Los closets también juegan

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Por Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- XÓCHITL GÁLVEZ, la inoportuna revelación de un plagio. Lo inesperado impone su cuota, vuelcos que da la vida, la compañera guardaba un esqueleto de regular tamaño en su closet.

Golpe que zarandea y avergüenza al personaje y sus promotores. Revelación que agravia a simpatizantes, en mal minuto, pésimo timing, cuando las oposiciones ya se decantaron oficialmente por dicha candidatura.

El escándalo es de consideración, mire usted:

(1) Para empezar, porque es cierto. El copy-paste fue sustantivo (22% de la tesis), resulta evidente la repetición de párrafos sin citas ni referencias, está documentado, puede consultarse en línea y no hay para dónde hacerse.

(2) La persona involucrada lo aceptó de inmediato con un proverbial. “¡Me apendejé”!

(3) Hay un antecedente ampliamente discutido en la trinchera opuesta, el caso de la magistrada YASMÍN ESQUIVEL. Estalló en la opinión pública apenas en diciembre pasado, muy fresco en la memoria.

(4) Y tuvo efecto inmediato. La pesquisa de GUILLERMO SHERIDAN cambió la historia y YAZMÍN vio frustrada su intención de presidir la Suprema Corte. En su lugar ascendió una ministra de signo político contrario, NORMA PIÑA.

 

SIN PRETEXTOS

Llaman la atención los argumentos de quienes exculpan ahora a la señora GÁLVEZ. Su jocoso parecido con los canturreos de los bots que defienden las causas guindas. Esta vez son azules quienes razonan así:

Aquello de que “YASMÍN plagió más” (en efecto, ¡el 90%!) o la variante de “no se compara con lo de PEÑA NIETO” (también cierto, 28%) y un alegato peor, el que XÓCHITL: “si plagió, pero poquito”.

Nada atenúa el hecho de que la dama mintió a la UNAM y a sus seguidores. Plagiar es robar, hurto intelectual tipificado en leyes y merecedor de sanciones, incluyendo la factible invalidación de título y cédula profesional.

Olvidó XÓCHITL (no consideró, no supo, no le importó) que toda postulación a cargos de elección popular implica ubicarse ante el hervor incesante de los reflectores. Y la presidencial, peor todavía.

A merced de un escrutinio detallado, obsesivo, sobre su persona. Ocupación, profesión, perfil académico, trayectoria profesional. La mirada caníbal. Lo que dice, cómo lo dice, lo que es, como camina y viste.

Y también finanzas, expediente fiscal, relaciones, intereses, amistades y familia. Para quiénes y con quiénes ha trabajado. Incluyendo, por supuesto, vida privada. cuántas veces se ha casado, con quién tiene hijos.

Por ello es que los asesores directos deben conocerlo todo. Asomarse a las vulnerabilidades del candidato y proyectar, desde el arranque, la ruta precisa para contrarrestar a tiempo cualquier golpe bajo.

 

NUEVO LEÓN, 2021

Recuérdese el caso de CLARA LUZ FLORES, la frustrada aspirante morenista a la gubernatura de Nuevo León. Una revelación inesperada cambió el curso de la competencia en 2021.

La exposición de sus vínculos con la secta neoyorquina de abusadores NXIVM, liderada por el gurú KEITH RANIERE, hoy sentenciado a 120 años de prisión.

Mancha incómoda que además cometió el error de negar ante los medios y comprometió su credibilidad en ello. Apenas lo había desmentido, le cayeron de sopetón los videos donde aparece en amigable conversación con el depredador RANIERE.

El “hubiera” no existe, cierto. Aún así, se antoja útil proyectar una historia alternativa donde CLARITA hubiese aceptado su experiencia con dicha secta y asumido compromisos en defensa de las mujeres victimadas por líderes manipuladores. El resultado pudo ser otro.

Está en el ABC del marketing electoral, la gestión de campañas y candidaturas. Los closets juegan. Lo que salga de ahí puede tener efectos reales en el curso de la batalla electoral y, por supuesto, en los resultados.

Ni CLARITA ni XÓCHITL parecen haber previsto mecanismos de salvaguarda y control de daños, si temas sensibles salieran a la luz. Hacerlo “después de” tiene sabor a evasiva.

De aquí el valor de la transparencia entre el candidato y su cuarto de guerra. Sus íntimos, el “cuadro chico” de imaginólogos que aportan la materia gris de la contienda.

Ocultarles algo es como mentirle a un doctor. No habrá diagnóstico oportuno ni tratamiento preventivo. Como esconderle datos al abogado defensor. Los flancos vulnerables jamás serán cubiertos.

Toda campaña oferta un producto. Los potenciales compradores miden, sopesan, calculan su valor. Ello, bajo la lógica de un mercado electoral donde es factible y muy válido rechazar una opción y elegir otra.

 

MÁS CASOS

Caro le salió al mexiquense ARTURO MONTIEL que en 2005 le descubrieran detalles sobre su inmensa fortuna como los lujosos condominios de Florida.

Todo el proceso preselectivo del llamado TUCOM se vino abajo. De la noche a la mañana dicha alianza antimadracista quedó acéfala, sin gallo. Los meses de trabajo proselitista se fueron a la basura.

El tabasqueño ROBERTO MADRAZO marchó franco hacia una candidatura presidencial donde el más dañado resultó el PRI, pues quedó en un vergonzante tercer lugar.

Escándalos electorales (y preelectorales) hay muchos en todo el mundo y podrían llenar libros. Temporadas completas de NETFLIX.

En Estados Unidos se recuerda el caso del senador demócrata GARY HART quien participaba en las primarias de 1987 tras la Casa Blanca.

La prensa de Florida lo sentó de un golpe a la mandíbula cuando publicó aquellas fotos sobre la cubierta de un yate, con una rubia en las piernas. Hasta ahí llegaron sus aspiraciones.

Los casos de MONTIEL y HART tienen un detallito en común. La información mostrada en medios parecía apenas la punta del iceberg. Una probadita, apenas.

Efecto disuasivo, le llaman. Amago discreto, amenaza implícita de mostrar más, si el afectado no se baja de la competencia. De aquí la inmediata respuesta de ambos. Colgaron el arpa, pusieron pies en polvorosa, tomaron las de Villadiego. Abandonaron la lucha.

 

BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com

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