– Inicios distintos de Lety Salazar y Chuchín de la Garza
– Quedó atrás la militarización del Palacio municipal
– Lamentable pérdida de popularidad en tan solo dos años
CON inicios diametralmente opuestos habrán de pasar a la historia de la tres veces heroica Matamoros las administraciones municipales de LETICIA SALAZAR VAZQUEZ y JESUS DE LA GARZA DIAZ DEL GUANTE.
En efecto, con criterios distintos, que colocan en su justa dimensión la capacidad política y vocación de servicio, los matamorenses mantienen una expectativa halagadora para rescatar la comunidad de tres años de rezago y de despiadado saqueo de las arcas municipales.
Sin aspavientos, sin regaños, sin asumir una actitud revanchista con el gobernador, sin falsas poses religiosas, sin chaleco antibalas y sin aparatoso resguardo militar, CHUCHIN DE LA GARZA inició, desde el primer minuto de octubre, con una intensa actividad.
Con respeto a instituciones políticas, credos religiosos, asociaciones civiles, medios de comunicación, sindicatos y organismos camarales, el jefe de la Comuna ha aderezado su mandato constitucional producto de la confianza ciudadana.
Contrario a la actitud hostil de LETY SALAZAR, el presidente municipal DE LA GARZA DIAZ DEL GUANTE ha tendido puente de comunicación con el jefe del Ejecutivo Estatal, en respeto absoluto a los órdenes de gobierno.
Cuestión de recordar que SALAZAR VAZQUEZ no atendía las llamadas telefónicas del secretario General de Gobierno, HERMINIO GARZA PALACIOS, para tratar asuntos oficiales, exigiendo que fuera el propio mandatario estatal EGIDIO TORRE CANTU quien efectuara la comunicación.
La escasa capacidad para gobernar de la primera alcaldesa de Matamoros quedó de manifiesto al concentrar sus acciones en favor de panistas, cristianos y clases marginadas. Ilusamente creyó que con ese estilo y programa de gobierno obtendría la candidatura albiazul a la gubernatura tamaulipeca, con la plena seguridad de obtener el triunfo en las urnas.
Para su mala fortuna, la falta de asesores eficaces y su rechazo a escuchar fue minando la popularidad alcanzada, producto del hartazgo priísta, y el millonario presupuesto invertido en el proselitismo y cierre de campaña de su pareja sentimental LUIS ALFREDO BIASI.
Hoy en día, letistas recalcitrantes no alcanzan a comprender cómo LETICIA SALAZAR perdió en tan solo dos años el capital político ganado. Algunas opiniones sugieren que nunca entendió que no es lo mismo levantar la mano en un cabildo, en un congreso local o en la cámara federal de diputados que administrar un municipio, y mucho menos, el sueño guajiro de gobernar el estado de Tamaulipas.
El saldo negativo político de la exalcaldesa no puede ser más contundente: no pudo hacer ganar a su padre RAMIRO SALAZAR RODRIGUEZ la diputación federal; tampoco logró la candidatura del PAN a la gubernatura tamaulipeca; fracasó en su intento por lograr que se postulara a JOE MARIANO VEGA como candidato a su relevo; y se quedó con las ganas de que VEGA se integrara a la LXIII Legislatura en Tamaulipas.
Los triunfos políticos se circunscriben a imponer a su cuñado GERARDO MARTINEZ GARCIA como dirigente local del PAN y lograr una inmejorable posición en el listado plurinominal para diputaciones locales y así beneficiar a su padre RAMIRO SALAZAR.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente para dejar en claro su precaria visión política, en el pasado proceso eleccionario, traicionando a su propio partido, invirtió millonarios recursos salidos de las arcas municipales para apoyar al abanderado del PRI, BALTAZAR HINOJOSA OCHOA.
Para su buena fortuna y tomando en cuenta que la política no es su fuerte, dentro de algunos meses, LETY SALAZAR tendrá una delicada y sagrada responsabilidad que seguramente absorberá todo su tiempo.
Y hasta la próxima.
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