POR CARLOS LOPEZ ARRIAGA
Cd. Victoria, Tam.- Noble edificio de cantera, la Suprema Corte de Justicia se ubica a un costado de Palacio Nacional, sobre Pino Suárez, entre Corregidora y Carranza, esquina sureste del zócalo, de la oficialmente llamada Plaza de la Constitución.
Fue el objetivo designado para la protesta de este domingo cuyo plan y contenidos se replicarían de manera paralela en un centenar de ciudades o al menos esa era la intención.
Atrás quedó la lucha dentro de las cámaras, a favor o en contra de la reforma electoral. El Poder Judicial es hoy el campo de batalla de una iniciativa ya aprobada por diputados y senadores, pero aún susceptible de ser afectada por un fallo que la inhabilite, una vez que aparezca en el diario oficial.
El presidente LÓPEZ OBRADOR tiene en sus manos todavía una carta más. La facultad para retrasar la publicación de dicha reforma hasta el último día, estrechando al mínimo el margen de maniobra que tendría la Corte si quisiera invalidarla.
Fue el propósito central de las concentraciones efectuadas este domingo. Dejar constancia de una inconformidad compartida ante el poder autónomo que tiene entre sus facultades la posibilidad de frenar la reforma. Cabe una pregunta morbosa, acaso larga, retorcida:
¿Qué habría pasado si el escritor GUILLERMO SHERIDAN no revela en su columna de aquel miércoles 21 de diciembre el espinoso tema del plagio atribuido a la ministra YASMÍN ESQUIVEL, escándalo que estalló 13 días antes del relevo en el Poder Judicial, provocando (1) el debilitamiento progresivo de su candidatura a presidir la Suprema Corte, (2) la votación en contra el día 2 de enero y con esta (3) el ascenso de la nueva titular NORMA LUCÍA PIÑA, identificada por su distancia crítica hacia el obradorismo??
Más todavía, ¿qué cariz, configuración, contenidos, habrían debido adquirir las protestas de ahora, con doña YASMÍN en la cúpula del Poder Judicial, sin voluntad alguna de atajar el “Plan B” de LÓPEZ OBRADOR?
Interesante tema para la interpretación de los hechos que nos permite dudar de esas determinantes históricas a las que cierta ortodoxia atribuye un poder desmesurado y de repente pueden ser desactivadas, modificadas, acotadas, por una travesura feliz de carácter meramente individual.
Suena un tanto plejanoviano el asunto (disculpe usted) en atención al célebre hereje ruso GEORGI PLEJANOV, aquel heterodoxo que desde una visión revolucionaria (y luego ya no tanto) se interesó por un tema que dio título a su obra más conocida: “El papel del individuo en la historia” (1898). Ahí la dejamos.
LAS MOVILIZACIONES
La inconformidad manifiesta en las plazas de la República tiene por tema central el presente y futuro del INE, aunque resulte innegable su proyección hacia el proceso del 2024. Ahí estuvieron los que estarán después.
O mejor dicho, ahí se mostró ese adversario de mil caras que antes frenó en las cámaras la reforma eléctrica y el fallido “Plan A” contra el INE. Los mismos (y las mismas) que ya habían manifestado con éxito su disconformidad aquel 13 de noviembre, domingo también.
Todo es electoral (y hasta electorero) no solo porque involucra a la arquitectura orgánica del INE, sino porque (además) estamos metidos de lleno en una carrera sucesoria que el propio AMLO aceleró con su pasarela de aspirantes.
Y aunque el relevo presidencial sea en 2024, en el actual 2023 se define la corcholata ganadora (o el corcholato, vaya usted a saber). Ya se sienten los síntomas del alumbramiento.
¿Qué vimos en calles y plazas esta vez?… Las webcams que transmitieron puntualmente por YouTube no permiten margen de duda.
Citada la protesta para las 11 de la mañana, a las 10:30 el panorama captado desde el Gran Hotel de la Ciudad de México nos mostraba el zócalo a un 80% de su capacidad, pero seguían llegando contingentes.
Ello, mientras otra cámara en la Torre Latinoamericana mostraba un flujo regular de gente avanzando por las avenidas Juárez (que al cruzar Lázaro Cárdenas se convierte en Madero), así como Hidalgo (que después del mismo eje se llama Tacuba) y 5 de Mayo a donde se llega cruzando desde la Alameda, frente a Bellas Artes.
Sin olvidar accesos vecinos como 20 de noviembre, 16 de septiembre y la peatonal de Moneda. A la hora señalada, el gran rectángulo de concreto estaba prácticamente lleno.
FUERZA SIN ROSTRO
Oposición multitudinaria, con la energía y decisión suficientes, pero sin una figura sólida que le otorgue identidad, la acaudille, articule, estructure, vertebre dentro de un programa concreto, capaz de enarbolar los propósitos generales y las metas específicas que le aporten estrategia y “timing”. No la hay.
Y de hecho, esa inconformidad ciudadana rebasó desde hace mucho a los partidos tradicionales (PAN, PRI, PRD). Los empequeñeció en cámaras, gubernaturas, alcaldías, congresos locales y en la calle misma, en la plaza pública.
Quienes tocan hoy los tambores de guerra son voces emergentes de la sociedad civil, gente sin partido. Las burocracias tricolores, blanquiazules y amarillas sobreviven de milagro, aquejadas de raquitismo y al margen del presente caudal humano. Como pálidos compañeros de ruta.
Nomás vea usted los perfiles, ALITO, MARKO, CHUCHO, chiquitos con ganas. Poco se puede esperar de voces así. Cuidan sus estipendios, la vida cómoda, no se quieren despeinar. No van, los llevan.
El contraste con el ascenso histórico de AMLO es evidente. En los tres procesos de 2006, 2012 y 2018 los mexicanos fuimos testigos de una tempestad en crecimiento, con un solo hombre como vórtice del borbollón social que fue cobrando fuerza y consistencia hasta alcanzar la categoría de huracán.
No ocurre así con los adversarios de ahora. Ciertamente, hacen gala de (1) una notable presencia mediática, (2) potente artillería en redes, (3) tenaz periodismo de investigación, (4) voces críticas ilustradas y punzantes, pero (5) no asoman perfiles capaces de darle rostro a la muchedumbre con miras al 2024.
Tampoco se observa una oferta programática de carácter constructivo y propositivo, que vaya más allá del antigobiernismo crudo.
Escribí aquí hace cosa de dos años que si para el arranque del 2023 las oposiciones no lograban amacizar liderazgo firme y plataforma común, la aplanadora de MORENA los podría devastar.
Bueno, ya estamos en eso.
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