Con dulces y frituras costean sus estudios

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Víctor Hugo y Jessica tienen su vendimia en la plaza del 15 Hidalgo para obtener recursos y pagar su escuela.

Por Jacqueline Cárdenas
Víctor Hugo Alvarado Ruiz y Jessica Carolina Alvarado Martínez venden dulces y frituras en la Plaza del 15 Hidalgo para costear sus estudios en el Tecnológico de Ciudad Victoria.
Los estudiantes de la carrera de Biología  iniciaron vendiendo dulces y frituras entre sus compañeros del tecnológico debido a que no cuentan con ningún otro tipo de apoyo económico para pagar su colegiatura y material didáctico.
Víctor Hugo mencionó que es originario del Estado de México y viajó a Victoria hace algunos años en compañía de sus padres donde decidió quedarse para cursar sus estudios universitarios.
Comentó que este año va al sexto semestre de su carrera profesional por lo que ya se encuentra más cerca de cumplir su meta de especializarse en biotecnología.
«Nunca he pensado en abandonar mis estudios por más difícil que se ponga la situación, he visto a muchos compañeros darse de baja de la escuela por diferentes circunstancias, por falta de dinero o porque se les hizo difícil la carrera».
Por su parte Jessica tiene poco de haber iniciado en la carrera de Biología y su sueño es graduarse satisfactoriamente a pesar de las limitaciones económicas, agrego que le gustaría poder obtener una beca que le ayude a solventar los gastos cada semestre.
«Ninguno de los dos tenemos una beca y nos encantaría tener acceso a una así sería más fácil para nosotros aunque seguiríamos trabajando por cumplir nuestros sueños».
Iniciaron la venta de dulces en el Tecnológico y después pensaron que era buena idea poner un pequeño puesto en la Plaza del 15  durante el fin de semana para aprovechar la afluencia de visitantes.
Por lo general se instalan desde las dos de la tarde en una de las bancas de la plaza para ofrecer su mercancía que consiste en frituras como lagrimitas, cheetos, chicharrones preparados con chile, queso y crema.
A pesar de las dificultades económicas que tienen, los jóvenes comentan, no dejarán de estudiar y seguirán vendiendo hasta obtener su título universitario; los horarios de clase que tienen no les permiten entrar a un trabajo de tiempo completo y la venta de golosinas es la única opción que les queda.
Por ahora los  estudiantes comparten gastos de renta y alimentos, pero se aproxima el nuevo ciclo escolar y tienen que ahorrar para pagar la colegiatura que según sus cálculos está en más del 2 mil pesos.