Teléfono rojo, verdad y mito

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Por Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- En pleno 2024 parece una antigualla la idea de una línea privada de telefonía tradicional, como se usó en tiempos de la guerra fría, entre Moscú y Washington. El solo nombre de “teléfono rojo” parece inspirado en las novelas y películas de intriga internacional.

Por supuesto, muy anteriores a la actual tecnología celular de alta gama, con aplicaciones y mecanismos de encriptación. Los cuales nada tendrían que pedir a los viejos armatostes donde JOHN F. KENNEDY y NIKITA KRUSHOV dirimieron sus diferencias durante la crisis de los misiles en 1962.

Se hablaba entonces de una línea dúplex por cable submarino que enlazaba a los mandos político-militares entre capitales como Washington, Londres, Copenhague, Estocolmo, Helsinki y Moscú. Con lo cual la comunicación telefónica (voz) reemplazaba al primitivo télex (texto).

En los cincuentas y sesentas la comunicación satelital estaba en pañales, no habían nacido Internet ni los teléfonos celulares. El nombre mismo de “teléfono rojo” parece tema de JAMES BOND, el agente 007.

El color ya se aplicaba en señales de emergencia, torretas de ambulancias y patrullas. A lo cual se agregó un empleo morboso inspirado en la fobia anticomunista, cuando señalaban hacia Moscú.

Lo cierto es que jamás fue rojo. Son historias del pasado cuya narrativa se hizo vieja desde la primera época de “Misión Imposible”, los agentes de la CIPOL y el referido 007.

La tecnología inalámbrica no solo desplazó a los cableados marinos sino también a la idea de un teléfono especial para efectuar la solemne llamada al adversario, en momentos críticos, cuando la paz mundial estuviera en peligro..

Cabe recordar que durante la invasión norteamericana en Afganistán (2001) ya eran visibles en el campo de batalla aparatos de radiocomunicación y laptops con blindaje “todo-terreno”, potencia y cobertura global, para uso exclusivo de militares y personal de inteligencia.

 

RED PRIVADA

En términos más metafóricos que reales, de los años setentas se recuerda un episodio donde interviene un aparato de características parecidas, cuando LUIS ECHEVERRÍA concluye su gobierno y decide conservar en su casa de San Jerónimo una terminal de la red presidencial.

Por esa vía, el exmandatario seguía metiendo cuchara y cizaña en el gabinete de JOSÉ LOPEZ PORTILLO, llamando a sus principales colaboradores para compartir opiniones, sugerencias, instrucciones y consejos.

Grilla candente por la hebra, intromisión irrespetuosa, anomalía acaso. En términos de seguridad podría tipificarse como una grave grieta informativa.

Enterado del asunto, el secretario de Gobernación JESÚS REYES HEROLES dio instrucciones a su personal técnico para suspender de inmediato esa terminal. Ello, por elemental respeto a la privacidad del nuevo presidente y su círculo cercano.

Los cronistas de entonces comentan que entre LÓPEZ PORTILLO y REYES HEROLES hubo un diálogo más o menos así:

– “Chucho”, le dice JLP, “me acaba de hablar LUIS, está furioso, que le quitaron la red, ¿quién dio la instrucción?…”

-“¡Yo!”, fue la respuesta de JESÚS.

-“¿Y por qué no me consultaste?”

-“Porque usted me hubiera dicho que no.”

-“Hiciste lo correcto, gracias.”

 

AMLO Y CLAUDIA

El caso es que doña CARMEN ARISTEGUI y su entrevistado de turno GUADALUPE ACOSTA NARANJO aseguran haber descubierto el agua tibia.

Afirma LUPE que AMLO tiene un “teléfono rojo” en Palenque dónde habla con CLAUDIA SHEINBAUM, lo cual revive el viejo mito de la postguerra y los gobiernos previos a la era digital.

A la señora ARISTEGUI le gustan esas historias del comic, con papas y refresco. Aunque la realidad pudiera ser más aburrida. Teniendo buenos aparatos, la comunicación celular basta y sobra, en especial si se hacen llamadas por aplicación de mensajería.

Usted puede creer (o no) las promesas de WHATSAPP donde afirma ser 100% segura gracias a su sistema de encriptado y cifrado. Amén de que no exista un servidor donde se almacenen las conversaciones, pues el contacto se verifica de punta a punta.

Pero igual existe una colección de programas aún más seguros como TELEGRAM, SIGNAL, THREEMA y media docena más, desde los cuáles es factible el intercambio de mensajes con texto, voz y video, sin necesidad de un lugar especial desde el cual hacer contacto con la ceremoniosa gravedad del “teléfono rojo”.

En todo caso había que decirle a LUPE y CARMEN que si algún color tuviera el dispositivo sería guinda. Aunque igual seguiríamos bordando en el terreno de la fantasía conspirativa.

 

ELLA DECIDE

Por supuesto, en términos ideales, ANDRÉS MANUEL debiera descansar y permitir descansar a los mexicanos de su pesada sombra. La jefatura del Ejecutivo, desde el primero de octubre pasado, es asunto al 100% de CLAUDIA y recae en ella la responsabilidad de hacerse respetar.

De cualquier manera estamos sobre arenas movedizas. Exigencias basadas en valores entendidos, sin reglas fijas, muy variables de un país a otro, amén de cambiantes entre un mandato y otro.

Ninguna ley prohíbe que un exmandatario llame desde su iPhone a la presidenta actual. Tampoco que se envíen recaditos, intercambien impresiones y puntos de vista sobre el panorama del día o la semana. Lo que hagan o digan pertenece al ámbito de lo privado.

Quien responde por el buen o mal ejercicio del cargo es la doctora SHEINBAUM. Ya sabrá ella si le hace caso (o no) a la voz machacona que escucha en el auricular.

 

BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com

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