Voy a los XV de Rubí. . .

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Confieso que me atrapa el humor negro, el chiste que hace el mexicano de sus desgracias, la creatividad que provoca mover los labios con alegría mientras el corazón se desangra de dolor, irá, coraje.

Quizá por ello el odio a los excesos contra los más débiles, contra quienes no tienen capacidad de defenderse ni siquiera con una mentada de madre, eso da coraje al grado de que me provocaba asco la campaña de memes, burlas y parodias, de hombres y actores poderosos, contra los padres y una jovencita que invitaban a su fiesta de quince años en La Joya, San Luis Potosí.

Por fortuna el tiempo y el pueblo son sabios y colocan a cada quien en su lugar, hoy Rubí, así se llama la quinceañera, es la muchacha más feliz y famosa de México, de aquellos cuatro grupos de música que contrató su papá para la fiesta a desarrollarse el 26 de diciembre, han pasado a muchos más, algunos de talla internacional y que ya los quisiera el presidente para la fiesta de su hija.

La invitación a los XV de Rubí es el video más visto en México, todo mundo habla del mismo, y hasta medios de comunicación en España e Inglaterra le han dado cobertura, hablan de un millón de personas que han confirmado asistir a la fiesta tan solo en el facebook y más de tres millones de reproducciones en otras redes.

El evento ha ocupado espacios que ni siquiera Luis Miguel, su artista preferido o el que usted este imaginando en este momento, lo ha hecho.

Hoy Rubí es más conocida que cualquier político del país, más famosa que cualquier artista, tanto que empresas dedicadas a la comida, bebida, turismo, moda, medios de comunicación, entre muchas otras, le ofrecen patrocinios o pagan o cooperan lo que sea necesario para que les den oportunidad de transmitir o estar en la fiesta.

Es seguro que el pueblo donde ellos viven no tendrá capacidad para recibir a todos los que quieran estar en la fiesta, tampoco habrá comida o donde dormir para quienes estén dispuestos a una aventura de ese tamaño pero lo que da gusto es que todos aquellos que empezaron a burlarse, incluso en noticieros de televisoras nacionales, hoy se tienen que tragar sus palabras por el alcance que ha tenido el evento, por la protección que el pueblo ha dado a su nueva lady.

Tiene razón, los XV de Rubí son todo un fenómeno social que es necesario investigarlo, definir en qué punto y por qué el pueblo decidió cobijar a uno de los suyos de las burlas, de la mofa.

Por supuesto que dicho evento igual nos puede servir para enterarnos que el poder sigue siendo de la calle, del pueblo, de la gente pero que se puede encausar a cosas buenas, positivas, pasar de la burla y la tragedia a situaciones como la que hoy vemos.

También, y sin quererlo, el video donde el papá de Rubí invita a la quinceañera de su hija, descubrió que el mexicano le tiene un terrible miedo a lo que no conoce, que le espanta como se puede hacer una fiesta tan grande en un sitio que presumen pobre aunque no lo conocen y que ni siquiera hemos sido capaces de ponernos a estudiar nuestras tradiciones al grado de pensar que “la chiva” de 10 mil pesos era un animalito de cuatro patas o algo peor.

Obvio, los políticos se pueden aplicar, tienen tiempo suficiente para revisar el fenómeno, para aprender que siguen en las manos del pueblo y que tarde o temprano éste los pondrá en su lugar de no hacer las cosas con seriedad, de no estudiar nuestras costumbres.

Por lo demás, bastante positivo que luego de muchos, pero muchos años, hoy se hable en medios internacionales de México en plena fiesta y no por sus muertos, grandes matazones o desgracias, se habla pero en sentido positivo, para anunciar una quinceañera qué, de tener la aceptación que lleva en las redes sociales, tendrá por lo menos el millón de participantes en la misma y será la más grande de todo el mundo.

Yo voy a los XV de Rubí, moralmente ya estoy allá, en la Joya, San Luis Potosí donde por fin México lanzó una noticia al mundo que los torpes quisieron hacer burla pero que la razón y nuestro pueblo la han arropado hasta obligar a los poderosos a buscar espacios con algo que poco les gusta hacer, aportando dinero, pidiendo permisos, postrándose y negociando para convertirse en los patrocinadores de una niña que hasta hace unos 9 días pocos hacían en el mundo.

 

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