Juntos, pero no revueltos

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-Alianza partidista no es una garantía de alianza gubernamental
-Partidos “rémoras” solo buscan mantener su registro
-Sigue el “fuego amigo y enemigo” contra el precandidato de Morena

DESDE la perspectiva de que una alianza electoral no necesariamente garantiza una alianza gubernamental, será por demás interesante conocer el destino final de “Vamos por México” y “Juntos Hacemos Historia” durante la competencia eleccionaria que cita a las urnas el domingo 5 de junio.

En efecto, el relevo del Poder Ejecutivo en Tamaulipas, Quintana Roo, Aguascalientes, Hidalgo, Oaxaca y Durango, ha dado paso a las alianzas partidistas. En algunos de los casos los “partidos rémoras” se conforman con la continuidad del registro para seguir pegados a la ubre del Instituto Nacional Electoral, aunque, en otros, las dirigencias pretenden compartir el poder estatal.

Como es natural y lógico, el partido más fuerte de la alianza es quien selecciona el candidato, quien, llegado el momento de gobernar, decidirá si comparte o no el poder constitucional a la hora de la asignación de secretarías y direcciones generales, por citar un par de ejemplos.

Justo ahí es donde se conocerá el objetivo final de los partidos minoritarios: los que compiten únicamente por la sobrevivencia y continuidad de las prerrogativas y aquellos que se consideran con suficiente impacto entre el electorado como para solicitar una mayor tajada del pastel político-gubernamental.

En Tamaulipas, por ejemplo, la alianza PAN-PRI-PRD, el PAN, muy seguramente entregará migajas al partido tricolor y al del sol azteca, ante el escaso porcentaje de votantes que aportarán durante la jornada comicial dominical. El PRD prácticamente no existe en la esquina noreste del país, y el PRI es un instituto político muy mermado y ya en vías de extinción.

En la esquina contraria, la terna Morena-PT-PVEM cerrarán filas durante la campaña electoral, pero en eventual triunfo guinda poco, muy poco o nada, será el poder que comparta con el Partido del Trabajo y con el Partido Verde Ecologista de México.

Así como el seguro candidato panista CÉSAR AUGUSTO VERÁSTEGUI OSTOS en caso que el voto popular le favorezca no compartiría las mieles de la victoria con tricolores y orinegros, de igual manera el abanderado morenista AMÉRICO VILLARREAL ANAYA no cederá cotos de poder a los pocos que representan al Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México.

En ambos casos, los “partidos rémoras” habrán de darse por bien servidos con el mínimo porcentaje de la votación que les permitirá a sus respectivos dirigentes seguir disfrutando de la “pluralidad ideológica” a la mexicana.

Lo dicho, las alianzas partidistas electorales no garantizan una alianza gubernamental que permita el reparto del poder, pues quienes llegan al pináculo de la cima comulgan con eso que dice “el poder no se comparte, se ejerce”.

En remota pero eventual victoria política de VERÁSTEGUI OSTOS, el gabinete panista estaría dominado por los integrantes del círculo más cercano del gobernador FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA. Quien se dejó “apapachar” por la asociación civil Todos por Tamaulipas sería el títere cabecista de la continuidad de los vientos del cambio.

En cambio, el senador VILLARREAL ANAYA quien se perfila como el protagonista de la segunda alternancia política en Tamaulipas, seguramente atenderá recomendaciones con origen en el Comité Ejecutivo Nacional de Morena y, por supuesto, de aquellas que emanen del Palacio Nacional.

Por cierto, el ex representante tamaulipeco en la Cámara Alta de Congreso de la Unión sigue enfrentando “fuego amigo y enemigo” derivado de su designación como precandidato único del Movimiento de Regeneración Nacional al gobierno del estado de Tamaulipas.

Dizque gobernará en favor del Partido Revolucionario Institucional y que continuará la línea política albiceleste en atención a instrucciones precisas del ex gobernador EGIDIO TORRE CANTÚ y del Jefe del Ejecutivo Estatal, FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA, es lo mínimo que le endilgan al seguro candidato de Morena.

No obstante, dígase lo que se diga, la realidad es que el médico cardiólogo de profesión goza de toda la confianza del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, y sabe, bien que sabe, de la poca cordialidad entre el tlatoani mexicano y el mandatario cuerudo, con todo lo que ello implica.

DESDE EL BALCÓN:
I.-Por supuesto que el “alto riesgo de fuga” es un débil argumento jurídico que utilizó el juez federal GANTHER ALEJANDRO VILLAR CEBALLOS, para ratificar la prisión preventiva a la ex secretaria de Desarrollo Social en el pasado sexenio, ROSARIO ROBLES BERLANGA.
El “verdugo de la 4T” en la venganza por el caso del “señor de las ligas”, por quinta vez, impidió que la ex funcionaria del régimen peñista enfrente el proceso en libertad.
Ni hablar.

Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx