemos controlarlo todo, y no es la realidad es una ilusión, porque somos débiles ante un pequeño ser que es el coronavirus, recalcó.
El COVID-19 fue capaz de obligar a la gente a detener sus actividades “esa la ilusión de que tenemos todo bajo control y nos hace soberbios y nos hace perder la virtud de la humildad”.
El embajador del Estado Vaticano en México comentó que pese a los millones de muertes y enfermos hay gente que se obstina a decir que es un invento, que es algo que no existe. Hay gente que no se rinde a la realidad y prefiere estar en sus ideas, o en sus imaginaciones.
Coppola sostuvo reuniones con sacerdotes, religiosas y laicos de diversas asociaciones con el propósito de revisar la situación que guarda la diócesis de Victoria.
También visitará las diócesis de Tampico, Matamoros y Nuevo Laredo, indicó.
Aseguró que antes de concluir el año el Papa Francisco habrá de nombrar el nuevo obispo de la Diócesis de Victoria y comentó que entre los candidatos hay sacerdotes de esta Diócesis cuyos nombres se reservó revelar.
El COVID no es un castigo divino sino una señal de la debilidad del hombre
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