Por Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam.- Como tal, no existe la pausa en el vocabulario diplomático, pero se entiende bien el desplante de LÓPEZ OBRADOR cuando emplea el término. Ciertamente, las relaciones no están suspendidas, tan solo la interlocución presidencial con las embajadas de Canadá y Estados Unidos.
Y aunque en ningún protocolo figure la referida pausa, equivale a meter en la congeladora el trato con las embajadas. Lo cual aplica, por extensión y hasta por organigrama, a los gobiernos que representan.
El Presidente de México lo explica como una respuesta necesaria ante las declaraciones de dichos gobiernos contra la reforma judicial en marcha. Las cuales consideró como intromisión y falta de respeto a México.
Aun reconociendo que la pausa no existe en dicho mundo, en el imaginario colectivo se entiende bien que una de las partes está pidiendo tomar distancia para evitar interferencias de los otros en asuntos delicados y de su interés exclusivo.
La pregunta es si peculiaridades propias de las relaciones entre individuos resulta aplicable al trato entre gobiernos, países, pueblos. ¿Pueden las razones de orden personal marcarle el paso a las relaciones internacionales?
Algo así como dejar las cosas en “stand by”, fórmula que ya antes se experimentó con Perú y España. Ocurre en algunas parejas, separados pero no divorciados. El equivalente al “te quiero pero no te hablo”, propio de una novia despechada.
AMBIGÜEDAD, DE NUEVO
Ruptura que no es ruptura. Se comprende, pues, lo dicho y decidido. Aunque no tenga sustento en la norma escrita ni tampoco historia en las prácticas no escritas dentro de las relaciones gubernamentales.
Es un tema de comunicación desde luego. Y que además nos remite de nueva cuenta a las relaciones de pareja: “vamos a darnos un descanso” le estará diciendo el presidente a tal o cual embajador.
En el abigarrado mundo de las redes sociales equivaldría a suspender los reportes de una cuenta sin bloquearla. Simplemente, se notifica al administrador de la red que “no quiero ver esto.”
En el caso del embajador canadiense GRAEME CLARK está bien ubicada la declaración que ofendió los oídos de Palacio Nacional el pasado 22 de agosto. Sus declaraciones pueden leerse en FORBES (https://tinyurl.com/2y22q4lc) o consultarse en videos de televisoras como #NMas (https://tinyurl.com/2agnpfgr).
De la misma fecha datan las palabras del diplomático norteamericano KEN SALAZAR, con similar narrativa centrada en la preocupación por el efecto negativo de la reforma obradorista en los inversionistas de su país (https://tinyurl.com/25f4zflm).
Que AMLO hiciera público su enojo, permitió que los superiores jerárquicos de CLARK y SALAZAR tomaran nota de manera inmediata.
Siendo el sexto año de gobierno, los consejeros de ambos embajadores tienen razones para tomarse el reclamo con una dosis de sabiduría y paciencia. En principio, porque le queda un mes en el cargo y, en todo caso, será con su sucesora con quien deberán entenderse.
Pero además porque ya saben que ANDRÉS MANUEL “como dice una cosa, dice otra”. Está enojado con el gobierno gringo pero en la misma mañanera afirma que el presidente de Estados Unidos es una magnífica persona.
En junio pasado dijo que BIDEN pasará a la historia porque “no construyó muros, sino puentes” (https://tinyurl.com/28upsab8) en clara referencia a su antecesor DONALD TRUMP, con quien (por cierto) dice llevarse todavía mejor.
LA OTRA PAUSA
La presidenta electa CLAUDIA SHEINBAUM, como era previsible, respaldó el anuncio obradorista, subrayando que se trata de una respuesta a declaraciones sobre temas “que le corresponden exclusivamente” a los mexicanos (video: https://tinyurl.com/2bufo6pl).
Ello, mientras la primera plana en los diarios mexicanos de este martes informa sobre el acuerdo sostenido por CLAUDIA con la bancada morenista en la Cámara Baja, cuya conducción estará a cargo de RICARDO MONREAL ÁVILA.
En palabras de MONREAL al salir del encuentro, la presidenta electa les habría pedido dejar fuera el tema judicial del primer paquete de reformas que impulsarán en los primeros días de septiembre, al arranque de la 66 legislatura, en aras de ampliar su discusión y debate entre los mexicanos.
Suena bien, aunque igual pudiera ser un gesto de prudencia en espera de que los ánimos se enfríen, ahora que la inconformidad opositora hace sinergia con la protesta entre los trabajadores del Poder Judicial y (encima) la bronca con ambas embajadas.
Una interpretación que corre paralela dentro de la opinión pública es que CLAUDIA, con esta indicación, habría empezado a tomar distancia de ANDRÉS MANUEL. Es decir, a demostrar criterio propio, a unas semanas de asumir el mando.
Habría que esperar, en todo caso, los ajustes efectivos que se hagan al revisar el proyecto de reforma, considerando en ello las observaciones de los partidos opositores, la sociedad civil, el sector empresarial y nuestros principales socios extranjeros.
Porque igual puede ocurrir que el tema judicial se posponga para finales de mes o meses posteriores y de cualquier manera se apruebe tal cual fue enviado. Sin quitarle una coma. Esto también es posible.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com