Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Las amenazas de Donald Trump sobre imponer aranceles a México condicionando su aplicación a la lucha contra el tráfico de fentanilo y la migración irregular, plantean un escenario político y económico complejo que afecta profundamente a México y a la región.
La nueva suspensión temporal, o aplazamiento de los aranceles al 4 de abril, no significa un triunfo para los gobiernos mexicano y canadiense, sólo implica un mes de oxígeno a las autoridades para buscar satisfacer las exigencias de Trump sobre su cada vez más mayores condiciones para sus caprichos. De hecho, gran parte del aplazamiento viene por las propias presiones de las tres armadoras y exportadoras de marcas norteamericana, como fue la solicitud de la General Motors, Ford y Stellantis Chrysler Layoffs.
Asimismo, las presiones de los agricultores republicanos que se verían afectados directamente si se imponen los aranceles recíprocos por los gobiernos de México y Canadá, a respuesta reactiva de dicha medida unilateral qué trastoca las normativas del T-MEC.
Sin embargo, el daño ya inició, los mercados y las bolsas de valores de los tres paises miembros del T-MEC han sido golpeadas.
La imposición de aranceles del 25% sobre las importaciones mexicanas por parte de Estados Unidos tendría un efecto devastador en la economía mexicana. México es uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, con más de 839.000 millones de dólares en intercambio comercial anual. Los aranceles no solo afectarían las exportaciones mexicanas, sino que también podrían llevar a una recesión económica, con una posible contracción del PIB entre un 1,5% y un 2% si se mantienen durante todo el año. Además, la volatilidad en los mercados financieros podría acelerar la depreciación del peso mexicano, lo que aumentaría los costos de importación y afectaría la inflación.
Sectores Afectados
Los sectores más vulnerables serían la automotriz, la manufactura, la construcción y la tecnología, ya que dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos. Además, aranceles adicionales sobre productos como el acero y el aluminio podrían elevar los costos de producción y reducir la competitividad de estas industrias.
Las amenazas de Trump han tensado las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. La presidenta Claudia Sheinbaum ha llamado a mantener la calma y ha expresado su disposición a cooperar en temas de seguridad y migración, pero también ha dejado claro que no habrá sumisión. La cooperación en la lucha contra el fentanilo y la migración irregular ha sido un punto de presión constante por parte de Trump, quien utiliza los aranceles como moneda de cambio para obtener compromisos más firmes de México.
La propuesta de convertir a México en un «Tercer País Seguro» para la migración centroamericana es un tema delicado. Esto implicaría que México aceptaría a los solicitantes de asilo que intentan llegar a Estados Unidos, lo que podría sobrecargar los sistemas de asilo y seguridad de México. Además, este acuerdo podría ser visto como una cesión a las presiones estadounidenses, lo que podría generar reacciones negativas internas y afectar la legitimidad del gobierno de Sheinbaum.
México ha respondido con una estrategia de cooperación y negociación. El envío de capos del narcotráfico a Estados Unidos es un ejemplo de esta cooperación3. Sin embargo, la imposición de aranceles podría llevar a México a considerar represalias comerciales, como aranceles a productos chinos, o a buscar el apoyo de otros países para contrarrestar las presiones estadounidenses.
Una estrategia a largo plazo para México podría ser diversificar sus relaciones comerciales, reduciendo su dependencia de Estados Unidos. Esto podría incluir fortalecer acuerdos comerciales con otros países, como los de la Unión Europea o China, y promover la integración regional en América Latina.
Las amenazas de Trump sobre aranceles condicionados a la lucha contra el fentanilo y la migración irregular plantean un desafío significativo para México. El impacto económico podría ser severo, con riesgos de recesión y volatilidad financiera. Políticamente, la situación exige una respuesta equilibrada que mantenga la soberanía de México mientras coopera en temas de seguridad. La diversificación comercial y la búsqueda de apoyo internacional podrían ser claves para mitigar los efectos negativos de estas medidas. Finalmente, convertir a México en un «Tercer País Seguro» requiere una evaluación cuidadosa de las implicaciones políticas y sociales internas.
IMPACTO DE CORTO PLAZO:
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha comenzado a tener efectos devastadores en los mercados y economías de México, Canadá y Estados Unidos, los tres países miembros del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La volatilidad del peso mexicano, el dólar estadounidense y el dólar canadiense ha aumentado significativamente. Esto ha llevado a una desestabilización en los mercados financieros, afectando la confianza de los inversores y generando incertidumbre económica.
Las inversiones previamente comprometidas en México han comenzado a desvanecerse, con la posibilidad de cancelarse y reubicarse en Estados Unidos. Esto responde a la exigencia de Trump de que las empresas se trasladen a Estados Unidos para evitar los aranceles. La falta de inversión extranjera directa puede llevar a una contracción económica y una disminución en la actividad industrial.
El sector siderúrgico en estados como Coahuila y Nuevo León ha sido particularmente afectado. Los aranceles adicionales sobre productos como el acero y el aluminio podrían elevar los costos de producción, reduciendo la competitividad de estas industrias y afectando su capacidad para exportar.
Se han registrado paros significativos en los cruces de carga fronteriza, con reducciones de hasta un 50% en algunos casos. Además, las flotillas de transporte mexicanas han sido afectadas, lo que ha ralentizado los cruces y la vigilancia aduanal en los 47 puentes internacionales entre México y Estados Unidos. Esto no solo afecta el comercio bilateral, sino que también puede llevar a retrasos en la entrega de mercancías y aumentar los costos logísticos.
La imposición de aranceles ha tensado las relaciones entre Estados Unidos y sus socios del T-MEC. México y Canadá han anunciado medidas de retaliación, lo que podría profundizar la guerra comercial y afectar aún más las economías involucradas.
La contracción económica y la pérdida de empleos en sectores clave podrían aumentar los niveles de desempleo en México. Esto no solo representa un desafío económico, sino también un riesgo para la seguridad nacional, ya que la falta de oportunidades laborales puede llevar a actividades ilegales.
En resumen, los aranceles impuestos por Estados Unidos han iniciado un proceso de desestabilización económica y política en México, Canadá y Estados Unidos. La volatilidad financiera, la disminución de inversiones, el impacto en sectores clave como el siderúrgico, y los problemas en el transporte fronterizo son solo algunos de los efectos observados. Es crucial que los gobiernos involucrados busquen soluciones diplomáticas para mitigar estos impactos y restablecer la confianza en los mercados.