Los patrones. . .

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El boletín se distribuye como reguero de pólvora, lo emite la COPARMEX, organismo empresarial mejor conocido como el sindicato de patrones y es para solicitarle al gobierno federal que atienda de inmediato el asunto de violencia e inseguridad en Tamaulipas.

Por supuesto, lo pronuncian ahora que el gobierno saliente ya no les debe nada o no les pagará más de sus proveedurías, cuando el gobierno entrante quizá deba conocer “el peso” político y social de un organismo de ese tamaño.

Si, es muy real, la inseguridad en Tamaulipas es de las más altas en el país, tenemos tres municipios entre los cincuenta más violentos de la nación y de la tranquilidad de aquella ciudad amable, ciudad limpia, Ciudad Victoria, ya no queda nada, es más fue colocada en el lugar número siete de dicho ranking.

Lo lamentable es que, como en el comunicado que sacaron los organismos empresariales de esta ciudad para pedir que venga el presidente Enrique Peña Nieto para analizar la estrategia de seguridad, no huelen a solidaridad con el pueblo sino a que defienden sus intereses y, de paso, muestran músculo para lo que se venga políticamente hablando.

Vaya, si los empresarios, sobre todo los más poderosos, si realmente se hubieran querido solidarizar con el pueblo y con quienes sufrieron los embates de la delincuencia lo hubieran hecho hace siete años cuando Eugenio Hernández Flores los tenía muy contentos o cualquier día de este sexenio y no ahora que ya se van, ¿o me dirá que todo esto que vivimos fue de la noche a la mañana?, obvio no.

Digo, muchas gracias a los pudientes del pueblo por entrarle al tema, de verdad los más desprotegidos requieren de su solidaridad para que regrese la paz y tranquilidad a esta región del país, porque solo ellos pueden presionar, tienen recursos y medios de defensa aunque su ambición les haya impedido hacerlo en grupo desde hace mucho tiempo.

Lo terrible es que mientras vieron graves problemas con los empresarios pequeños y hasta negocios de familia nada dijeron porque creyeron que nunca les alcanzarían a ellos y ya se dieron cuenta que no.

Otra desgracia es que los dinerosos no parecen muy convencidos de que una parte del problema son ellos, su silencio y su manía de huir con el dinero a donde menos riesgos corran en lugar de invertir, generar empleos, darle oportunidades a nuestra gente y que está los apoye de todas las formas posibles.

Pero, además, no solo se requiere que inviertan en sus empresas sino que vigilen, se conviertan en una auditoria social, para que funcione el sistema educativo, que ellos mismos lo apoyen con becas, premios a la creatividad, la excelencia, las mejores ideas, los mejores proyectos.

Es tiempo que el empresariado entienda que si no son ellos los que presionen al gobierno nadie más podrá hacerlo, que les caiga el veinte de que quedarse callados por unos cuantos contratos les ha salido muy caro y los están pagando con no vivir en paz.

Hoy los patrones están en pie de guerra, los ricos del país alentados por los pudientes de esta región han alzado la voz, lo triste es que lo hagan cuando el gobernador que se va no tiene nada que ofrecer, cuando el gobernador que viene todavía no muestra ni siquiera su proyecto final de cómo tratará el tema.

Si, quizá los patrones le exijan al gobierno federal, y es ahí precisamente donde se tienen que quejar pero, le insisto, no tenían que esperar tanto, empezar a quejarse ya cuando el daño es casi irreversible porque es en los cimientos de esta sociedad.

Hoy retomar el control y el gobierno de Tamaulipas requerirá de mucho esfuerzo, se tiene que empezar a trabajar con las nuevas generaciones, con un proyecto de acción para la seguridad pública pero sin olvidar que la mayor parte de los recursos no deben estar destinados a comprar más balas o contratar más policías sino de atender el tema de la asistencia, desarrollo social y económico, y sobre cualquiera de esas cosas, la educación.

La escuela, solo la escuela podrá regresar a los muchachos a la tranquilidad y la paz, a sentirse útiles, productivos, a tener mejores herramientas para enfrentar el mundo, a ganarse la vida dignamente y con ingresos que les permitan ver a sus padres e hijos felices y con una tranquilidad para toda la vida y sin el riesgo de morir por una bala o de hambre.

Los estudiosos dicen que la paz la recobraremos en muchos años más, esperemos que los pronósticos fallen y el nuevo gobierno traiga esperanzas y con ello la gente se sume, participe y ayude, es en la casa donde se pueden empezar a corregir los problemas pero solo se podrá hacer en la medida que haya oportunidades para todos.

Es bueno, por supuesto que es bueno que los patrones alcen la voz, que pidan, que exijan encontrar solución a los problemas de Tamaulipas, lo triste, lo muy triste, es que lo hagan solo cuando ven que ya no habrá un cheque más para ellos, cuando todavía no hay un solo acuerdo con el gobierno que viene, es decir, les ganó la ambición y ahora todos estamos pagando las consecuencias de su silencio.

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