Celebra Papa Francisco a Virgen de Guadalupe

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Francisco celebró una misa especial dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe en el Vaticano.
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Roma.- Francisco celebró una misa especial dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe en el Vaticano y pidió a la virgen que ayude a superar las contradicciones del Continente Americano.

Agencias.

“La sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos está cada vez más marcada por los signos de la división y fragmentación, dejando fuera de juego a muchos, especialmente aquellos a los que se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad”, dijo el Papa durante el sermón.
Ante cardenales, obispos, sacerdotes, diplomáticos y fieles en general, fustigó a una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino, excluidos por el orgullo que ciega a unos pocos.
Advirtió que esa sociedad “termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y frustración en muchísimos de nuestros hermanos” e inclusive, de angustia en otros tantos ante las dificultades que tienen que enfrentar para no quedarse fuera del camino.
Antes de la misa, que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro, se rezó el rosario e ingresaron las banderas de los diversos países de América junto al altar mayor. Se rezó en español, inglés y portugués, mientras los cantos alternaron melodías tradicionales latinoamericanas con himnos guadalupanos.
Entre las intenciones se pidió por el respeto a los derechos humanos de los migrantes. Más adelante el Papa advirtió que no se puede presumir de una “sociedad de bienestar” cuando en el Continente Americano es común ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de trenes, del metro o donde encuentren lugar.
Denunció que muchos niños y jóvenes son explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de los autos, mientras sienten que en el “tren de la vida” no hay lugar para ellos.