A partir de la administración de Andrés Manuel López Obrador, se partió de un nuevo paradigma en relación con la política energética mexicana.
Desde las múltiples campañas políticas de AMLO, se dio un discurso con la narrativa ‘seudo nacionalista’ versus las calificadas como ‘políticas neoliberales’ de las últimas cinco administraciones priistas y panistas, desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto.
Más radicalmente, contra la última de las grandes reformas del sexenio pasado, donde fue abierta la posibilidad de contar con la amplia cobertura de empresas nacionales y extranjeras, tanto en exploración, extracción, refinación y comercialización de petróleo, gasolinas y energía eléctrica.
Este paradigma se enfrenta en un claro conflicto de intereses, es obvio que cualquiera acepta el romanticismo de que cada país detente una soberanía y autosuficiencia energética.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, es claro que pocos países pueden lograr ese proyecto independiente y nacionalizador, más cuando las reservas se tornan insuficientes y las tecnologías y los recursos financieros son rezagados.
Por ello, entendemos los planes de la 4T por querer regresar al pasado de la década de los 70 del siglo XX, donde imperaba el monopolio estatal petrolero de Pemex y eléctrico de la CFE y Luz y Fuerza del Centro.
Solo que hoy por hoy, las instalaciones e infraestructura energética de dichas compañías, se encuentran en absoluto retraso tecnológico y Financiero, adicionalmente que en el caso de la energía eléctrica, las tecnologías sucias de la CFE son la constante basado que producen con insumos del carbón y del combustóleo. Ambos prohibidos y rechazados por las políticas ambientalistas de la ONU. Lo mismo sucede con las plantas nucleares como la de Laguna Verde.
Por el lado de las inversiones privadas, actualmente están muy avanzadas las dedicadas a la producción de energías limpias eólica y solar, donde se han desarrollado por más de 15 años grandes inversiones extranjeras.
Lo mismo sucede con los avances de las propuestas de las Rondas 1, 2 y 3 de la Reforma Energética.
Esto ha permitido que se presenten inconformidades y reclamos internacionales, que amenazan incluso la propia viabilidad del T-MEC, así como las futuras inversiones extranjeras que dudan en seguir apostando por México.
INICIATIVA ELÉCTRICA PREFERENTE:
Esto viene a cuento, cuando este 1° de febrero se presenta una ‘Iniciativa Preferente’ del ejecutivo para cambiar las reglas del juego de la actual política energética heredada del sexenio pasado.
Particularmente hoy lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió su primera iniciativa preferente al Congreso sobre la Industria Eléctrica. Por ser preferente, los legisladores deberán analizarla en 30 días.
El Congreso de la Unión abrió los trabajos del último periodo ordinario de sesiones de la 64 Legislatura con una sesión a distancia.
Derivado de esta iniciativa preferente al Congreso de la Unión, se pretende reformar la actual Ley de la Industria Eléctrica, con la que se busca fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Para ello se modifican los mecanismos de mercado establecidos en la reforma eléctrica de 2013 y se le da a la empresa paraestatal prioridad frente a los productores privados de electricidad, incluyendo los de energías eólica y solar, las más baratas.
“Es urgente profundizar los cambios ya iniciados en materia eléctrica, a fin de fortalecer a la empresa productiva del Estado, CFE, para beneficio de interés nacional”, señala el presidente en la exposición de motivos.
En la iniciativa enviada, el presidente explica que la Nueva Política Energética demanda ajustes a la Ley de la Industria Eléctrica para lo cual se propone modificar el mecanismo de despacho de las centrales eléctricas para quedar en esta prioridad :
1) Energía producida por las hidroeléctricas: las hidroeléctricas serán despachadas en primer término, de acuerdo a los volúmenes de agua definidos por el Comité Técnico de Operaciones Hidráulicas.
2) Energía generada en otras plantas de la CFE: en segundo término, se despacharán las centrales eléctricas de CFE tales como la nuclear, las geotérmicas, los ciclos combinados y las termoeléctricas.
3) Energía eólica o solar de particulares: en tercer término, se despacharán las centrales eléctricas eólicas y solares de particulares.
4) Ciclos combinados de empresas privadas: en cuarto término, se despacharán las centrales eléctricas de ciclos combinados propiedad de particulares y el resto de los generadores de otras tecnologías.
RECLAMO DE ESTADOS UNIDOS:
Las acciones recientes llevadas a cabo por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador en materia de regulación energética ha abierto un nuevo frente de desacuerdo internacional con Estados Unidos.
El gobierno saliente del presidente Donald Trump envió una misiva a tres representantes del gobierno mexicano –los secretarios Marcelo Ebrard, Rocío Nahle y Tatiana Clouthier– en la que expresan su preocupación por las posturas de la administración obradorista en el sector energético y las últimas acciones en materia de regulación, ambas encaminadas al fortalecimiento de las dos empresas estatales de energía.
COLOFÓN: Por lo aquí expuesto, se anticipa otro capítulo escabroso más de los grandes cambios que se pretenden impulsar en este modelo político llamada ‘Cuarta Transformación’.
Seguramente se verán grandes debates y encuentros y desencuentros con los grupos empresariales nacionales y extranjeros, así como con los gobiernos sedes de las empresas citadas.
