«Steep»: la nieve también ofrece buenos momentos

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El videojuego de deportes de riesgo, bajo un planteamiento de acción y mundo abierto, ofrece interesantes situaciones, panorámicas visuales asombrosas, aunque peca de repetitivo

Los deportes en el universo de los videojuegos suele reducirse a dos disciplinas, fútbol y baloncesto, que son las que, al igual que sucede en el mundo real, son los reyes de las masas. A veces, ocurre, que otros que son algo más minoritarios se alzan con importantes triunfos y atrapa a los espectadores como si nada. Desde que España ha colocado nombres de españoles en lo más alto en bádminton, natación, atletismo y otras tantas pruebas, quiera uno que no, hacen ruido mediático.

Es difícil imaginar de qué manera se puede trasladar la experiencia de nadar a un videojuego. Y más acostumbrados a ver cómo el fútbol se lleva la gloria también en el mundo virtual. El baloncesto o el fútbol americano también han gozado de su espacio. Algo menos fuerte han sido esas propuestas de surf, bicicross o skate que se han sumado a una corriente de deportes extremos virtuales más o menos acertados.

Y los vuelos y descensos más extremos en los picos nevados han ofrecido a lo largo de los años algunos videojuegos, unos más recordados que otros. La llegada de «Steep» a las consolas PlayStation 4 y Xbox One agita en cierta manera esa demanda existente entre los jugadores de encontrarse adaptaciones de este tipo de disciplinas que, al igual que puede suceder en la conducción de coches, genera gran tensión a los mandos.

Este videojuego en tercera persona pone énfasis, precisamente, en esa idea de «pique» en donde el jugador puede competir en diversas pruebas frente a diferentes rivales y contra uno mismo. Toda una extensa montaña a tu disposición que, en líneas generales, ofrece una experiencia asombrosa en el sentido de originalidad, sólido en la exploración y espectacularidad visual, aunque en la ejecución de ideas -algunas frescas- pecan de repetitivas conforme avanzamos. De hecho, y esta es una de las mayores pegas, ya que más allá del diseño artístico y determinadas actuaciones puntuales no existe algo que engrandezca el atractivo para poder quedarse más tiempo del necesario.

El jugador puede elegir el tipo de deporte (snowboard, traje de alas, esquí y parapente). Usando los prismáticos se pueden localizar y descubrir nuevas zonas de salto, cada vez con mayor carga de dificultad. En cuanto a las pruebas, existen obstáculos, contrarreloj, carreras contra otros rivales, aunque la variedad es algo más limitada. Estas fases de pruebas permiten a los jugadores explorar los entresijos de la montaña, realizando descensos y completando decenas de desafíos por siete regiones que componen el mundo abierto masivo de «Steep» inspirado en los Alpes (Aravis, el Tirol y las Agujas) y en donde, afortunadamente, existen puntos de acceso rápido para evitar así la pérdida de tiempo al subir.

De esta forma, uno se puede lanzar al vacío envuelto en ese traje con alas con el que hay que ser lo suficientemente preciso y saber aprovechar las corrientes de viento para llegar a buen puerto. También, el jugador puede encadenar anillos mientras calza un par de esquís o subido en una tabla de snow, así como sobrevolar sobre los árboles y los picos que se levantan por toda la montaña, utilizando aquí las ondas térmicas y los cambios de dirección del viento para alcanzar la meta. Lo más interesantes que cada uno de esos deportes se desarrolla en base a una experiencia y sensación distinta, lo que representa una subjetividad para cada jugador.

Uno de los aspectos con mejor ejecución -aunque se requiere de práctica- son las habilidades y trucos que permiten, además de ofrecer un espectáculo visual increíble, lograr puntuaciones más altas. Los controles se aprenden con facilidad, aunque para perfeccionar los giros y saltos se necesita de algún tiempo, en parte por culpa de coquetear con la simulación.