El fantasma de la  ‘Carrera Torres’

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EL FANTASMA de la Calle Carrera Torres, es una de las leyendas populares y tenebrosas de Victoria.
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Un día don Teodoro Alonso decidió narrar su experiencia a la opinión pública utilizando para ello las páginas del bisemanario “El Gallito”.

El fantasma de la Calle Carrera Torres, es una de las leyendas populares más tenebrosas y confusas que generaron miedo entre los habitantes de Victoria en los años cuarenta, narrada por el maestro Francisco Ramos Aguirre, investigador del Museo Regional de Historia de Tamaulipas.

Con el derrumbe de viejas casonas de sillar que dieron vida a la Ciudad Victoria antigua, quedaron sin refugio decenas de fantasmas que no tardaron en merodear justamente en la imaginación de nuestros ancestros quienes, durante las noches calurosas de verano, sentados en las mecedoras de palma estilo Luis IV, platicaban con admirable ingenio las historias de acontecimientos fantásticos y de aparecidos que a veces parecían muy reales, despertando el miedo entre los niños y jóvenes quienes corrían despavoridos a sus recamaras sin despedirse de sus abuelos.

La siguiente narración fue muy comentada por los victorenses de los años cuarenta:

En la calle del 21 Carrera Torres, de la Colonia Pedro José Méndez, vivía un pacífico solterón llamado Teodoro Alonso, fotógrafo ambulante que había ganado prestigio popular realizando su trabajo diariamente en la Plaza Hidalgo, donde retrataba tal vez algún turista despistado que se desviaba de la carretera nacional. También hacía trabajos a los jóvenes de la clase 1942, obligados a cumplir con su servicio militar en plena Segunda Guerra Mundial.

Cierto día, cansado de presenciar sucesos sobrenaturales en su hogar, decidió el retratista narrar su experiencia a la opinión pública utilizando para ello, los servicios profesionales de un reportero del bisemanario “El Gallito”, fundado y dirigido por don Lucio Mancha, quien hacía honor a su apellido, pues cotidianamente vivía con huellas de tinta sobre su ropa, que inevitablemente desprendía la destartalada imprenta.

Dijo Teodoro al periodista: “Para aclarar de una vez por todas los chismes del vecindario, afirmó que en pleno día arrojan sobre nosotros infinidad de piedras, algunos muebles de mi casa cambian constantemente de lugar y por la noche a un compañero que se hospeda en mi casa, llamado Fortino Beltrán, mientras dormía cobijado con una frazada, apenas había apagado la luz, se la quitaron tirándola debajo de la cama, recibiendo un fuerte golpe en la espalda por manos desconocidas”.

Con la idea de descifrar el misterio, una noche el periodista y el propietario del inmueble, examinaron detalladamente todos los rincones  sin obtener respuesta o vestigio alguno sobre estos seres extraños.

Los cazafantasmas andaban entretenidos en el traspatio cuando de pronto llegó Fortino Beltrán, y de paso también declaró a la prensa lo acontecido cierta madrugada, al descubrir el espectro chocarrero, asomándose constantemente entre las paredes de sillar, donde también había inscripciones a lápiz, lo que hacía suponer se trataba de una brujería difícil de aclarar, aun por videntes famosas como Rosita Marroquín.

Ante la insistencia de los espectros malignos, casi al finalizar el año, Fortino y Teodoro decidieron abandonar la residencia por temor a un encantamiento que perjudicara su salud.

El caso del fantasma de la Calle Carrera Torres, nunca tuvo una explicación razonable que convenciera a los inquilinos. Mientras tanto los parroquianos de los barrios El Pitayal y Pedro José Méndez, continuaron entretejiendo más y más historias de aparecidos o espantos, relacionados con aquella casa.

Esta narración también forma parte de la segunda edición del libro Leyendas de Tamaulipas, de Francisco Ramos Aguirre.

SABÍAS QUÉ…

Con la idea de descifrar el misterio, una noche el periodista y el propietario del inmueble, examinaron detalladamente todos los rincones  sin obtener respuesta o vestigio alguno sobre estos seres extraños.

 

FRANCISCO RAMOS Aguirre, investigador del Museo Regional de Historia de Tamaulipas.
FRANCISCO RAMOS Aguirre, investigador del Museo Regional de Historia de Tamaulipas.

 

 

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