División empresarial, con trasfondo político

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CIUDAD DE MÉXICO, 26NOVIEMBRE2019.- Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, durante la conferencia matutina donde se presentó el proyecto de inversiones de la iniciativa privada con el gobierno federal pactado para 2020, donde expuso el avance entorno a la firma del Tratado de libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM
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Agencias.- La fractura presentada en días recientes entre los diferentes representantes del sector empresarial puede tener un trasfondo lleno de intereses políticos y una estrategia para dividir a un segmento que ha presionado al gobierno, coinciden especialistas, quienes advierten que el daño colateral de esa disputa serán precisamente las compañías.

En días pasados, ante la negativa que ha encontrado el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para convencer al presidente Andrés Manuel López Obrador de implementar apoyos para las grandes empresas con el fin de combatir la crisis económica provocada por la pandemia de Covid-19, líderes regionales de industriales han calificado de “timorato” a Carlos Salazar, dirigente del organismo nacional.

Ante esos cuestionamientos, Salazar manifestó que ha actuado con valentía y rigor, pero ha encontrado las puertas cerradas. Además, afirmó que la división, sobre todo en estados como Jalisco, deriva de intereses políticos.

Mauro Jarquín, politólogo y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, recordó que el nacimiento del CCE, en 1976, se forjó en el activismo político. Esto, dijo, para alzar la voz por el asesinato del empresario Eugenio Garza Sada, en 1973, además de que ya había roces con el entonces presidente Luis Echeverría.

En ese sentido, destacó que desde entonces el empresariado mexicano, en sus aspiraciones políticas, ha tomado partido por el camino ciudadano, lo que puede explicar los señalamientos contra Salazar, pues organismos regionales lo consideran débil en liderazgo ciudadano. “No lo ven capaz de enfrentar al gobierno”.

Hace días, organismos empresariales y sindicatos de Jalisco desconocieron al dirigente del CCE y pidieron al Presidente de México que escuchara directamente a los industriales locales. Además, el CCE de Chihuahua dio a conocer su intención de deslindarse de la directiva nacional al observar falta de acciones concretas por Salazar que aporten al sector productivo ante la crisis económica actual.

En una reunión virtual con alrededor de 4 mil dirigentes, Salazar pidió unidad y aseguró que no se hará a un lado, pues considera que cuenta con el apoyo de la mayoría de los empresarios.

Jarquín comentó que la elección de Salazar al frente del CCE fue debido a sus vínculos con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, por lo que la apuesta inicial empresarial fue tener un trato más directo con López Obrador.

Ante esos señalamientos, resaltó el especialista, quien se está abriendo paso es Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el cual se ha caracterizado por ser el principal crítico del gobierno federal y, desde su punto de vista, cumple con el perfil nato de los candidatos del Partido Acción Nacional: empresario liberal que pone a los ciudadanos por delante.

Al respecto, Javier López Recamier, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, aseveró que siempre habrá fracturas, dependiendo de los intereses políticos de cada personaje involucrado, y más en los estados que no necesitan tanto del gobierno federal, como Nuevo León y Jalisco.

Privilegios

Ambos especialistas coincidieron en que otro punto que ha causado polémica entre los mismos empresarios es que mientras el CCE, por conducto de Carlos Salazar, no ha encontrado eco en el gobierno, grandes industriales, como Carlos Slim, Alberto Baillères y los miembros del Grupo de los 10 de Monterrey, gozan de mejor trato.

“Es evidente que hay matices en el trato con los empresarios de López Obrador. Existe la sensación de que se busca dividir a las cúpulas que presionan al gobierno”, apuntó López Recamier.

Para Jarquín, el trato diferenciado entre industriales también es evidente, por lo que invitó a reflexionar en algo de lo que no se sabe a ciencia cierta y es hasta qué punto la campaña presidencial de López Obrador se montó o no sobre el apoyo de los grandes empresarios del país.

“Hay cierta molestia del empresariado, que también viene desde la percepción del trato diferenciado. Tienen la idea de que el Presidente sólo se junta y escucha a los más ricos”, puntualizó.