Otra vez la burra al maiz…

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Algo pasa en este país que con mansedumbre aceptamos padecer a la gran mayoría de las personas que se dedican a eso que llaman política pero en realidad se trata de una actividad más parecida a la delincuencia organizada.
Ellos, la gran mayoría de los que dicen hacer política, cometen todos los pecados posibles, roban, se corrompen, saquean, violan las leyes habidas y por haber, nos endilgan los impuestos que se les ocurren y, todavía más, lo hacen a pesar de las limitaciones físicas, mentales y psicológicas que padecen y en completa impunidad, sin que nadie les diga nada.
Obvio es, entre más alta es la “política” más graves son las aberraciones que se cometen, más dolorosas para el pueblo, más daños causan.
El daño es más grave cuando actúan por ocurrencia, cuando les interesan más los reflectores que el pueblo, los políticos, sobre todo lo que van a gobernar el próximo sexenio a nivel federal, se visten de democracia, se amparan en la libertad de expresión y pensamiento para sostener sus declaraciones que más parecen torpezas que ideas para mejorar la situación política, social, y económica de México.
Le hablo de algo que ocurrió con la futura Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y con quien será el próximo Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, la primera hablando de que interpondrán recursos y harán propuestas ante la ONU para buscar legalizar el uso de la mariguana en México, según ella, la idea es resolver los problemas de inseguridad que nos aquejan por el narcotráfico y lavado de dinero.
Las declaraciones de la futura Secretaria de Gobernación son una ocurrencia disfrazada de actitud reflexiva y “pensante” por lo que va ocurriendo en Estados Unidos donde se ha votado la legalización de la mariguana para “uso recreativo” y se aprobó en muchos Estados de aquella nación, pero lo cierto es que acá se dicen cosas sin entender que este México no se parece en nada a la unión americana.
Es hipócrita pensar que legalizando el uso de la mariguana se resolvería los problemas de seguridad que padecemos, las últimas encuestas confirman que el uso de esa yerba va a la baja e incluso que son muy pocos los que la utilizan en comparación a los solventes, sprays y otro tipo de drogas que son legales, vaya, es menos usada todavía que otras drogas ilegales que son más dañinas, de las conocidas como duras.
Legalizar la mariguana provocaría más daños que beneficios, llevaría a las adicciones a millones de niños, no curaría a quienes son atendidos por la Secretaria de Salud en forma inadecuada o ni siquiera los ven, todavía más, pondría en riesgo a millones de jóvenes que no tienen la atención de 24 horas de sus padres porque estos tienen que trabajar.
Eso de legalizar el uso de la yerba es una vil farsa, es llevar a México a más problemas porque la juventud de ahora no tiene la debida información ni el debido control de los padres o los maestros, menos de quienes tienen tutela sobre los mismos sin tener un lazo cercano.
Son ocurrencias hablar de legalizar las drogas, por no llamarle de otra forma, más que hacer posible que cualquiera se ponga mariguano en una fiesta se debe pensar en la forma como se pudieran activar los programas de prevención, de enseñanza, y después de que estemos en condiciones aptas de entender su daño o beneficio pasar al tema de discutir la legalización.
Quizá valga la pena debatir, pero para ello alguien tendría que aportar elementos, cifras, datos, investigaciones serias al respecto, hoy, como siempre, nomás son ocurrencias de políticos, son reacciones a lo que se hace en otros países que no tienen nuestros problemas ni nuestra forma de ver la vida, ni nuestros delincuentes.
Lo más triste es que influenciados por lo que pasa en Estados Unidos donde gana terreno la legalización del uso de la mariguana, nuestros políticos, o eso que llaman políticos  y que muchos de ellos también le entran a las drogas con singular alegría, pueden llegar a la torpeza de reformar nuestras leyes y hacer lo mismo y, con ello, podrían alimentar la malsana idea de drogarse en millones y millones de jóvenes mexicanos que por cualquier circunstancia quieren probar este tipo de sustancias.
Cierto es, el tema de legalizar las drogas en México no es nada nuevo, viene de allá de por el 2010, a finales del sexenio de Felipe Calderón y se ha rechazado con muchos argumentos, el principal de ellos, que de quitarle el negocio de las drogas a los delincuentes seguramente le entraran a otros como el secuestro.
Exacto, otra vez viene la burra al maiz, con el agregado de que este México es más violento que hace ocho años que se empezaba a tocar el tema, con el añadido que de legalizar drogas solo servirán las mismas para poner a los delincuentes bien locos con toda impunidad, luego de ello, para que salgan a ejecutar, secuestrar, o hacer sus maldades de las que posteriormente podrían salir hasta libres si un doctor confirma que cometían delitos sin estar en sus cinco sentidos, así de grave esta el asunto…
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