De templos y protección civil

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Por Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- Sin hacer distingos de religión, fe o doctrina, ¿a quién compete el mantenimiento de los templos para que garanticen condiciones básicas de seguridad a sus feligreses?

Y aún más: ¿quién vigila que se cumplan los requisitos de seguridad no solo previstos por la ley sino (además) funcionando correctamente, tales como salidas de emergencia, equipos contra incendios, ventilación suficiente, vigilancia?…

El asunto trasciende el tema religioso y encaja de lleno en la agenda de protección civil. Finalmente es gente que se congrega, reúne, asiste con regularidad a lugares cerrados o semicerrados. Como en cualquier espacio público, escuelas, auditorios, centros deportivos, salones de fiestas, antros.

¿Quién asume la responsabilidad del lado gubernamental?… Buena pregunta para el ayuntamiento que preside ADRIÁN OSEGUERA KERNIÓN, porque este domingo ocurrió una tragedia en la Parroquia de la Santa Cruz, en la Colonia Unidad Nacional, a la concurrida hora de los bautizos, con una lamentable secuela de muertos y heridos.

Más allá de la cristiana resignación, alguien debe responder por ello, ante esas muertes repentinas absolutamente evitables, que cercenan vidas y enlutan familias.

El reporte al momento, sujeto a modificaciones, pues las cifras pueden variar de un recuento a otro, resume que 62 personas habrían quedado atrapadas, de las cuales 52 necesitaron atención hospitalaria, quedando este lunes 13 internadas, en un siniestro que costó 11 vidas humanas, 6 mujeres, 2 hombres y 3 menores.

El derrumbe fue (sigue siendo) nota nacional, está en todos los medios y hasta en los portales gringos en idioma español. Otro centro católico de adoración en Tamaulipas que muerde el polvo. No es el primero.

 

ANTECEDENTE LOCAL

En efecto, importa recordar que esto ya había ocurrido en un edificio de culto y en la misma municipalidad maderense, aquel 23 de julio del 2017, hace seis años, cuando se vino abajo el techo en la capilla de San Pedro Pescador, en la Colonia Miramar.

Misma localidad, por igual en domingo. Con la salvedad de que esa vez no hubo pérdidas humanas. Pero las fotografías de entonces son patéticas, en verdad, reveladoras.

Muestran la techumbre frágil, barata, endeble, desquebrajada en el suelo. No hubo víctimas, por fortuna, pero el daño material es un antecedente útil que acaso ayude a entender el evento ocurrido este día primero en el templo de la Santa Cruz.

Ciertamente, aunque el Estado sea laico, los templos son de interés público. Lugares de reunión, congregación, asistencia regular con calendario ya establecido durante la semana y todo el año.

Siendo predecibles los eventos, nadie se puede llamar a sorpresa, ni permitir que un edificio mal cuidado, grietas jamás atendidas, techos y paredes en mal estado cobren víctimas humanas.

Y pérdidas materiales cuantiosas. En casos así, palabras como “imprevisto”, “inesperado”, “sorpresivo”, aplican únicamente para las personas ajenas al templo. Nunca para los encargados de la iglesia.

Ellos están obligados a velar por el buen estado de la instalación y, de ser necesario, reportar cualquier síntoma de riesgo a las autoridades locales, estatales y hasta federales. A los medios, incluso.

Desde luego, hay templos que se caen de viejos. La implacable ley de la gravedad, el efecto de los siglos, la erosión natural, la humedad que reblandece y descascara paredes, todo se conjunta.

Pero hay otros de edad más reciente que representan un peligro por lo mal hechos y peor conservados, a menudo en condiciones lamentables, ante la ausencia de un programa regular de mantenimiento. Para ambos casos se requieren los oficios de protección civil. Inspeccionar, diagnosticar, detectar a tiempo y actuar en consecuencia.

 

ATENCIÓN INMEDIATA

El gobernador AMÉRICO VILLARREAL modificó su agenda de ese día, cuando se encontraba celebrando el primer año de su mandato, para viajar de emergencia a Ciudad Madero, donde supervisó las tareas de rescate y abrazó a los familiares de las víctimas.

Se hizo presente en el lugar acompañado por el secretario general de Gobierno, HÉCTOR VILLEGAS; el titular de Protección Civil, LUIS GERARDO GONZÁLEZ, el secretario de Salud VICENTE JOEL HERNÁNDEZ y el alcalde de allá mismo, ADRIÁN OSEGUERA.

También recibió el reporte de socorristas civiles y militares que desde los primeros momentos organizaron la tarea de remover escombros, atender lesionados y disponer su traslado a centros de atención.

La Cruz Roja puso en marcha los “binomios caninos” donde el rescatista con ayuda de perros debidamente entrenados intensificaron la búsqueda de personas atrapadas bajo las estructuras colapsadas.

En paralelo la SEDENA activó el Plan DN3, mientras empresarios locales apoyaban con maquinaria pesada y vehículos para la remoción y el retiro de escombros.

 

¿DESCUIDO?

La parroquia de la SANTA CRUZ tenía medio siglo de vida. Entre su comunidad de usuarios ya era conocida la preocupación por el mal estado que empezaba a mostrar la techumbre, pese al aire moderno que lucía en su aspecto frontal. Fachadas vemos, muros no sabemos.

Un dato interesante lo proporciona el propio alcalde OSEGUERA quien, sin contar todavía con el reporte de daños y en espera del peritaje oficial, adelantó que dicho templo tenía más de 10 años sin mantenimiento.

Otro detalle significativo es el video que una joven visitante realizó con su celular el viernes 29, dos días antes de la tragedia, quedando constancia de un techo agrietado pero recién pintado de blanco, como si estuviera “maquillado”. ¿En lugar de reparar ocultaron el daño?

La misma autora de la grabación comentó que el techado le pareció viejo, sin castillos suficientes para su sustentación. La pérdida es total y este lunes empezaron las tareas de demolición, una vez concluido el rescate de víctimas. No quedará piedra sobre piedra.

 

BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com

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