Agencias.- Aunque los datos sean un poco difíciles de recabar, puesto que el patrón ha cambiado constantemente y variantes como la edad, el exceso de muertes y el tamaño de la población, la Universidad de Oxford logró reunir la información pertinente para su artículo, publicado en el International Journal of Epidemiology.
En el estudio, de los 29 países analizados, 27 redujeron sus esperanzas de vida de 2019 a 2020. Fue en Estados Unidos y Lituana donde se experimentaron las mayores pérdidas.
“Para los países de Europa occidental, la última vez que se observaron disminuciones de magnitud tan grande en la esperanza de vida al nacer en un solo año fue durante la Segunda Guerra Mundial”, comentó el Dr. José Manuel Aburto, y agrega que los países con bajas tardaron alrededor de 5,6 años en lograr un aumento de, al menos, un año en la esperanza de vida, pero, el progreso se perdió a lo largo de 2020 a causa de la pandemia por COVID-19.
Esto afectó mayormente a los hombres, pues fue una caída de un año completo en al menos 11 países, 8 entre las mujeres.
Las reducciones son atribuidas a las muertes oficiales por COVID-19.
La Dra. Ridhi Kashyap dice que el factor de la edad fue significativo en Estados Unidos y Europa, pues “las grandes disminuciones en la esperanza de vida observadas en los Estados Unidos pueden explicarse por el notable aumento de la mortalidad en edades laborales, observado en 2020”.
“En Estados Unidos, los aumentos de la mortalidad en los menores de 60 años contribuyó en gran parte a la disminución de la esperanza de vida, mientras que, en la mayor parte de Europa, los aumentos de la mortalidad por encima de los 60 años contribuyeron de manera más significativa”, indica.
En Oxford concluyen que la pandemia por COVID-19 provocó un aumento impresionante de la mortalidad en 2020; las mujeres de 15 países y los hombres de 10 terminaron con una esperanza de vida al nacer más baja en el año 2020 que en el 2015, donde también impactó otra temporada de gripe.
Aunque existen diversos factores que pueden analizarse en cuanto a la decaída de la esperanza de vida en los últimos años, sugieren que el impacto del COVID-19 en la salud de la población pueden ser aún más duraderas.