Será otro baile…

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La elección federal del 2015 tuvo resultados que enloquecieron a los priístas de Tamaulipas, habían barrido con el PAN obteniendo el triunfo en ocho de los ocho distritos federales en disputa lo que les hizo creer que al año siguiente, en el 2016, ganarían nuevamente la elección por la gubernatura, la mayoría en el Congreso y también casi todas las presidencias municipales.

Su cabecita, en ese momento llena de soberbia pero vacía de liderazgo, inteligencia y sentido común, los hizo creer que 365 días después el pueblo otra vez votaría por el tricolor o, por lo menos, que el PAN no inspiraría a votar a nadie como había ocurrido precisamente en ese 2015.

El gobernador Egidio Torre jamás entendió que ya era necesario placear sus cartas y mostrar la más fuerte, creyó que en unos días sería capaz de cambiar cualquier tendencia a su favor ya que tenía todo el presupuesto del Estado y la federación para intentarlo, es más, llegaron al extremo de castigar a proveedores del gobierno, a regatear becas, a no repartir despensas, a hacer obras de ornato en lugar de las que el pueblo requería y si, al parecer hasta el dinero destinado a la seguridad pública era mal utilizado.

Pero además el PRI era un partido gris en ese momento, no inspiraba ni mentadas de madre y los grupos cada vez se polarizaban más, no se podían ver, todos creían merecerlo todo.

Por si eso fuera poco, los tricolores se negaban a ver el enojo de la gente, el hartazgo por la violencia generada por los grupos delictivos y la incapacidad que mostraba el gobierno, federal, estatal y municipales, por frenarla aunque fuera un poco.

Tamaulipas estaba hasta la madre, harto enojado el ciudadano y además, ya en el 2016, se le presentaba la oportunidad de votar por alguien que era enemigo del sistema en turno como Francisco García Cabeza de Vaca quien representó la esperanza de un cambio, de hacer las cosas diferentes, de castigar tanto daño que hicieron los gobiernos emanados del tricolor y hacerle justicia a tanta gente agraviada.

Por eso es que en la elección de gobernador del 2016 el PAN barrió al PRI, más de200 mil votos de diferencia, le arrebataron la gubernatura, le quitaron 25 presidencias municipales, casi todos los distritos locales, el tricolor quedó en ruinas, descabezado y hasta con tendencias suicidas, políticamente hablando, al grado de que ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre quien los dirigirá.

El cuento viene a colación porque ayer hubo elecciones en cuatro Entidades de la República, el Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz, elecciones que, dicen, definirá quien se quedará con la presidencia de la República para el próximo año.

Analistas y dirigentes de partidos afirman que de ganar Morena la elección en el Estado de México ya puede cantar victoria Andrés Manuel López Obrador, caso contrario si el PRI logra sostenerse en el gobierno.

La realidad es que menosprecian al ciudadano y ni siquiera les alcanza para pensar que en el 2018 las circunstancias serán diferentes, que puede crecer el hartazgo de la gente por la pobreza, violencia e inseguridad que se vive, ojalá ocurriera, también puede suceder que el gobierno pudiera cambie esa percepción dando resultados o convenciendo a la gente que con López Obrador las cosas en materia de narcotráfico, secuestros y violencia se podrían poner peor.

La única certeza que dejó la elección de este domingo  en las Entidades mencionadas es que los partidos políticos no cambian, en todos los Estados hubo señalamientos, en algunos bastante graves como la posibilidad de que el crimen organizado financiaba campañas, en otros tan normales como la acusación contra gobiernos municipales o estatales de favorecer a los aspirantes de su propio color ya sea comprando votos o condicionando apoyos sociales a cambio de los mismos.

Quizá sea aquí donde se debe poner mayor atención, en la urgente necesidad de ir eliminando de nuestra política a los candidatos nefastos, a quienes vendan al pueblo a empresarios que les financian campañas o que nos entregan en canal a los delincuentes a quienes les permiten hacer y deshacer por el simple hecho de que les apoyan con dinero o sembrando terror para que la gente no votará en contra de los mismos.

Por lo demás, usted no se trague esos cuentos chinos de que todo está arreglado, de que se negociaron resultados, menos tome como cierta la posibilidad de que el partido que ganó este domingo en el Estado de México repetirá el próximo, la verdad es que los escenarios serán diferentes, los candidatos cambiaran y si, definitivamente será otro baile.

En otras cosas… De febrero a abril de este año el gobierno del Estado afilió al Seguro Popular, en lo que va de esta administración, a 368 mil tamaulipecos que no contaban con ningún sistema de seguridad social lo que representa un logro de más del 92 por ciento, de una meta de 400 mil personas.

Para tal efecto  en Tamaulipas existen 42 módulos del Seguro Popular, donde la población puede acudir a realizar su trámite de forma rápida y gratuita y se tiene como objetivo generar ahorros en salud en apoyo a las familias en condiciones de pobreza y vulnerabilidad.

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