Ataque suicida en una cafetería de Yakarta deja siete muertos

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Cinco agresores y dos civiles murieron en los audaces ataques, según la policía, mientras que 10 personas resultaron heridas.

Explosivos detonados el jueves en una cafetería Starbucks de una bulliciosa zona comercial en el centro de Yakarta y una serie de enfrentamientos a tiros de varios agresores con la policía dejaron cuerpos tendidos en las calles mientras los oficinistas de la ciudad miraban aterrados desde las ventanas de sus edificios.

Cinco agresores y dos civiles murieron en los audaces ataques, según la policía, mientras que 10 personas resultaron heridas. La violencia sigue a varias advertencias de las autoridades en las pasadas semanas sobre que extremistas islámicos preparaban un atentado importante. No estaba claro si había otros agresores prófugos.

Cinco horas después de que una importante calle del centro de Yakarta —cerca del palacio presidencial y la embajada de Estados Unidos— se convirtiera en un campo de batalla, la policía declaró segura la zona cercana al centro comercial Sarinah.

«Creemos que no hay más atacantes en torno a Sarinah. Hemos tomado el control», indicó el coronel Muhammad Iqbal, portavoz de la policía.

En el ataque participó un número indeterminado de agresores con granadas y armas, dijo el general Anton Charliyan, portavoz de la policía nacional. Imitaron los recientes «atentados terroristas» de París y probablemente procedían del grupo Estado Islámico, añadió el portavoz, aunque no mencionó pruebas en este sentido.

Se trata del mayor episodio de violencia en la capital indonesia desde que siete personas murieran y más de 50 resultaran heridas cuando dos bombas estallaron en dos hoteles en 2009. Antes de eso, una bomba en un club nocturno de la isla turística de Bali mató a 202 personas en 2002, la mayoría extranjeras.

Nadie reclamó la autoría de los ataques del jueves, que se produjeron ante el centro comercial Sarinah, en la calle Thamrin, y desencadenaron un bloqueo de seguridad en el centro de la ciudad y controles reforzados en la superpoblada ciudad de 10 millones de personas.

Sin embargo, Aamaq, una agencia de noticias afiliada al grupo Estado Islámico citó a una fuente no identificada que atribuía el ataque al grupo extremista.

«Una fuente a Aamaq: Combatientes de Estado Islámico realizaron esta mañana un ataque armado contra extranjeros y fuerzas de seguridad encargadas de protegerles en la capital indonesia, Yakarta», indicó la agencia.

Charilyan dijo que la policía había recibido información a fines de noviembre acerca de una advertencia del grupo Estado Islámico de que «habrá un concierto», es decir, un ataque, en Indonesia.

«Claramente, este acto pretende alterar el orden público y sembrar el pánico entre la gente», dijo en una comparecencia televisada el presidente Joko «Jokowi» Widodo. Widodo, que está de visita oficial en la localidad de Cirebon, en Java Occidental, anunció su regreso inmediato a la capital.

«El estado, la nación y la gente no deben tener miedo y derrumbarse ante estos atentados terroristas», añadió.

Tri Seranto, un guardia de seguridad de banco, dijo a Associated Press que había visto al menos a cinco atacantes, incluyendo tres que provocaron explosiones en la cafetería. En un primer momento no estaba claro si habían detonado bombas o granadas.

Tri los describió como atacantes suicidas, pero Charliyan negó que se hubieran inmolado.

Los dos civiles fallecidos eran un holandés y un indonesio, señaló el portavoz de la policía. Entre los 10 heridos había un hombre argelino, añadió.

Hubo algo de confusión sobre el estado del ciudadano holandés. Una portavoz del Ministerio holandés de Exteriores dijo en Holanda que estaba herido de gravedad y se le estaba operando.

En el ataque, señaló el general, participó un número indeterminado de personas con granadas y armas de fuego y al menos uno utilizaba una motocicleta. Tres civiles murieron en los ataques, señaló.

Tras las explosiones en la cafetería comenzó un tiroteo entre los atacantes y equipos de policía antiterrorista, y más de hora y media más tarde seguían oyéndose disparos.

Los testigos vieron al menos tres cuerpos en el suelo cuando terminaron los combates.

En la zona hay muchos hoteles de lujo, oficinas y embajadas, incluida la francesa. La otra serie de explosiones recogida por la televisora se produjo en las zonas donde tienen sus embajadas Turquía y Pakistán.

El representante regional de Naciones Unidas para Droga y Crimen en el Sureste Asiático y el Pacífico, Jeremy Douglas, describió en Twitter una bomba y tiroteos «serios» en la calle ante su oficina de Yakarta. «No viví esto en 3,5 años en Pakistán», escribió.

La policía antiterrorista detuvo el mes pasado a nueve hombres y dijo que el grupo había querido «interpretar un ‘concierto’ para atraer cobertura internacional sobre su existencia aquí». La policía citó un documento incautado al grupo que describía los atentados que planeaban como un «concierto».

El país está en alerta desde que las autoridades dijeran haber frustrado una trama de milicianos islámicos para atacar a miembros del gobierno, extranjeros y otras personas. Durante la noche de Fin de Año se desplegaron unos 150.000 policías y soldados para proteger iglesias, aeropuertos y otros lugares públicos.

También se desplegaron más de 9.000 policías en Bali.

El encarcelado clérigo islámico radical Abu Bakar Bashir apeló el martes ante un tribunal indonesio su condena por financiar un campo de entrenamiento de terrorismo, y alegó que su apoyo al campo había sido un acto religioso.

El líder de la red armada Jemaah Islamiyah, de 77 años, solicitó una revisión judicial de su sentencia de 2011, en la que se le condenó a 15 años de prisión por establecer el campo en la provincia de Aceh. Un tribunal superior redujo después su pena a nueve años.

Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, ha sufrido ataques mortales de la red Jemaah Islamiyah en el pasado. Pero en los últimos años, los atentados fueron menores y con menos víctimas, y se han centrado en atacar a representantes del gobierno, sobre todo policía y cuerpos antiterroristas.